LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

sábado, 26 de octubre de 2024

LA PATRIA ¿ES EL OTRO?

 

Se ha dicho muchas veces -también acá- que parte del éxito electoral de Milei se construyó sobre una falsa suposición: que el ajustado sería el otro, y que el que le otorgaba con su voto la motosierra, no sería alcanzado por sus dientes. Es decir un voto radicalmente opuesto al paradigma de que "la patria es el otro": "el ajustado/despedido/privatizado será el otro", sería más o menos el principio no escrito.

La reacción de la empleada de la AFIP que se puede ver en el video del tuit de apertura, no difiere de otras que vimos antes, en circunstancias similares: gente perpleja porque creyó que estaba protegida de las inclemencias que con su voto -y contra todas las advertencias- contribuyó a desatar, y la realidad se le vino encima, demostrándole por las malas lo contrario.

Aun así, no poca de esa gente sigue intentando metabolizar las consecuencias de su decisión electoral en el mismo registro: así como el que adscribe a la idea de que "la patria es el otro" tiende a tener una mirada empática y solidaria de la vida (que se proyecta a sus opciones en política), hay quienes (muchos) se consuelan pensando que ellos están mal, pero por suerte hay otros que están peor. 

O peor aún: que puede tolerar estar mal, con tal de que otro la pase peor, con la difusa esperanza de que eso es una condición necesaria para que -en un futuro indeterminado- ellos estén bien. Esa mirada insolidaria no es, por supuesto, patrimonio exclusivo de la Argentina ni de los argentinos, pero aquí ha logrado imponerse en elecciones libres, proyectando a un engendro que la expresa como pocos, que es Milei, y de allí su éxito.

Lo cual es un problema, porque el personaje en sí -menor, payasesco, ridículo- tiene fecha de vencimiento en términos constitucionales o políticos, pero la corriente social que expresa será perdurable, y es parte inescindible de los insumos sobre los que hay que trabajar para construir una alternativa política a éste desastre.

Para peor, parte sustancial del experimento con seres vivos que están padeciendo los argentinos pasa por la brutal reconfiguración del Estado, desguazado entre la motosierra del déficit cero y la voracidad del capital por capturar nuevos nichos de negocios, o eludir regulaciones. Y tal como pasó con Neustadt y su prédica anti-estatista en tiempos del menemato, hay consenso social para que ese desguace se lleve a cabo: "clima de época", que le dicen. 

Hace poco lo advertía Cristina en estos precisos términos: decía que el peronismo se había torcido "Cuando no avanzó sobre el viejo modelo de Estado omnipresente que derivó en ineficiencia e ineficacia y no construyó una nueva estatalidad más vinculada a la comunidad y su organización a través da la participación de sus diferentes estamentos. La ineficiencia e ineficacia que deriva en burocracia y que es observada por el resto de la sociedad no sólo con mirada crítica por la falta de resultados o de calidad de los servicios en la vida cotidiana, sino porque se termina viendo el empleo estatal como un privilegio frente al resto y, por lo tanto, un “gasto innecesario” que debe ser suprimido.".

No se trata de justificar a Milei y su plan destructivo ni de hacer concesiones teóricas al discurso anti-estatal, sino de contextualizarlos y caracterizarlos con precisión, para poder articular con eficacia una alternativa. Que supone -por ejemplo- hacerse cargo de resistir el avance brutal de la derecha sobre derechos, organismos e instituciones que son necesarias para sostener las capacidades del Estado, más allá de la percepción social que de ellos se tenga, como la AFIP, Aerolíneas, ARSAT o el Belgrano Cargas, por citar solo los ejemplos en boga en estos días.

Y hacerlo en un contexto en el que mucha gente concuerda en general (hoy, ahora, y habrá que ver por cuanto tiempo) con la idea de que el Estado está sobredimensionado y debe reducirse, incluso al costo de dejar gente en la calle, o abandonar funciones que viene cumpliendo y no serán suplidas por el mercado.

Porque parte de la construcción de esa alternativa es encontrar la capacidad para sobrevolar por encima de las pulsiones del momento de una opinión pública voluble, y pensar más allá, en los elementos estructurales que definen a un país como un proyecto posible, en el que quepan la mayoría de sus habitantes. Tuit relacionado:

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