TUVIMOS SUERTE

 

En el fondo tuvo suerte Gabriela Cerrutti en la última conferencia de prensa: en medio de tanto periodista subnormal que preguntó idioteces, no le costó demasiado lucir solvente.

La verdad, causa extrañeza como la embajada no levanta el nivel de los destinatarios de los sobres, aunque desde Braden para acá, los yanquis no se han destacado demasiado por la sutileza para ejercer presiones a los países que consideran parte de su patio trasero.

De resultas de ambas cosas (sobres y presiones) la conferencia de prensa discurrió por una galería de bizarreadas, dignas de una antología. O de ser utilizados en las escuelas de periodismo, para mostrar con ejemplos lo que no se debe hacer.

Pero en el fondo, hay que admitir que tuvimos suerte: mirá si los periodistas, en lugar de perderse en los laberintos de comunismos imaginarios y cambios de regímenes políticos inviables y que nadie plantea, aprovechaban la oportunidad para preguntar otras cosas.

Por ejemplo quien dice la verdad respecto al aumento de las tarifas de los servicios públicos: si Guzmán que dijo con toda seguridad que no iban a exceder de la pauta prevista en el presupuesto y no estaban contemplados aumentos adicionales como consecuencia del acuerdo con el FMI, o los funcionarios del Fondo que dicen que para el acuerdo falta, y en las cartas de intenciones intercambiadas hasta ahora está prevista "una baja duradera a los subsidios a la energía".  

O en lugar de zambullirse en una guerra fría imaginaria, le podrían haber preguntado a Cerrutti como es que se combate a la inflación autorizando un nuevo aumento de los combustibles que se propaga en forma de incremento de los costos de todos los productos, proceso que ya empezó con el 30 % de aumento del pan.

Ni te digo si se les ocurría preguntar, con eso en mente, como se cumplirá la pauta inflacionaria prevista por el gobierno, en consecuencia con la cual se plantea un promedio del 40 % de aumentos en las paritarias.

Conclusión: ojo con quejarnos tanto de los medios, que a veces, aunque parece que nos juegan en contra, en realidad nos están jugando a favor.