La aparición de bombas en bolsas de residuos, en distintos lugares del norte de la ciudad, con leyendas alusivas al paro docente, es un hecho gravísimo y que demanda inmediatas respuestas por parte del gobierno provincial.
No vamos a caer nosotros en la tentación de decir que fue el propio gobierno socialista el que está detrás de los hechos, porque una cosa es que los creamos inútiles para gobernar, y otra (muy distinta por cierto) que los consideremos capaces de una cosa por el estilo; propia de mentes enfermas.
Tipos que tienen la capacidad de montar este tipo de cosas, y la torpeza de pretender hacernos creer que las bombas fueron puestas por alguien que apoya los reclamos docentes por mejores salarios.
Es típico de cierta mano de obra desocupada (u ocupada en éstas cosas) sembrar el pánico y la confusión, tratando por un lado de deslegitimar el reclamo de la docencia, y por el otro (por qué no) de tirarle un fiambre al gobierno provincial, en el medio de sus problemas para controlar a la fuerza policial.
Claro que no faltarán quienes (para variar) atribuyan los hechos al kirchnerismo o al gobierno nacional, total, hablar es fácil y sale gratis.
Precisamente la inmediata aparición de todo tipo de hipótesis respecto a éstos hechos es lo que redobla la necesidad de que desde el gobierno provincial (aquí sí, porque es el responsable primario de velar por la seguridad de los santafesinos) se den las respuestas del caso, se esclarezca debidamente lo que pasó y se actúe en consecuencia.
Claro que no las tendrán todas consigo, porque en un principio la responsabilidad de investigar debería recaer en la desprestigiada policía santafesina, lo que no brinda muchas expectativas sobre la confiabilidad de los resultados.
Y así como no queremos endilgar culpas al gobierno socialista (porque tenemos en claro los límites de la crítica política, algo que desde el otro lado no siempre es percibido), tampoco queremos pensar que esto está ligado a la resistencia que se gesta desde el interior de la corporación policial, contra el avance de ciertas reformas impostergables, y por largos años demoradas.
La mejor forma de aventar las suspicacias, es que desde las autoridades provinciales competentes se investigue, y se dé -lo más pronto posible- con los autores de éstos hechos incalificables.
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