LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

miércoles, 29 de septiembre de 2021

SIN PAN NI PRESOS

 

Se le atribuya a  Chacho Alvarez haber dicho, cuando era vice de De La Rúa, "Si no les podemos dar pan, démosle presos". Expresaba la frase una pintura política del gobierno de la Alianza: auto-condenada a sostener la ya inviable convertibilidad ("conmigo un peso un dólar" repetía Chupete como mantra en campaña) y privada de producir mejorías económicas para salir de la recesión heredada del menemismo, la entente radical-frepasista prometía un "mani pulite" argentino para compensar.

Lo que ocurrió es conocido: fracasó estrapitosamente en ambos aspectos, es decir la economía se derrumbó por la implosión de la convertibilidad arrastrando en su caída al gobierno, y las promesas de transparencia, regeneración institucional y lucha contra la corrupción naufragaron en el escándalo de los sobres del Senado y la ley Banelco.

Sin pretender traslaciones o paralelismos históricos, unos cuantos años después estamos lidiando con una crisis económica -heredada del macrismo, empeorada por la pandemia- con una lenta y dispar recuperación que no se nota en el bolsillo de la gente, y un gobierno que acaba de perder en las PASO la elección de medio mandato, y está por verse si podrá revertir el resultado en las generales de noviembre.

Con ese panorama, es notable el esfuerzo de ciertos medios y comunicadores afines al FDT por generar entre el núcleo duro de sus votantes ciertas expectativas sobre el avance de procesos judiciales que comprometerían a figuras del anterior gobierno (comenzando por el propio Macri), por sonados hechos de corrupción producidos entonces, en una especial de revival de la doctrina chachista; con el sueño húmedo del macrista preso, esposado, con casco y en pijamas a la madrugada.

No hace falta tener un mapa detallado de la corporación judicial argentina, para saber que eso no sucederá: si no ha ocurrido hasta acá, en la primera parte del mandato de un gobierno que ganó las elecciones en primera vuelta y cuando a Macri y su séquito lo negaba hasta Larreta, no pasará de acá en adelante, con un gobierno derrotado en las urnas; tiempistas y lectores de los tiempos políticos como son, por excelencia, sus señorías.

Lo cual no implica desconocer o minimizar los graves latrocinios perpetrados por la banda macrista, en perjuicio del patrimonio común de los argentinos: sería más sencillo encontrar el famoso PBI robado en el fraudulento préstamo con el FMI, el negociado de las autopistas, el juicio eterno del Correo o el vergonzoso blanqueo de capitales hecho a la medida de los Macri y su círculo de familia y negocios, el vaciamiento del Banco Nación o los ruinosos prestamos a Vicentín, que excavando pozos en busca de bóvedas ocultas y tesoros enterrados en medio de la estepa patagónica.

Sin embargo, tales hechos delictivos ameritan no una campaña mediática tendiente a comerle el seso a los lectores o a la audiencia radial o televisiva, para sostenerlos en su apoyo al gobierno por simple contraste con la ignominia macrista y sin otras razones de pesos (si, el plural es deliberado). Lo cual es en sí mismo una profunda subestimación del electorado propio, sentado desde ya que al grueso de los votantes por fuera de los núcleos más intensamente politizados, estas cuestiones le chupan un huevo, dicho en términos académicos. 

Lo que debiera haber -y escasea- son acciones institucionales del gobierno, poniendo a trabajar a todas sus agencias competentes (Banco Central, AFIP, UIF, Oficina Anticorrupción, Procuración del Tesoro) en busca de recuperar lo robado, instando las acciones y procesos judiciales correspondientes, aunque más no fuera para poner más en evidencia las complicidades y corruptelas del aparato judicial.

El gobierno como tal, no llaneros solitarios como Rodolfo Tailhade o el Inspector General de Justicia Ricardo Nissen (encomiables ambos, asumiendo responsabilidades que los exceden, las más de las veces en soledad), en más causas y no solo en alguna que otra aislada, con todo y su importancia. ¿En qué estado se encuentra, por ejemplo, la querella promovida por el "Chino" Zannini como Procurador del Tesoro por el préstamo con el FMI, qué es de la vida del ministro de Justicia Soria, que asumió con promesas de recuperar a la cartera de la parálisis absoluta a la que la sometió Marcela Losardo?

De nada sirve que nos enfurezcamos y nos hagan hervir la sangre contándonos en detalle lo que ya sabemos en sus grandes trazos: que el macrismo fue, al par que un proyecto económica, político y socialmente nefasto, un robo organizado y en banda, un plan de negocios pensado para saquear al Estado argentino, es decir, a todos nosotros.

Y sobre todo de nada sirve si además de perdonarles la vida al no perseguirlos con ahínco en los estrados judiciales, también los indultamos en todos los demás planos, sosteniendo sus ignominias, pagando religiosamente sus deudas fraudulentas, dejando intactos sus atropellos. Es decir, quedándonos sin presos (de ellos, los nuestros siguen presos, a dos años de gobierno), y al mismo tiempo no pudiendo garantizar el pan en la mesa de muchos argentinos.

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