El fallo de la cámara estadounidense haciendo lugar al reclamo de los fondos buitres por US$ 1330 millones cayó en el medio de los análisis sobre las repercusiones de los resultados de las PASO, y cuando todo el mundo ya empezó a gastar a cuenta de la "transición", el fin de ciclo y los presidenciables para el 2015.
Sin embargo, no se escuchó que ninguno haya dicho ni pío al respecto, y la única repercusión que hubo por acá fue el indisimulado festejo de los medios hegemónicos por la noticia, como si en vez de ser un problema para el país lo fuera exclusivamente para el gobierno.
Puestos a analizar los resultados de las primarias de agosto, hay una amplia coincidencia (entre oficialistas y opositores) en que el gobierno fracasó en su estrategia centrada en alertar sobre los riesgos de una vuelta al pasado (el fantasma del 2001), porque las demandas de la gente tienen que ver más con el futuro, y con los problemas del presente.
Y también se dijo acá en varias oportunidades que la cuestión de la deuda externa (una de las políticas estructurales más importantes del kirchnerismo en estos 10 años) dudosamente le aporte al gobierno réditos electorales, de modo que tampoco hay que esperar que lo haga de cara a octubre.
Sin embargo, el episodio del fallo a favor de los buitres demuestra hasta que punto es dificultoso establcer un corte tan abrupto entre presente, pasado y futuro: si fuera confirmado, abriría el paso a reclamos de otros acreedores que no ingresaron al canje para cobrar la totalidad de sus deudas al valor nominal más los intereses corridos desde el defáult del 2001; e incluso planteos similares por parte de los bonistas que sí ingresaron a los canjes del 2005 y 2010, aceptando quitas importantes y plazos de pago amplios, que se extienden hasta el 2038.
Ni más ni menos que la posibilidad concreta de volver a entrar en cesación de pagos, retrotrayéndonos así al 2001; dando por tierra con un ejemplo en el que el kirchnerismo les dejaría sus sucesores encaminado un tema que heredó.
Pese a eso (o quizás por eso) el silencio de los candidatos opositores (sobre todo los más expectables, los que ya se están probando la pilcha de presidenciables para el 2015) es estruendoso: ni siquiera Ernesto Sanz, que esbozó la teoría de que todo se pudra para que a la UCR le mejoren los números, se creyó obligado a contarnos que piensa al respecto, o como lo manejaría si fuera gobierno.
Raro, en una campaña que transcurrió bajo el eje de la queja opositora por la herencia de problemas (como la balanza energética, o las tarifas de los servicios públicos) que les dejaría el ciclo kirchnerista.
Porque hay que agregar además (cuando nos dicen que hay que dejar de mirar el pasado y concentrarse en la agenda del futuro) que si hay un tema que tiene que ver con el futuro, es éste: Cristina se irá en el 2015 y tiene aseguradas las reservas del BCRA para pagar los vencimientos de deuda que caen hasta entonces (ver acá), pero el futuro presidente tendrá que diseñar su propia estrategia al respecto, y sus sucesores también. Aun sin contraer nueva deuda, y con un peso decreciente de la que ya existe y fue reestructurada sobre el PBI (mérito de los canjes del 2005 y 2010), los vencimientos llegan hasta el 2038.
La reestructuración de la deuda externa llevada adelante por el kirchnerismo en 2005 y 2010 fue algo más que sacarse de encima una mochila muy pesada, que gravitaba sobre la economía nacional como una espada de Damocles desde el golpe del 76', al estallido de la convertibilidad en el 2001: fue la condición necesaria de posibilidad para el despegue de la economía argentina en la última década, invirtiendo drásticamente las prioridades del gasto público, y de las principales variables macroeconómicas.
Tanto que desde entonces (medido en términos de PBI y de peso sobre las cuentas fiscales) los servicios de la deuda disminuyeron drásticamente, mientras se triplicaba la inversión en educación y seguridad social, y se decuplicaba la inversión en obra pública, con los efectos conocidos sobre el consumo, el empleo y la inversión: una cosa no hubiera sido posible sin la otra.
Por esa razón por ejemplo un eventual pago al contado del reclamo de los fondos buitres que litigan en los EEUU representaría hoy al tipo de cambio oficial unos 7581 millones de pesos, o sea apenas el 44,66% de lo que el gobierno nacional invertirá este año en la Asignación Universal.
Pero el impacto de los fallos a favor de los fondos buitres debe medirse más allá de su gravitación en las cuentas públicas: ponen en tela de juicio la política de reestructuración de la deuda llevada a cabo en los últimos años, que como se dijo fue uno de los pilares del crecimiento; y si se revirtiera no estaría lejano el retorno al ciclo negativo anterior al 2003.
Fíjense que por estos días algunos están que trinan por un aumento del gasto público en más de 23.000 millones de pesos por encima de lo previsto en el presupuesto, que se financió íntegramente con los recursos que se liberaron al no tener que pagar éste año el cupón PBI (3500 millones de dólares), que se dispara cuando la economía crece más del 3,26 % anual: un ejemplo actual que ilustra lo que pasa cuando uno tiene que pagar menos en concepto de deuda, aunque en éste caso sea consecuencia de que la economía creció menos el año pasado.
Cuando se conoció el fallo original de Griesa en el reclamo de los buitres, contábamos acá como habían votado los opositores los dos canjes de deuda (la Ley 26.017 para el del 2005, la 26.547 para el del 2010); acá y acá pueden ver las respectivas actas de Diputados.
El repaso histórico arroja constataciones sorprendentes, como que los radicales (hoy silentes ante el fallo de la Cámara yanqui) votaron mayoritariamente a favor en ambos casos, y los socialistas en contra o se abstuvieron, pese a lo cual Binner dijo (cuando el embargo de la fragata Libertad) que a los fondos buitres había que pagarles. A lo mejor por eso no apoyaron los canjes: ante el silencio reinante, sólo podemos suponer.
Y no es que los opositores no hayan hablado de la deuda en la campaña: por el contrario, muchos de ellos plantearon que era el momento oportuno para volver a salir a los mercados a tomar deuda, tanto pública como privada (que luego siempre termina siendo pública, y de hecho pesa sobre las cuentas del balance de pagos).
Algunos, para cancelar con deuda nueva los vencimientos de la reestructurada y no tener que apelar a las reservas del Central (receta ya ensayada muchas veces en el pasado, con los resultados conocidos); y otros, con la excusa de tomar préstamos para obras de infraestructura o financiar inversiones, liberando de ese modo las partidas previstas en el presupuesto para esos fines, para destinarlas a pagar la deuda, y no tener que usar las reservas (recordemos además el culebrón de Redrado autoacuartelado, con el fugaz respaldo radical).
Claro que aun en ésta última variante (recordamos a Barletta hablando de pedir 40.000 millones de dólares para mejorar los trenes), parecen no haber tomado nota de que la época del dólar barato y las bajas tasas de interés en el mundo, parece estar llegando a su fin: la FED considera que los estímulos que dio al crecimiento de la economía ya fueron suficiente, subió las tasas y empieza a aspirar dólares; que se van de los emergentes, como Brasil.
Lo que impone un panorama en el cual endeudarse es, como mínimo, imprudente; amén de que sería endeudamiento adicional al de los canjes, y eso modifica a futuro el perfil de la deuda (plazos, intereses, vencimientos) y su gravitación sobre las cuentas públicas. Los 90' también fueron una época dulce para endeudarse a tasas supuestamente baratas (los socialistas en la municipalidad de Rosario se prendieron entusiastas al festival de endeudamiento público)
Como se ve entonces este asunto de los buitres (planteado hoy como un dolor de cabeza para el gobierno) en realidad es algo de lo que deberían preocuparse los que quieren suceder a Cristina, y dar alguna señal de lo que piensan hacer al respecto, porque según el camino que tomen, nos estarán dando una idea más o menos aproximada del rumbo que tomarían, en caso de ser gobierno.
Así que los escuchamos atentamente muchachos, somos todo oídos.
Puestos a analizar los resultados de las primarias de agosto, hay una amplia coincidencia (entre oficialistas y opositores) en que el gobierno fracasó en su estrategia centrada en alertar sobre los riesgos de una vuelta al pasado (el fantasma del 2001), porque las demandas de la gente tienen que ver más con el futuro, y con los problemas del presente.
Y también se dijo acá en varias oportunidades que la cuestión de la deuda externa (una de las políticas estructurales más importantes del kirchnerismo en estos 10 años) dudosamente le aporte al gobierno réditos electorales, de modo que tampoco hay que esperar que lo haga de cara a octubre.
Sin embargo, el episodio del fallo a favor de los buitres demuestra hasta que punto es dificultoso establcer un corte tan abrupto entre presente, pasado y futuro: si fuera confirmado, abriría el paso a reclamos de otros acreedores que no ingresaron al canje para cobrar la totalidad de sus deudas al valor nominal más los intereses corridos desde el defáult del 2001; e incluso planteos similares por parte de los bonistas que sí ingresaron a los canjes del 2005 y 2010, aceptando quitas importantes y plazos de pago amplios, que se extienden hasta el 2038.
Ni más ni menos que la posibilidad concreta de volver a entrar en cesación de pagos, retrotrayéndonos así al 2001; dando por tierra con un ejemplo en el que el kirchnerismo les dejaría sus sucesores encaminado un tema que heredó.
Pese a eso (o quizás por eso) el silencio de los candidatos opositores (sobre todo los más expectables, los que ya se están probando la pilcha de presidenciables para el 2015) es estruendoso: ni siquiera Ernesto Sanz, que esbozó la teoría de que todo se pudra para que a la UCR le mejoren los números, se creyó obligado a contarnos que piensa al respecto, o como lo manejaría si fuera gobierno.
Raro, en una campaña que transcurrió bajo el eje de la queja opositora por la herencia de problemas (como la balanza energética, o las tarifas de los servicios públicos) que les dejaría el ciclo kirchnerista.
Porque hay que agregar además (cuando nos dicen que hay que dejar de mirar el pasado y concentrarse en la agenda del futuro) que si hay un tema que tiene que ver con el futuro, es éste: Cristina se irá en el 2015 y tiene aseguradas las reservas del BCRA para pagar los vencimientos de deuda que caen hasta entonces (ver acá), pero el futuro presidente tendrá que diseñar su propia estrategia al respecto, y sus sucesores también. Aun sin contraer nueva deuda, y con un peso decreciente de la que ya existe y fue reestructurada sobre el PBI (mérito de los canjes del 2005 y 2010), los vencimientos llegan hasta el 2038.
La reestructuración de la deuda externa llevada adelante por el kirchnerismo en 2005 y 2010 fue algo más que sacarse de encima una mochila muy pesada, que gravitaba sobre la economía nacional como una espada de Damocles desde el golpe del 76', al estallido de la convertibilidad en el 2001: fue la condición necesaria de posibilidad para el despegue de la economía argentina en la última década, invirtiendo drásticamente las prioridades del gasto público, y de las principales variables macroeconómicas.
Tanto que desde entonces (medido en términos de PBI y de peso sobre las cuentas fiscales) los servicios de la deuda disminuyeron drásticamente, mientras se triplicaba la inversión en educación y seguridad social, y se decuplicaba la inversión en obra pública, con los efectos conocidos sobre el consumo, el empleo y la inversión: una cosa no hubiera sido posible sin la otra.
Por esa razón por ejemplo un eventual pago al contado del reclamo de los fondos buitres que litigan en los EEUU representaría hoy al tipo de cambio oficial unos 7581 millones de pesos, o sea apenas el 44,66% de lo que el gobierno nacional invertirá este año en la Asignación Universal.
Pero el impacto de los fallos a favor de los fondos buitres debe medirse más allá de su gravitación en las cuentas públicas: ponen en tela de juicio la política de reestructuración de la deuda llevada a cabo en los últimos años, que como se dijo fue uno de los pilares del crecimiento; y si se revirtiera no estaría lejano el retorno al ciclo negativo anterior al 2003.
Fíjense que por estos días algunos están que trinan por un aumento del gasto público en más de 23.000 millones de pesos por encima de lo previsto en el presupuesto, que se financió íntegramente con los recursos que se liberaron al no tener que pagar éste año el cupón PBI (3500 millones de dólares), que se dispara cuando la economía crece más del 3,26 % anual: un ejemplo actual que ilustra lo que pasa cuando uno tiene que pagar menos en concepto de deuda, aunque en éste caso sea consecuencia de que la economía creció menos el año pasado.
Cuando se conoció el fallo original de Griesa en el reclamo de los buitres, contábamos acá como habían votado los opositores los dos canjes de deuda (la Ley 26.017 para el del 2005, la 26.547 para el del 2010); acá y acá pueden ver las respectivas actas de Diputados.
El repaso histórico arroja constataciones sorprendentes, como que los radicales (hoy silentes ante el fallo de la Cámara yanqui) votaron mayoritariamente a favor en ambos casos, y los socialistas en contra o se abstuvieron, pese a lo cual Binner dijo (cuando el embargo de la fragata Libertad) que a los fondos buitres había que pagarles. A lo mejor por eso no apoyaron los canjes: ante el silencio reinante, sólo podemos suponer.
Y no es que los opositores no hayan hablado de la deuda en la campaña: por el contrario, muchos de ellos plantearon que era el momento oportuno para volver a salir a los mercados a tomar deuda, tanto pública como privada (que luego siempre termina siendo pública, y de hecho pesa sobre las cuentas del balance de pagos).
Algunos, para cancelar con deuda nueva los vencimientos de la reestructurada y no tener que apelar a las reservas del Central (receta ya ensayada muchas veces en el pasado, con los resultados conocidos); y otros, con la excusa de tomar préstamos para obras de infraestructura o financiar inversiones, liberando de ese modo las partidas previstas en el presupuesto para esos fines, para destinarlas a pagar la deuda, y no tener que usar las reservas (recordemos además el culebrón de Redrado autoacuartelado, con el fugaz respaldo radical).
Claro que aun en ésta última variante (recordamos a Barletta hablando de pedir 40.000 millones de dólares para mejorar los trenes), parecen no haber tomado nota de que la época del dólar barato y las bajas tasas de interés en el mundo, parece estar llegando a su fin: la FED considera que los estímulos que dio al crecimiento de la economía ya fueron suficiente, subió las tasas y empieza a aspirar dólares; que se van de los emergentes, como Brasil.
Lo que impone un panorama en el cual endeudarse es, como mínimo, imprudente; amén de que sería endeudamiento adicional al de los canjes, y eso modifica a futuro el perfil de la deuda (plazos, intereses, vencimientos) y su gravitación sobre las cuentas públicas. Los 90' también fueron una época dulce para endeudarse a tasas supuestamente baratas (los socialistas en la municipalidad de Rosario se prendieron entusiastas al festival de endeudamiento público)
Como se ve entonces este asunto de los buitres (planteado hoy como un dolor de cabeza para el gobierno) en realidad es algo de lo que deberían preocuparse los que quieren suceder a Cristina, y dar alguna señal de lo que piensan hacer al respecto, porque según el camino que tomen, nos estarán dando una idea más o menos aproximada del rumbo que tomarían, en caso de ser gobierno.
Así que los escuchamos atentamente muchachos, somos todo oídos.
9 comentarios:
don Melconián, salió a defender a los fondos buitres y un poco más los pintó como pobres viejecitos que con sus ahorros compraron bonos que la mala de Cristina no les quiere pagar.
Habráse visto gobierno nacional y popular más injusto ché
Sí, por ahí lo vimos, pero pensábamos que era un chiste para ponerse a tono con Del Sel
Chicos, lean a LUCAS CARRASCO.
De onda.
Volveran a desfilar las tropas extranjeras por el centro como cuando Urquiza. Que terrible, que sangrienta va a ser la revancha para que nunca mas un trapo celeste y blanco se enarbole por encima de la bandera con el signo $$$$$$$$$$
Che, para los que decían que no había gendarmería en Santa Fe
http://www.lacapital.com.ar/la-ciudad/Lamberto-critico-el-federalismo-a-la-inversa-tras-el-traslado-de-personal-de-Gendarmeria-a-Buenos-Aires-20130826-0063.html
El ministro de Seguridad provincial, Raúl Lamberto, rescató la decisión política del Ejecutivo para avanzar en el tema narcotráfico y se quejó del "federalismo a la inversa" tras el traslado de personal de Gendarmería hacia la provincia de Buenos Aires.
"Lo importante es que se está cruzando información, y los resultados están a la vista", dijo respecto de lo contraproducente que es la segmentación de las causas en temas vinculados al narcotráfico.
En diálogo con "Todos en La Ocho" sostuvo que "hay un nuevo tiempo en la Justicia provincial porque hay una decisión claramente política del gobierno provincial, hay una decisión muy fuerte de la Corte Suprema y del procurador para trabajar en forma coordinada, y estas son señales que ayudan mucho", sostuvo Lamberto.
El ministro creyó conveniente ratificar que "todas las investigaciones provinciales tienen como común denominador hechos de violencia, a nivel colateral se agregan figuras que son insoslayables como asociación ilícita o tema droga, que va generando figuras de incumbencia federal, por eso en algunos puntos se tocan".
Respecto de diferencias entre la Justicia provincial y la Federal, indicó: "Creo que hay realidades distintas, en Santa Fe la Justicia federal es acotada, creo que son sólo cinco juzgados. Hacer un correlato númerico sería odioso, pero sí creo que debe haber un correlato de calidad".
Y disparó que "sí me preocupan temas, conocimos el Plan Federal el viernes y hoy me informan que 70 gendarmes que estaban en la zona de Rafaela a Totoras son derivados a provincia de Buenos Aires. Si hacemos informaciones de federalismo y después retiramos fuerzas de las provincias hacia Buenos Aires estamos haciendo federalismo a la inversa, y eso nos duele".
El funcionario socialista remarcó: "Valoramos a Gendarmería y a Prefectura en el control federal de los territorios, pero si no lo hacemos federal por más que lo plasmemos en decretos, en intenciones loables, en la práctica son difíciles de concretar", se despachó.
Bien ajustado al tema del post el último comentario, eh.
Bueno, todos los "emancipadores" votaron por la negativa.
Hoy Lozano habla de racionalidad y quería que vayamos al "Estado autónomo del más audaz que Venezuela", en un país donde la mitad de la audiencia escucha Radio Mitre y la otra cuarta parte, la 10.
CFK: "Argentina pagó 173 mil millones de dólares en diez años a organismos de créditos públicos y privados"
Pucha qué nos salió caro el "desendeudamiento" y la "independencia de los acreedores internacionales"
U$S 173.000.000.000
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