El tratamiento promedio que le dan los medios a los "linchamientos" es tan aborrecible como estos mismos, si no más.
Paneles insólitos discutiendo lo indiscutible (si está bien o mal salir a linchar gente por ejemplo), con personajes bizarros hablando con soltura y autoridad de temas de los que no tienen la más peregrina idea.
Encuestas carentes de toda base científica sobre temas (como éste de los linchamientos ) que, simplemente, no son "encuestables". Y otros tanto ejemplos.
Paneles insólitos discutiendo lo indiscutible (si está bien o mal salir a linchar gente por ejemplo), con personajes bizarros hablando con soltura y autoridad de temas de los que no tienen la más peregrina idea.
Encuestas carentes de toda base científica sobre temas (como éste de los linchamientos ) que, simplemente, no son "encuestables". Y otros tanto ejemplos.
Incluso uno tiene todo el derecho a pensar si no es cierto discurso mediático instalado sobre la inseguridad, el que genera el caldo de cultivo para que algunos energúmenos crean que linchar a alguien soluciona algo.
Pero ni siquiera ante la evidencia de las zonas oscuras a las que puede conducir ese discurso, la mayoría de los medios se sienten constreñidos a ejercer cierta dosis de responsabilidad social.
Este caso (el de los "linchamientos") demuestra hasta que punto son insuficientes las autoregulaciones, o los manuales de estilo; que para colmo en muchos casos -sobre todo en los medios audiovisuales- ni siquiera existen.
Y hablando de medios audiovisuales (que hacen punta en derrapar tratando ciertos temas, como éste), no olvidemos que quiénes los gestionan gozan de un privilegio otorgado por el Estado a través de las licencias; a cambio del cumplimiento de determinados requisitos, que hoy establece la Ley 26.522, de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Que define en su artículo 3 (que transcribimos en lo pertinente) sus objetivos: "Objetivos. Se establecen para los servicios de comunicación audiovisual y los contenidos de sus emisiones, los siguientes objetivos:
c) La difusión de las garantías y derechos fundamentales consagrados en la Constitución Nacional;
d) La defensa de la persona humana y el respeto a los derechos personalísimos;
f) La promoción de la expresión de la cultura popular y el desarrollo cultural, educativo y social de la población;
h) La actuación de los medios de comunicación en base a principios éticos;".
La misma ley de medios además de la autoridad de aplicación (la AFSCA) crea en su artículo 19 la Defensoría del Público, hoy a cargo de Cinthia Ottaviano (foto), para proteger los derechos e intereses de los oyentes y telespectadores.
El organismo actúa a partir de las denuncias que recibe, pudiendo formular recomendaciones a los medios o a la autoridad de aplicación, sobre el tratamiento de determinadas cuestiones, en orden a los objetivos de la ley.
Que dice en su artículo 70: "La programación de los servicios previstos en esta ley deberá evitar contenidos que promuevan o inciten tratos discriminatorios basados en la raza, el color, el sexo, la orientación sexual, el idioma, la religión, las opiniones políticas o de cualquier otra índole, el origen nacional o social, la posición económica, el nacimiento, el aspecto físico, la presencia de discapacidades o que menoscaben la dignidad humana o induzcan a comportamientos perjudiciales para el ambiente o para la salud de las personas y la integridad de los niños, niñas o adolescentes.".
Pensemos ahora en lo que dice el artículo, aplicándolo al tratamiento mediático de los casos de "justicia por mano propia".
¿No da para llenarle el buzón de denuncias a Ottaviano?
2 comentarios:
Compañeros, les digo que el periodista Roberto Cavallero tiene muy buen gusto de compartir todos los días de su vida con Cintia Ottaviano.
Digo esto, porque aparte de la función de esta compañera en la AFSCA, don Roberto conduce Mañana es hoy por Radio Nacional AM 870 y es director periodístico de Tiempo Argentino.
¿Y si llenamos los 2 buzones?
Si se aplica en serio ese articulo TN ,Cronica y Canal 26 cerrarn por falta de programacion.
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