La segunda ola ya está aquí, entre nosotros. Y no precisamente es una fiesta. Los contagios crecen rápidamente, sin que hasta acá se conozcan medidas efectivas y concretas para tratar de contenerlos.
Incluso pareciera que entramos en la fase "Hagamos algo que parezca que estamos haciendo algo cuando en realidad no hacemos nada"; en la que aparecen ideas como sostener el turismo en todo el país por Semana Santa, suponiendo -o queriendo que creamos- que los contagios se van a frenar mandando a los empleados públicos a hacer teletrabajo, los tres días previos al fin de semana largo.
Y estaba a punto de volver la comedia de enredos de las reuniones con Kicillof y Larreta que el año pasado terminó aburriendo a la platea, cuando nos enteramos que el presidente se contagió, aun estando vacunado. Flaco favor le hace el hecho a las campañas de concientización a la población para vacunarse, y le dejó regalado el criminal titular de ayer a Clarín; poniendo en duda -una vez más- la eficacia de las vacunas, en especial la rusa.
El gobierno podría aprovechar la oportunidad para lanzar una campaña más rigurosa de concientización, disuadiendo la idea -errónea- de que estar vacuna equivale a tener la plena seguridad de que uno no se contagiará. Poco ayuda a esos fines que el propio presidente descuide las prevenciones -como se puede ver en el video de apertura en el juramento de Soria-, como si efectivamente pensara eso: la acción pública de los que gobiernan es, también, una herramienta de comunicación.
En ese aspecto, no vale escudarse en que los medios dominantes critican, porque siempre lo harán: si se traen vacunas, se se traen unas y no otras, si no se traen o demoran, si se vacuna a Juan antes que a Pedro, si no se toman medidas restrictivas, y si se las toma, también. Y nada indica que eso vaya a cambiar en lo inmediato, porque es la principal estrategia de los medios y la oposición, para esmerilar al gobierno y limarle al FDT "voto blando" de cara a las elecciones.
Con el "método Vicentín" (es decir, reculando ante la primera puteada de los que nos van a putear siempre) no vamos a ir muy lejos, y de hecho es ese método el que hoy le ata las manos al gobierno para tomar medidas más drásticas para restringir la circulación, y en consecuencia los contagios. Por el "método Vicentín" pasamos de suspender las clases presenciales, a lanzarlas de apuro y decir -contra toda evidencia de la franja etárea que más crece en los últimos días- que no contagian.
El contexto que coexiste con la pandemia es por todos conocido: la economía empieza a repuntar tras el macrismo y la pandemia -sin que aun se note en una mejora de los indicadores sociales o en la distribución del ingreso, pero sí en los niveles de actividad-, y estamos en un año electoral. Pero ya se dijo hasta el cansancio que la dicotomía salud o economía es falsa: sin salud, y con un alto porcentaje de la población contagiada y en aislamiento, más temprano que tarde no hay salud, y tampoco economía que funcionen. Y lo que pase en las elecciones, depende de eso.
El affaire Ginés le dio un golpe durísimo a la credibilidad del plan de vacunación, del que el gobierno se repuso acelerando la velocidad en la llegada de más vacunas, y del despliegue para vacunar a más gente. El COVID positivo del presidente impacta de lleno en ese plano, en sentido negativo: habrá que volver a remarla otra vez, en un contexto difícil.
Contexto en el cual la dificultad mayor (incluso que la aceleración de los contagios) es la escasa voluntad que se advierte de tomar medidas complementarias a la vacunación, para contener la nueva ola del virus. Por el contrario, todos parecen más preocupados por salvar su quinta, negando contagios: las clases presenciales no contagian, el turismo no contagia, los deportes no contagian, el uso intensivo del transporte público tampoco.
Pasamos del negacionismo del virus y el terraplanismo antivacunas, al negacionismo de los factores obvios y evidentes de contagio. No parece ser el mejor modo de enfrentar una aceleración de la crisis sanitaria que ya está entre nosotros, cuyas consecuencias negativas -se sabe- serán íntegramente facturadas a la cuenta del gobierno. Tuits relacionados:
Basta ver el acto de asunción de Soria para darse cuenta como se cuidaba el presidente. Un pelotudo atómico.
— La Corriente K (@lacorrientek) April 3, 2021
Tuviste que rajar un ministro de Salud en medio de una pandemia porque vacunaba por izquierda, y no te podés poner un barbijo ni mantener la distancia en reuniones al pedo, contagiándote y contribuyendo a que vuelvan a dudar de la eficacia de las vacunas. Hay que ser pelotudo.
— La Corriente K (@lacorrientek) April 3, 2021
Alcentro covideado. Si no eso no toman conciencia de la necesidad de tomar medidas para prevenir los contagios....
— La Corriente K (@lacorrientek) April 3, 2021
6 comentarios:
Casi casi diría que el gobierno lo "asesora" Juntos por el Contagio
"...-sin que aun se note en una mejora... (espacio de misericordia) pero sí en los niveles de actividad..."
¿Los brotes verdes??
Che, Gorila Gorila, todo bien, pero a veces rompés un poquito las pelotas, eh.
Avísame qué se puede decir.
Y si no "cancelame".
Todo bien eh!
Es que a 6 meses de las elecciones ya está todo perdido. El gobierno apuesta a qué siguen siendo el mal menor (para el votante oficialista).
Y la ley de alquileres al final salió para el culo, con precios anualizados que son imposibles de amortizar antes del nuevo aumento, y ahora por 3 años.
Ni hablar del aumento de clarín que todavía no retrotraen ni reintegran.
Y como no tenemos opciones, podemos decir que se fue todo al carajo. Nunca pagaron el aporte solidario pero seguimos pagando el impuesto inflacionario.
Que se vaya a cagar Cristina y máximo, los pibes tienen hambre.
Nadie te dice lo que podés decir. Tampoco nos digás vos que hacer.
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