LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

miércoles, 20 de marzo de 2013

YA QUE ESTAMOS, APROVECHEN LA PAPAMANÍA Y PIDAN POR VIDELA, TAMBIÉN


Leemos en la tribuna de doctrina: "Espacios televisivos en los que se dilapidan recursos enormes del fisco se han dedicado estos días a la vana pretensión de humillar a quienes publicaron, con su nombre y a su costo, avisos de participación del fallecimiento del ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz. Ni ante la muerte se ha detenido así la más sucia de las provocaciones, que por definición sólo podría haber alcanzado a los embargados por el duelo, como la familia. Pero aquella porfía no ha logrado otro efecto perdurable, después de las reacciones inmediatas de íntimo rechazo suscitadas, que la afirmación del entendimiento de lo mucho que habrá de perseverarse en adelante para desarmar el arsenal de rencores que infectan los corredores subalternos de la política argentina y de los negocios de todo tipo vinculados con ella.

El ministro recién fallecido cometió seguramente muchos y graves errores de gestión. Nadie, sin embargo, ha podido imputarle con solvencia que fue deshonesto, que robó o se enriqueció indebidamente en sus años de actividad ministerial; tampoco nadie ha podido negarle que entregó energías y la tranquilidad de la vida privada al servicio de causas públicas. El aviso fúnebre de Federico Mirré, embajador de carrera que se de-sempeñó en misiones encargadas por el presidente Néstor Kirchner, hizo saber en un aviso fúnebre que despedía "a un hombre digno y cabal, quien, en 1976 y desde convicciones políticas diferentes, me defendió -dijo- frente a quienes amenazaban mi carrera y seguridad". Mirré se ha constituido en un ejemplo de hidalguía que debería encontrar más émulos en esta sociedad trabajada con exceso por la pusilanimidad ante los poderes de turno.
¿No habría podido decir otro tanto el extinto ex canciller Guido Di Tella, detenido tan pronto se produjo el golpe del 24 de marzo de 1976 y liberado poco después por gestiones -según se coincidía en la época en múltiples medios políticos- del entonces ministro de Economía? ¿No fue, acaso, Martínez de Hoz quien con persistencia manifestó a los militares que urgía liberar a un empresario periodístico y dejarlo salir del país, como al fin lo resolvió la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en decisión que el gobierno militar acató, a pesar de la reacción adversa de las líneas más duras del régimen? Murió sin nunca usufructuar esos antecedentes, como hacen algunos pavos reales por cosas menores. ".

Ahora resulta que el buenazo de Joe era poco menos que un Pérez Esquivel, trabajando en las entrañas del monstruo en defensa de los derechos humanos, un patriota abnegado que dio todo por su país, sin obtener ni esperar ninguna recompensa.

Decíamos ayer acá que "están presentes los ideólogos de la dictadura (muerto Martínez de Hoz, sus ideas sobreviven hasta hoy, y no faltan quienes insisten en ponerlas en práctica, una y otra vez), los ejecutores de su plan siniestro (desfilando por los juzgados algunos, aun impunes otros tantos), los cómplices que colaboraron para llevarlo a cabo (como la jerarquía ecleciástica, o el periodismo que legitimaba la matanza) y -sobre todo- los beneficiarios: aquéllos que hicieron fabulosos negocios con la dictadura, o crearon entonces las condiciones de reestructuración social y económica, para sostenerlos y acrecentarlos en democracia.

Como Blaquier, o los dueños de Clarín y La Nación, y tantos otros.

Que están aprovechando la volada del Papa argentino y su propia necesidad de clausurar un pasado molesto, para intentar (cada vez con menor disimulo) detener la marcha de los juicios por la verdad, justo cuando están por comenzar a alcanzarlos.".

Ya que estamos en pleno fervor por el Papa Francisco, podrían aprovechar para pedir también comprensión y perdón para Videla 

2 comentarios:

Minaverry dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Minaverry dijo...

¿Y por qué parar ahí? Perdonemos a Pinochet, a Banzer, a Stroessner, a Hitler, a Mussolini...
Envolvámonos en la cristiandad y perdonemos a todo el mundo, che.