LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

lunes, 24 de julio de 2023

LA BALA DE PLATA

 

La restricción externa es un rasgo estructural de la economía argentina, que condiciona el crecimiento del país y la viabilidad de cualquier plan de desarrollo, uno de cuyos objetivos debería ser precisamente disminuirla, o eliminarla. Para eso es necesario sustituir importaciones, y diversificar exportaciones, y recalcamos el "y": no es una cosa o la otra, sino las dos juntas, para que el conjunto sea sustentable.

El complejo agroexportador es el principal proveedor de divisas genuinas para el país, y mientras eso no cambie, conserva un poder de presión sobre cualquier gobierno, y de veto sobre cualquier política económica que perjudique -aunque sea levemente- sus intereses. Y atender sus demandas de "un tipo de cambio competitivo" es inconciliable con la defensa del poder adquisitivo de los salarios, porque los argentinos tenemos "la desgracia" de exportar lo que consumimos, especialmente los bienes más esenciales de la canasta familiar.  

Endeudarse con el FMI es una pésima decisión para el país y la mayoría de sus habitantes, porque agrava todos los males existentes, no resuelve ningún problema y genera otros: financia la fuga de capitales, introduce un acto ajeno en las determinaciones de la política nacional, que se coliga con actores de poder interno (como los bancos o el complejo agroexportador), en perjuicio de la mayoría.

Sus planes de estabilización invariablemente fracasan y se llevan consigo actividad económica, empleo y salarios, y son -además y pese a toda su retórica en contrario- inflacionario, porque arbitran la puja distributiva en favor de los sectores más poderosos.

Todo lo precedentemente dicho podría haber sido escrito en cualquier momento entre 1955 y la actualidad, con casi ninguna variante, pero describe la coyuntura política y económica actual, en la que el gobierno debe encarar el tramo final de la campaña electoral con su ministro de Economía como candidato a presidente negociando -en condiciones adversas- un desembolso del Fondo...para poder pagarle al Fondo, sin que se terminen de vaciar las reservas.  

Al mismo tiempo el FMI -como siempre- pide acelerar el ritmo de devaluación del dólar oficial y ajustar el gasto público, o por lo menos tender a reducir drásticamente el déficit fiscal. Por lo que se conoce hasta acá (ver acá en el Boletín Oficial el Decreto 377 con algunas de las medidas), se trata de ir haciendo converger los valores de algunos dólares con el "blue" (el pedido del FMI sería unificar el tipo de cambio, obviamente con los valores más altos del mercado), y al mismo tiempo allegarle recursos al Estado para mejorar sus cuentas.

En éste caso el aumento de las percepciones de Ganancias y del "impuesto país" (por incremento de alícuotas o incorporación de operaciones hasta hoy no gravadas) estarían destinados como los impuestos originales en un 70 % a financiar a la ANSES y el PAMI, y el 30 % restante a financiar el cumplimiento del programa de integración de barrios populares, entre otros fines. Una compensación por otros aspectos del acuerdo que seguramente generarán tensiones.

Lo que hasta acá se conoce del acuerdo refleja las tensiones entre las demandas del Fondo y las respuestas del gobierno, entendiendo por "gobierno", esencialmente, a Massa; quien además se juega en el éxito relativo de la negociación, el de su propia candidatura presidencial.

El pronóstico es reservado porque siempre que esté metido el FMI en el medio las chances de que todo salga mal y vuele por los aires -conociendo nuestros antecedentes históricos y los del Fondo- son altísimas; y ya se puede ver que ciertos "dólares especiales" para las mal llamadas economías regionales pueden derivar en mayores incrementos de precios de bienes esenciales de la canasta familiar, en un momento en el que el gobierno festejaba que los indicadores de la inflación comenzaban a descender.

Sin embargo, y como comprobación de cuanta razón tenían Cristina y Máximo cuando decían que el acuerdo con el Fondo era inflacionario, aun en un sendero descendente de los aumentos de precios, sobresalen los incrementos de algunos precios regulados (tarifas, combustibles), es decir que es el Estado el que alimenta la inflación, y no precisamente por la emisión monetaria.

Como sea, fuere porque los tiempos de las PASO se acercan inexorablemente (estamos hoy a 20 días) y funcionarán -como ha sido hasta acá- como una virtual primera vuelta electoral, o porque para intentar otro camino se requeriría de una fortaleza política de la que éste gobierno carece, y de una íntima convicción que muy posiblemente no esté en su ADN, todo indica que éste acuerdo es la bala de plata que le queda a "Unión por la Patria" para pelear con algo de chances la elección. Y por supuesto, puede fallar. 

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