QUEMÁ ESOS PELPAS

Conforme pasan los días desde la tragedia de Barracas, crece la sospecha sobre que el incendio que se llevó las vidas de 9 bomberos fue todo, menos casual.

Y no son pocos los que lo asocian con aquélla tristemente célebre explosión de la fábrica de armas de Río Tercero, volada para ocultar el contrabando.

En éste caso las suspicacias aumentan por los antecedentes de la empresa (con al menos cuatro incendios similares, en diferentes partes del mundo), y por las empresas que guardan en ella documentación sensible, de mucho valor jurídico y económico, eventualmente comprometedora.

Por supuesto que cada uno puede tejer su propia hipótesis al respecto, y al parecer el gobierno también lo hizo: la imagen de apertura da cuenta de la instrucción de Cristina a Capitanich para que la Comisión Nacional de Valores (CNV) investigue si empresas sujetas a su regulación guardaban documentación en el depósito de Barracas, y en su caso que tipo de documentación.

Recordemos que se trata de empresas que hacen oferta pública de sus acciones, y por ende están sometidas a fiscalización estatal permanente en los términos de la ley de sociedades (es decir sobre todo sus actos, y no exclusivamente limitada a algunos como las asambleas); y a la nueva regulación del mercado de capitales sancionada hace poco por el Congreso (al respecto ver acá).

Pero en este caso el pedido de investigación está direccionado a establecer algún posible vínculo entre la desaparición de documentación por el incendio de Barracas, y las maniobras detectadas por el Banco Central esta semana por la se fugaron del mercado legal de divisas 6824 millones de dólares; entre exportaciones concretadas y no liquidadas, e importaciones para las que se adquirieron divisas, y luego no se habrían realizado: acá más detalles.

Un tema que sigue estruendosamente silenciado por los grandes medios, no obstante su gravedad en medio de las corridas contra el peso, y la pérdida de reservas del BCRA: pensemos que con menos de la sexta parte de esa cifra, el gobierno obligó a los bancos a desprenderse de sus tenencias y activos en dólares, y logró sostener tres días de baja en la cotización oficial del dólar, incluyendo los contratos a futuro.

Lo que hizo que algunos en la city hablen de estaría finalizando la corrida que especulaba con una nueva devaluación que pusiera al tipo de cambio por arriba de los 8 $, mientras el gobierno apura a las exportadoras para que liquiden divisas, a la espera del grueso de la cosecha en marzo.

Como prueba de la complicidad mediática, en la edición digital de La Nación de ayer (ver acá) se reflejaba la noticia del pedido del gobierno a la CNV para que recabara informes; omitiendo por completo el párrafo textual donde Capitanich vinculaba el tema a las maniobras con el dólar. Comparar al respecto la imagen de abajo con la de apertura del post:

Como si haber sustraído de la oferta de divisas (y de las reservas del BCRA) 6824 millones de dólares mediante maniobras delictivas llevadas a cabo por algunas de las empresas más grandes del país (sería bueno conocer sus nombres) no fuera suficientemente grave, si se estableciera además que se generó intencionalmente el incendio en Iron Mountain (con su terrible costo en vidas humanas) para hacer desaparecer documentación comprometedora, estaríamos ante un hecho de insospechada magnitud; que permitiría además poner en otra perspectiva el conjunto de las fuerzas a las que el gobierno se enfrenta; y lo que están dispuestas a hacer para conseguir sus objetivos.