LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

sábado, 25 de enero de 2020

LAS MOSCAS BLANCAS DE LA POLÍTICA ARGENTINA


Por alguna extraña razón que desconocemos, el socialismo se autoatribuyó hace décadas la condición de impoluto en la política argentina, y siguen pensando que eso es una ley inmutable que todos debemos respetar, y que los pone a salvo de cualquier crítica que les pudiera tocar. Siempre dieron por sentado -y no admiten discusión al respecto- que eso de que "el que se mete en política, tira su honra a los perros", con ellos no corre.

Ojo: no son pocos los nuestros que implícitamente piensan lo mismo, y los tratan con guante de seda, no sea cosa que los tipos se enojen y vaya uno a saber que pasa. 

Solo por mencionar hechos de la historia reciente, recordemos el enojo con el "Cuervo" Larroque cuando habló de "narcosocialismo" en el Congreso tras el escándalo Tognoli, en los tiempos en los que el socalismo y sus lenguareces periodísticos decían que el ex jefe de policía era un preso político, y su encarcelamiento era parte de una maniobra del kirchnerismo para desestabilizar al gobierno de Bonfatti, e intervenir la provincia. Hoy se olvidaron, pero por entonces hacían un abrazo por semana a la Casa de Gobierno para evitarlo, y amenazaban con resistir.

Estas reflexiones vienen a propósito de esta nota de El Litoral en la que el diputado nacional Enrique Estévez, junto con el ex Ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro (de la UCR lifschista) se muestran ofendidos por las declaraciones de Marcelo Saín que vincula a los gobiernos del Frente Progresista con el crimen organizado (en especial las bandas narcos), que creció de modo exponencial en Santa Fe mientras fueron gobierno.

Aprovechan de paso para meter cuña en el gobierno provincial, eligiéndole a Perotti los ministros con los que quieren hablar, y se ofenden como si fueran blancas palomas de la paz, agredidas unilateralmente; y como si hace apenas un mes no le hubieran rechazado al gobernador, sobre tablas y sin siquiera tratarla en comisiones, una ley de emergencia que abarcaba, entre otros aspectos, la seguridad. El propio Pullaro le bajó el pulgar, sin ponerse colorado, a la ley que intentaba resolver los estropicios de su gestión como ministro.

Ahora, semanas después, fue la propia realidad la que los dejó en off side y les sería muy difícil volver a rechazar un proyecto en esa línea, e incluso en materia económica: el propio Estévez votó en el Congreso la ley de emergencia nacional, y a menos que sigan pretendiendo que Santa Fe es una isla fuera del contexto general del país (como pretendieron por años, y la realidad desmintió rotundamente, van a tener que hacer piruetas dialécticas para explicar por qué no votarían acá algo similar. Ojo, pueden hacerlo, son expertos en el tema, démosle crédito.

Esta misma semana, por las redes sociales, reapareció el boca floja Galassi (ex ministro y ex diputado) a plantear que no le votaran la ley de emergencia a Perotti, porque era "darle superpoderes económicos a un gobernador que carga con el antecedente de haber malvendido el Banco Provincial". Más allá de que sigan detenidos en las chicanas de campaña, habría que recordarle a Galassi que, aunque quisiera, Perotti no podría privatizar nada y menos el banco, porque ya lo privatizaron ellos, de nuevo al Grupo Eskenazy, y por todo el mandato del actual gobernador.

Sin embargo, su exabrupto es demostrativo de al menos dos cuestiones: 1) están flojitos de argumentos para discutir lo que hay que discutir acá y ahora, que tiene que ver con las condiciones en las que dejaron la provincia cuando terminaron el gobierno, y 2) siguen pensando que pueden tirar cascotazos, sin recibir ninguno de vuelta. Si les gusta el durazno, se tienen que aguantar la pelusa, muchachos. Eso, sin contar que la ley propuesta no plantea "superpoderes" para privatizar nada, ni antes, ni ahora.

Dejando de lado los problemas de piel sensible del socialismo (que se solucionan con Nivea), y sus pretensiones de quedar siempre exentos de la crítica, la solución es muy sencilla: si Saín miente o exagera en cuanto a sus vínculos con la policía corrupta y por carácter transitivo, contra el crimen organizado amparado por ésta, votan la ley que le permitiría al gobernador y su ministro de Seguridad avanzar en la depuración de la fuerza, y listo.

Porque si no lo hacen, cualquiera sea la excusa que busquen (por ejemplo, estar ofendidos por un presunto destrato de Saín), no harán más que demostrar que el Ministro de Seguridad de Perotti tiene razón. Tuits relacionados:

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