SOFOVICH

Siempre es bueno respetar el dolor que produce la muerte y ella no se la debe desear a nadie.

Sin embargo, ello no nos inhabilita a hacer una pequeña semblanza del hombre, aunque no sean acordes a ello.

Se ha dicho que "se mueren los mejores", para señalar que todos hablan bien de las personas a la hora de su muerte, en el plano de la bondad, pero algunas cosas queremos puntualizar respecto a Gerardo Sofovich.

Su pertenencia al mundo del espectáculo o de la "farándula", como se lo conoce, no pasó inadvertida ya que con mayor o menor éxito, siempre estuvo vigente en los últimos cincuenta años.

Pero ni siquiera en ese rubro puede destacarse positivamente su trayectoria, ya que ha sido no sólo un malatratador, sino que fue un denostador y cosificador recurrente de la mujer, amén de la escasa relevancia de contenido en los programas que regenteaba y que se salvaban, esencialmente, por la calidad de algunos de sus intérpretes, como Altavista, Pintos o Portales. En cuanto a los programas de los domingos, no eran otra cosa que la exaltación del juego y la apuesta, que tanto le gustaban.

Y, por otro lado, se valió de la vida política de turno para quedar siempre bien parado. Si bien la foto con una gorra militar, aparecida en la tapa de la revista La Semana, era trucada, fue ámpliamente conocida su relación con Viola y Galtieri, con quienes comía frecuentemente en Olivos y de lo cual se vanagloriaba. Si bien coadyuvó en la conformación de la figura de Alfonsín y Jaroslavsky (principal espada en la Cámara de Diputados) llegó a intervenir frecuentemente en sus programas, fue con Menem con quien llegó a tener la máxima cercanía con el poder. La frivolidad del gobierno en los ´90 fue de la mano de Sofovich a la TV, beneficiándose con grandes negocios sea en el Zoo porteño,  sea en la dirección de ATC (hoy TV Pública), para dar algunos ejemplos.

Recién con este gobierno se le pusieron los puntos sobre las íes, y fue por eso que fue un empedernido opositor.