LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

jueves, 2 de octubre de 2014

CUESTIONES CENTRALES


Con escasas horas de diferencia, ayer por la tarde la Cámara de Diputados aprobaba el nuevo Código Civil y Comercial con el exclusivo aporte de los votos del oficialismo y sus aliados y la fuga en masa de la oposición; y se supo la renuncia de Fábrega al Banco Central, y su reemplazo por Enrique Vanoli.

Respecto al nuevo Código, cuando se aprobó en el Senado a fines del año pasado dijimos acá: "A menos que haya cambios de último momento, la aprobación del nuevo Código Civil y Comercial; tal como viene, será a pura pérdida para el gobierno y los bloques legislativos del Frente Para La Victoria: terminarán absorbiendo todos los costos, sin que les acrediten ninguno de los beneficios de la nueva legislación.

Es cierto que algunos riesgos de que eso pasara estaban ínsitos en la decisión de impulsar el proyecto, gestado por una comisión de juristas presidida por Lorenzetti, pero al día de hoy el supremo le sacó el culo a la jeringa (no fue a las audiencias convocadas por la Bicameral en el Congreso) y se desentendió del asunto; aun para defender los cuestionamientos a los aspectos del proyecto que no fueron modificados, y respondían a su pluma original.

Otro tanto se puede decir del famoso pacto con el Papa Francisco, para corregir la letra del proyecto al gusto de la iglesia: pese a lo que se dice al respecto, tampoco la reforma conforma a algunos sectores de la propia iglesia." A éste último respecto, esta nota de Clarín de hoy confirma lo dicho.

Sin embargo, nada de eso disculpa ni atempera el mamarracho (uno más y van) de una oposición desflecada, extraviada en su rumbo y con ribetes papelonescos: bien recordaba ayer Juliana Di Tullio en su discurso que la misma actitud tuvieron en otras oportunidades, como la discusión del voto joven (la excusa entonces fue el "narcosocialismo" del "Cuervo" Larroque) o la ley de medios; cuando el argumento era "esperemos a que asuman los nuevos diputados".

De modo que -si por la oposición fuera- el país no tendría ley de medios, ni voto joven, ni nuevo Código (entre otras cuestiones); porque nunca es el modo, ni el momento, ni el procedimiento, ni la oportunidad: cuando se le reclama consenso al kirchnerismo, bien harían los que lo piden en sincerarse y decir abiertamente cuanto de ese consenso es capaz de construir el cambalache opositor (incluso hacia su propio interior), salvo precisamente  para oponerse con los tapones de punta a toda iniciativa impulsada por el gobierno; aun antes de conocerla.  

Por otro lado la renuncia de Fábrega era un hecho cantado, tras el discurso de Cristina del martes; y las reacciones que ha generado en los empresarios, en el establishment financiero, en los medios opositores, y por último,-por seguidismo de todos los anteriores- en la oposición, demuestran que la famosa discusión sobre la "autonomía" del Banco Central sigue allí y no está saldada.

Autonomía que -como bien apunta acá Zaiat- no consiste en otra cosa que considerar al Central como una especie de "Estado dentro del Estado", coto de caza del neoliberalismo como doctrina económica (una especie de reducto institucional del "pensamiento único"), y de negocios del sistema financiero; que tiene allí gente propia que le responde, ya sea soplándole información confidencial o privilegiada, u obstruyendo la instrumentación de cualquier decisión política que pueda ir en contra de sus intereses.

Un ejemplo del Estado minado y colonizado por intereses sectoriales que nos legó el menemismo (sólo parcialmente revertido en los años kirchneristas); pero en éste caso en particular con una enorme capacidad de daño sobre la economía global, y poder de mellar las "balas de plata" con las que el gobierno puede dispararle al mercado ilegal del dólar.

En ese contexto, no resulta extraño que se ensayen hoy todo tipo de interpretaciones sobre la salida de Fábrega (de golpe devenido héroe nacional para los que hasta ayer lo denostaban) o la llegada de Vanoli, pero nadie acierte a desmentir lo medular de las denuncias de Cristina del martes. Por el contrario, hasta aparecen personajes como Duhalde a naturalizar la existencia de operaciones desestabilizadoras del poder económico hacia un gobierno democrático, como si fueran normales.  

Lo que nos remite a lo dicho en su momento acá sobre las "conspiraciones" de esos poderes: "Por regla general no somos afectos a las teorías conspirativas, en tanto se las pretenda el único argumento para explicar la realidad, o se las utilice como sustituto de la acción política o de gobierno; que aun cuando tales conspiraciones existieran, hay que desplegarla en paralelo con ellas, y computándolas como un factor a tener en cuenta para medir el terreno que se pisa, las decisiones que se toman y las dificultades que pueden sobrevenir.

Tampoco puede quedarse uno mano sobre mano protestando contra los movimientos especulativos de ciertos sectores, porque se corresponden estrictamente con su naturaleza: es lo que siempre estuvieron acostumbrados a hacer; y pedirles otra cosa o esperarla de su parte, sería ingenuo y políticamente suicida.

De modo que ni tanto (ponerse en modo conspiranoico, buscando fantasmas todo el tiempo), ni tan poco: los grupos del poder económico (internos y externos) están ahí y juegan. Y juegan fuerte, aun cuando no necesariamente articulen unos con otros su estrategia; lo que de todos modos es secundario si objetivamente terminan acumulando para un mismo lado. Que en este caso es esmerilar y reducción la capacidad de acción de un gobierno al que detestan, aunque mal no les haya ido con el kirchnerismo; sino mas bien todo lo contrario.".

En más de un punto, ambas cuestiones (los cambios en el Central y las reacciones empresarias, la aprobación del Código en el Congreso con la retirada opositora) se tocan; y el contraste entre un sistema político fragmentado y un lobby económico que tiende a consolidarse con objetivos políticos concretos, está ahí para el que lo quiera ver.

Marcado por ejemplo por la misma oposición que ayer vació las bancas de Diputados para protagonizar un patético desfile por los juzgados y los estudios de televisión; o prefirió  -como Massa y Sanz- sentarse (a la  hora de la sesión) a compartir con los mismos empresarios denunciados el martes por Cristina por intentar desestabilizar a su gobierno. 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

El link "-como Massa y Sanz-" también lleva a la nota de Zaiat (Aprendizaje)

Me parece que quisiste linkear a: Almorzando con el enemigo
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-256629-2014-10-02.html

Bueno, no sé, eso me pasa a mi. Quizá es el navegador.

Buen post, saludos.

Nando Bonatto dijo...

Estimado,en el tema del Codigo lo que sobresale es sencillo,consensuar no paga, como el crimen...se hizo un codigo liberal a la medida de los Pinedo y Gil Lavedra que participaron en su redaccion ,no dan el debate y quedamos en una oportunidad perdida


http://poesiayramosgenerales.blogspot.com.ar/2014/10/corta-la-bocha-codigo-civil-el-que-se.html

La Corriente Kirchnerista de Santa Fe dijo...

Ahí lo corregimos, gracias.

Nando: coincidimos, pero hay cosas en las que el Código no puede no ser liberal, porque liberal es la Constitución.

Mario Paulela dijo...

Pido permiso para replicar este muy buen post en mi blog.

La Corriente Kirchnerista de Santa Fe dijo...

Proceda, dijo un patriota