LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

domingo, 19 de enero de 2020

SUPONGAMOS


Supongamos por un momento que todo lo que cuenta acà Roberto Navarro sobre la reunión del presidente y las petroleras es verdad, dado que no hay aun anuncios oficiales al respecto. Tomando lo que dice la nota como bueno, es bastante ilustrativo del contexto en el que el gobierno debe moverse, los jugadores con  los que tiene que interactuar, como se mueven, los desafíos que se le presentan, y las respuestas que da, y las que faltan.

Recordemos que hace muy poco el propio Alberto Fernández tuvo que intervenir ante el presidente de YPF Guillermo Nielsen (presente en la reunión de esta semana) para que frenara un aumento de combustibles que ya había gatillado, porque -posiblemente esto muchos no lo sepan- hay una línea gerencial en la empresa que viene del macrismo, y sigue actuando con la lógica de los precios dolarizados de la energía, y la desregulación completa del mercado de los combustibles que dispuso Macri. Luego de eso vino la reunión, que cuenta Navarro, en la que se discutieron distintas cuestiones.

Las petroleras pidieron un precio mínimo asegurado (algo así como el "barril criollo"), un sendero de precios que les resguarde su rentabilidad (o sea, un cronograma de aumentos) y disponer de los dólares que consigan de ganancia. El gobierno les dijo que les darán lo que piden solo para la producción incremental: la que supere lo que están produciendo hoy. Es decir, lo que se está produciendo actualmente mantiene las condiciones y lo que aumenten tendrá condiciones más beneficiosas.

Para que se entienda: cuando los cultores del mercado libre y la libre iniciativa privada (y vaya si las petroleras lo son) piden "reglas de juego claras", están pidiendo la chancha, los 20 y la máquina de hacer chorizos, tanta libertad como sea posible, y tantas regulaciones públicas favorables a sus intereses, como sea necesario. En ese escenario, la decisión del gobierno de ponerles la zanahoria del incremento de la producción por delante para obtener beneficios adicionales, y dárselos en la medida que acrediten efectivamente esa mayor producción, es la correcta.

Sin embargo, sigues sin discutirse los costos reales de producción de las petroleras en el país, dato imprescindible para sentarse a negociar, dado que del otro lado de la mesa se habla de los riesgos para la rentabilidad, pero vinculándolos exclusivamente a los precios de los combustibles en el país.   

Las petroleras piden además que si el precio internacional cae por debajo de los 50 dólares, se les asegure ese piso: ahí no hay riesgo empresario que valga, piden intervención estatal pura y dura y precio sostén. Cualquier parecido con la Mesa de Enlace y el precio del trigo o el maíz, en otros tiempos, es pura casualidad..

En la negociación con el gobierno surgió la idea de un fondo anticíclico, conformado con el producido de las retenciones móviles (sí, como las de la 125, ya se aplicaron en tiempos de Kirchner) a las exportaciones de crudo a cobrarse si el precio internacional se mueve entre 50 y 75 dólares el barril, pudiendo llegar al 8 % la alícuota como lo contempla la ley de emergencia sancionada hace poco por el Congreso. A partir de los 75 dólares por barril la retención se mantiene en ese techo del ocho por ciento; y los ingresos por retenciones irían al fondo anticíclico para subsidiar a las petroleras cuando los precios caigan por debajo de 50 dólares.

Otra vez: cobrarles retenciones a las exportaciones de petróleo es una muy buena medida, que capta fiscalmente rentas extraordinarias y permite además desacoplar los precios internacionales del petróleo, de los que rijan en el mercado interno e impactan en el precio de los combustibles y en la inflación. Lo del fondo anticíclico, en cambio (una idea que surgió sin dudas del propio sector) le privaría al Estado de recursos genuinos ahora, que deberá buscar en otros sectores de la economía, porque no puede financiarse con deuda; y por el contrario tiene que pagarla. 

Tampoco parece muy feliz la idea de sostener la alícuota del 8 % cuando el precio internacional del barril de petróleo supere los 75 pesos, porque en términos económicos (es decir, buscando con esa retención el desacople de los precios internos de los internacionales) sería lo mismo que la retención fija en 4 pesos por dólar que impuso el macrismo a las exportaciones agropecuarias, y que este gobierno modificó apenas asumió. 

Las compañías petroleras también piden asegurarse que podrán disponer de los dólares para solventar sus gastos e inversiones, a lo que el Gobierno les propuso realizar un fideicomiso en el exterior para ese fin; y el resto de los dólares los tendrán que liquidar en el país, en el mercado oficial de cambios, en un periodo que se está negociando entre seis meses y un año. Parece una solución transaccional entre los deseos de máxima de una y otra parte, que el Estado adoptaría para asegurarse que los dólares que no ingresen al país las petroleras no se fuguen sino ayuden a sostener las inversiones necesarias para incrementar la producción.

Recordemos que la importancia de incrementar la producción de petróleo y sus derivados (para lo cual es necesario cierto nivel de estímulos a las petroleras) radica en que así se aporta no solo a la necesidades de energía y combustibles de la infraestructura económica, sino a superar la restricción externa (escasez de dólares) por dos vías: la disminución del peso de las importaciones de combustibles en la balanza de pagos, y los ingresos de divisas vías las exportaciones del sector. En éste último caso, eximir por completo a las petroleras de la obligaciones de liquidar las divisas en el país, carecería por completo de sentido.

Finalmente y siempre según Navarro, las petroleras habrían pedido también pagar menos del 35 (alícuota máxima) por ciento de impuesto a las ganancias, y el presidente les respondió que eso era imposible, lo cual habla muy bien de él: es absurdo que se le rebaje la carga impositiva a uno de los sectores que más ganaron durante los años macristas. Aunque si nos preguntaran a nosotros, y precisamente por eso, habría que disponer un impuesto extraordinario (o una alícuota adicional de Ganancias) por encima del 35 %, justamente para esos sectores.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los fanáticos de este lado siempre encontrarán la excusa para responder por los mimos a estos empresarios, y sobre ese fondo anticiclico y esas retenciones de juguete, sabelo que la plata saldrá de lo que EL ESTADO AHORRARA CON LOS JUBILADOS

La Corriente Kirchnerista de Santa Fe dijo...

¿Y vos de que lado sos fanático?