LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

martes, 20 de abril de 2021

LO QUE ESTÁ EN JUEGO ES EL PODER

 


El ¿periodista? Diego Cabot señaló en su cuenta de Twitter que la "rebelión de los papis" contra la suspensión de las clases presenciales en el AMBA  era "la 125 educativa", y en un punto tiene razón: la anima exactamente el mismo espíritu sedicioso de la asonada agrogarca del 2008, certeramente calificada por Carta Abierta como "destituyente"; pues su propósito excedía largamente lograr evitar pagar retenciones móviles a los principales cultivos exportables del campo privilegiado.

Si bien el telón de fondo era entonces la disputa por la renta agraria diferencial o extraordinaria (algo que no era nuevo en el país, pues ya se planteó con el primer peronismo), en rigor los "dueños del país" cuestionaban al gobierno de éste. elegido en primera vuelta por una amplísima mayoría electoral apenas unos meses antes.

La protesta actual -focalizada en éste momento en ciertos sectores de clase media de la CABA y el norte del conurbano- guarda similitud con aquellos cortes de ruta, en la intención final: nadie en su sano juicio puede suponer que a cierta gente, que vota ciertas propuestas políticas cada vez que vota, le importen un bledo la educación, el futuro de los chicos o las clases presenciales. Estamos hablando de otra cosa, que tampoco es el particular modo de dirimir la interna opositora, o de posicionarse mejor de cara a las elecciones.

Nadie que aspire a revalidar su legitimidad política en las urnas tensiona las instituciones al límite -e incluso más allá- del conflicto de poderes y el quebrantamiento de la Constitución, ni llama abiertamente a la sociedad civil a desobedecer los mandatos legales de las autoridades legítimas, tal como han hecho Macri o Patricia Bullrich: están jugando a otra cosa hace rato, con cosas que no tienen repuesto. Y en la misma está Larreta -el supuesto referente de una supuesta "línea blanda"- apelando a los jueces de su servilleta, para transformar la autonomía porteña en un intento virtual de sedición secesionista, o propiciar un golpe judicial.

Bien haría el gobierno nacional en comprender cabalmente la magnitud del desafío que se le plantea, que está en relación directa con sus contradicciones, idas y vueltas, y que ha puesto en crisis un modo de construcción política y de conducción de la gestión del "Frente de Todos": el modelo hegemonizado políticamente -en el proceso de la toma de decisiones- por el PJ Capital y el massismo, dos sectores acostumbrados desde hace años a pactar con la derecha del PRO, haciéndole concesiones. 

En ese sentido, la "rebelión educativa" de la CABA y algunos distritos del conurbano responde al mismo concepto de la negativa del Grupo Clarín a retrotraer los precios de sus servicios de internet o cable: desconocer la autoridad del gobierno que los argentinos eligieron mayoritariamente en las urnas, porque no es el que ellos apoyaron. Y lo hacen porque ese mismo gobierno ha dicho que no piensa insistir con la ley de medios, les sigue dando pauta oficial, y ni siquiera amagó con revisar la fusión entre Cablevisión y Telecom: para ellos, todo gesto "amistoso" es una propuesta de rendición incondicional.  

Pero volvamos a la cuestión de la educación y las clases presenciales, usada como excusa por los sediciosos: durante casi todo el año pasado se suspendieron las clases presenciales, y la medida fue renovada una y otra vez por sendos DNUS presidenciales, nunca objetados legalmente por el macrismo ni, en general, por la oposición allí donde gobierna. Sin embargo, esa misma oposición se dedicó -con la ayuda habitual de los grandes medios- a instalar la idea de que era imperativo retornar a ellas, porque de lo contrario el perjuicio ocasionado a los alumnos en su formación sería irreparable; empresa en la que tuvo amplio éxito, porque el gobierno nacional terminó cediendo en toda la línea al planteo, aun cuando la situación epidemiológica lo hacía desaconsejable.

El 7 de abril, cuando Alberto Fernández anunció las restricciones que regirían para todo el país a partir del 9 del mismo mes y quedarían plasmadas en el DNU 235, se registraron en el país 22039 casos positivos de COVID, de los cuáles 2480 (el 11,25 % del total nacional) se registraron en la CABA. Pese a abundar en sus considerandos en cuáles son los factores de transmisión y propagación del virus, el DNU no mencionaba entre ellos a las clases presenciales, y por el contrario en su artículo 10 las ratificó enfáticamente, en todo el país.

"Se mantendrán", decía la norma (aún lo dice); que además exceptuó de la prohibición del uso del servicio público de transporte de pasajeros urbano, interurbano e interjurisdiccional, al personal directivo, docente y no docente y los alumnos y las alumnas -y su acompañante en su caso-, que asistan a clases presenciales y a actividades educativas no escolares presenciales.

Solo una semana después, el mismo presidente anunciaba la suspensión de las clases presenciales que se dispondría en el AMBA hasta el 30 de abril, y se concretaría mediante el DNU 241 del día siguiente. Esta norma mantuvo exactamente igual el artículo 10 del DNU 235 (o sea, el que refiere a las clases presenciales); agregando simplemente el párrafo de la suspensión en el AMBA. Mantuvo incluso la excepción para el uso del transporte público, pese a que en sus considerandos dice que: "...desde el inicio de las actividades escolares presenciales el uso de transporte público de pasajeros y pasajeras en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se incrementó en un veinticinco por ciento (25 %), según datos aportados por el Ministerio de Transporte de la Nación." 

Y dice más el segundo DNU firmado por Alberto: "Que el grupo de personas de seis (6) a diecisiete (17) años, entre las semanas uno (1) a cuatro (4) del año representaba el cinco coma tres por ciento (5,3 %) del total de casos confirmados y entre las semanas doce (12) a catorce (14) representó el siete coma tres por ciento (7,3 %) del total de casos."; y "Que, al evaluar la proporción de casos que representa cada grupo de edad sobre el total notificado, los grupos de edad de Trece (13) a Dieciocho (18) años y de Veinte (20) a Veintinueve (29) años son los que mayor aumento relativo presentaron en las últimas semanas.". 

Ese mismo 14 de abril en que el presidente anunció las nuevas medidas que hoy están judiciales por el PRO, el total de casos positivos en el país fue de 25157, de los que 2658 (el 10,56 % del total) se registraron en la CABA. Como se ve, las cifras -espantosas en ambos casos- no diferían sustancialmente de cuando se decidió sostener a como diera lugar las clases presenciales, de cuando se decidió suspenderlas en el AMBA; y los indicadores que se tuvieron en cuenta para decidir las restricciones corresponden a períodos en los que -no obstante ellos- se decidió seguir adelante con las clases presenciales, como si nada pasar.

Lo que implica que, a diferencia de lo que sostiene el chanta serial de Larreta, la "evidencia científica" no solo respalda las medidas que dispuso ahora el gobierno nacional, sino que demuestra claramente que debió adoptarlas mucho antes, si no hubiera persistido infructuosamente en la vía muerta del "consensualismo" con "el amigo Horacio".

Es de esperar que hoy, en el preciso punto en que nos encontramos (una asonada golpista en toda la línea y todos los frentes) quienes forman parte del núcleo duro del gobierno (comenzando por el propio presidente), y que sostuvieron por años que el conflicto con las patronales agrarias del 2008 escaló por la tozudez de Cristina, entiendan que con la derecha no se negocia, porque toda oferta en ese sentido será tomada como una muestra de debilidad, y obrarán en consecuencia. Porque si de algo sabe, es de disputar poder, en especial, por vías no electorales. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los Carlos tejedor y Avellaneda del posnmodernismo.

Lo triste es que 90% de los argentinos (no "Cabaenses") piensa que bs as siempre fue la capital del país, desde que éramos las provincias unidas.. no saben que, cuando en el 94 se propuso está locura de la ciudad estado, oportunamente muchos pronosticaron los males que traería a la patria.

La CABA arruinó el país desde su perspectiva puertocentrica. Argentina debía organizarse sobre los márgenes del río Paraná para darle salida directa al litoral, de forma que todas las regiones crezcan equitativamente.

Anónimo dijo...

Al margen de los planteos judiciales y de las resoluciones que se dicten, las alternativas siguen siendo las mismas:
Intervención federal de CABA o tener 50.000 muertos más.
El Colo.