LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

lunes, 29 de marzo de 2021

POLÉMICA EN EL CONGRESO

 


El sábado pasado sesionó la Cámara de Diputados, y todos los proyectos que trató fueron aprobados por amplísimas mayorías, en algún caso por unanimidad de los votos positivos: los cambios en Ganancias y en el Monotributo, el proyecto sobre educación ambiental.

Eso podría dar la falsa idea de ciertos niveles de consenso, poco frecuentes en la cotidianeidad política argentina. En realidad, la sesión fue un reñidero en el que abundaron los cruces, y en la que un personaje que expresa lo peor de la política como Fernando Iglesias como Fernando Iglesias tuvo -como viene siendo habitual- el protagonismo por las malas; que es lo que busca en definitivas, porque por las buenas es poco probable que lo logre.

Como hacía bastante que no se reunían, la sesión se convirtió en una catarsis colectiva sobre otras cuestiones: Formosa, las vacunas, la evocación del 24 de marzo. Hasta allí nada demasiado sorprendente. Sin embargo, si volvemos al punto anterior y recordamos que sobre lo que se discutía en concreto había acuerdos, se advierte que la oposición ha decidido que las cosas sean así, de ahora en más, en el Congreso de la nación.

Y acá nos queremos detener: Fernando Iglesias podrá ser un marginal o una perfecta nulidad electoral, porque, hoy por hoy, expresa el discurso político de "Juntos por el Cambio" tanto como Patricia Bullrich, y llevan de la nariz al conjunto, donde nadie ningún esfuerzo para diferenciarse. Por el contrario, cerraron filas con él por la presunta agresión en su contra, siendo como es que todos nos preguntamos, siempre, cuando alguien lo emboca de una piña, cansado de sus exabruptos.

Casa sesión del Congreso (en especial en Diputados) es un muestrario concreto de lo absurdo de la idea de encontrar bolsones de racionalidad en la oposición, con los que se pueda entablar un diálogo constructivo y concreto. En ese sentido, Mario Negri no difiere demasiado de Iglesias, Waldo Wolf u otros esperpentos similares.

A todos ellos hay que sumarle la reaparición de Macri, haciendo un balance alienado de su gobierno sin espacio alguno para la más mínima autocrítica, en una lectura en la que se presenta como un incomprendido por buena parte de la sociedad, que al no estar a la altura de las circunstancias, habría sido la causante real del fracaso de su gobierno.

Nadie desconoce que vivimos hace mucho los tiempos de la video política y las redes sociales, en los que no sucede allí es como si en realidad no pasara. Todos trabajan bajo esas reglas, y si se miran los discursos, parecen pensados para ser reproducidos en las redes sociales.

Sin embargo, no es todo lo mismo y existen diferencias, entre -por ejemplo- un discurso de Máximo Kirchner, y el de cualquiera de los referentes legislativos opositores. Estos últimos hacen el recorrido habitual, en el mismo regitro de "reality show": del Congreso a los medios, y de los medios al Congreso, siempre en clave de show. Últimamente han agregado las recorridas por el país, con el libro de Pato Bullrich o con el hostigamiento al gobierno de Formosa.    

Y su discurso no es simplemente opositor, sino lisa y llanamente deslegitimador: la idea es generar la sensación de que el país vive ora un vacío de poder (con "Albertítere" manejado por Cristina, o un "golpe interno" dentro del gobierno), ora una dictadura chavista que se llevará -si es que ya no se las llevó- puestas las libertades ciudadanas.

Es el libreto que su electorado cautivo quiere escuchar, porque la otra cara de la video política es ésa, la de los dirigentes que, en lugar de dirigir, "traducen la voz de la calle": dicen que lo que suponen que sus votantes quieren escuchar. Suponen que de ese modo aseguran su núcleo duro de votos, amenazado por otras ofertas de derecha como los "libertarios", al precio (lo asuman o no) de no poder pescar un solo voto suelto. 

Pero aun en ese caso, prestarse al reñidero parlamentario que busca la oposición no es una estrategia que al gobierno le permita sumar adhesiones. De hecho, es muy probable que el conjunto termine sumando para el desprestigio de la política, y aliente ideas de ausentismo electoral o voto en blanco: no nos extrañemos de que los medios opositores -que son los que en realidad dirigen y vertebran la estrategia- empiecen a explorar esa alternativa, para sumarle a la ofensiva deslegitimadora del gobierno.

Cuando el gobierno (el oficialismo legislativo incluido) consiente participar de ese circo a cambio de que prospere algún proyecto que le interesa como el de Ganancias, debería analizar cuidadosamente costos y beneficios, y por supuesto prioridades. A menos que crea -como hemos sugerido acá en su momento- que suponga que también de éste lado nos contentamos con circo, lo que sería un grave error.   

Tuits relacionados:  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La modificación del impuesto a las ganancias se aprueba sin votos en contra. Es ejemplificador del tipo de propuesta legislativa que representa. Para lo único que se ponen de acuerdo, además de esto, es para subirse los sueldos.

Claro, uno puede pensar que la (genial) idea de Massa es tentar los votos del votante de cambiemos que vive en el borde ideológico del partido, para los más centristas de esa "centro"derecha, traicionados por Macri en ese punto de su agenda electoral.

Para colmo, tenemos los agentes internos que buscan todos los días presentar buenas noticias (cuando no hay), proponer como buenas noticias que son malas, o simplemente hacerse el Sota.

profemarcos dijo...

La modificación en ganancias se aprueba con absetenciones de la la UCR y CC.

Que no pase lo mismo que con la Ley de Teletrabajo que quedó desvirtuada por un plumazo administrativo de Moroni