LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

viernes, 24 de agosto de 2012

MAQUETISMO AL PALO, O LOS LÍMITES DEL PROGRESISMO


Ahí los tienen, posando felices para la foto, a la arquitecta favorita del socialismo (y de la Federación Agraria, claro) Silvana Codina (¿esposa o ex de Binner?), una experta en esto de los premios y exposiciones, y al radical Ministro de Obras Públicas provincial Julio Schneider: felices, chochos con el diplomita, viviendo un auténtico orgasmo progresista de puestas en valor y obras emblemáticas.

Que consisten en hacer pequeños Puertos Madero (ojo: no lo decimos nosotros, eh, sino los que les dieron el premio, ver la imagen de la nota) aprovechando los restos que fue dejando el menemismo y sus políticas neoliberales donde antes había puertos, fábricas, molinos, chimeneas con humo; es decir todo aquéllo que oliera a desarrollo, industria, trabajo y negros sudorosos; para reemplazarlo por centros culturales y cosas por el estilo (estudiantes de Arquitectura, retírense de la pantalla en éste momento, por favor).

Ese mismo progresismo que en los 90' gobernaba a escala municipal (como en Rosario o Buenos Aires, con Ibarra o De La Rúa) para demostrar desde allí, desde esa estética ornamental que "revalorizaba lo público", por oposición al salvajismo neoliberal desatado por el menemismo; pero si se repara en la (acertadísima) comparación con lo hecho en Puerto Madero en aquéllos años, se tendrá una pintura que, más que de propuestas arquitectónicas, dice bastante sobre los límites políticos de ese progresismo: estético, por arribita, sin ir al fondo de las cosas, sacando ladrillos en lugar de ponerlos, limpiando paredes para que se vean como eran antes, en lugar de sumar revoque y levantar otras.

Sólo desde allí se entiende el éxtasis de los funcionarios con el premio obtenido: el reconocimiento de ciertas capillas académicas que otorgan certificado de aptitud estética es crucial para éste gente, tanto como la aprobación europea que se puede traducir en algún que otro financiamiento que permita además costear los viajes iniciáticos de la militancia del Gabinete Joven.

Eso explica la felicidad visible de un ministro que tiene parada toda la (escasa) obra pública provincial, de un gobierno que en cinco años (contando Binner y Bonfatti) construyó una sóla escuela (con plata del fondo soja) y tiene diseminadas por la provincias varias cáscaras incompletas de lo que serán algún día hospitales, con empresas que no cobran y despiden o suspenden trabajadores; por un premio que constituye "un estímulo para seguir haciendo lo que venimos haciendo", como dice Schneider.

Una especie de decorador de interiores minimalista, pero a escala pública; claro que en ese contexto, el vacío se nota más.

No les vengan a ellos con esas minucias como asfalto, cloacas, agua potable o viviendas; ellos están para las grandes cosas, como las puestas en valor, las obras emblemáticas, aunque por ahí (como en el caso del Parque Federal, por el que también los premiaron) les agarre otro caprichito como poner un trencito turístico, y lo hagan pelota.

Y tanto son parte de una determinada cosmovisión de la política, que tienen su correlato municipal, como vemos acá con otro ejemplo que podría ser (por que no) el próximo merecedor de un premio:



Vean la audacia de la propuesta: retirar techos, demoler muros, pelar paredes, en medio del sonido de un cuarteto de cuerdas: digan si no es tomar por asalto el Palacio de Invierno.

Sobre todo para que las cosas vuelvan a ser como deben ser: parecidas a las de la vieja Europa, de dónde surgió la inspiración de los que las construyeron, nada de esas grasadas peronistas de escuelas, hogares y hospitales  todas cuadradas, o barrios con chalecitos californianos, no señor.

Nueve meses después de los anuncios de Barletta, y por aquello de que una imagen vale más que mil palabras, les mostramos como está la cosa por el ex Mercado Progreso (las fotos son de éste domingo):


Algunas malas lenguas dicen que el corredor del Molino, el Parque Federal y La Redonda competía contra ésto, y por eso le dieron el premio, pero eso es porque no entienden nada de arquitectura progresista, y de recuperación del patrimonio urbano.

Y después los vienen a joder los de FM Chalet con que hagan las obras del Presupuesto Participativo, limpien los desagües, corten los yuyos, cambien los focos o hagan pasar el colectivo.

Por favor, no sean incivilizados: respeten el desenvolvimiento natural de las almas sensibles a las más altas elevaciones del espíritu humano; que además nos hacen quedar bien en todos lados recibiendo premios.

Y cuando a ustedes (incultos populistas de mierda, a los que -como decía Irma Jusid, el peronismo les cagó la cabeza) les pregunten que es el progresismo señalen a alguna pared de ladrillos vistos; así no se enredan en explicaciones filosóficas que no están a su alcance.

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