Hace unos meses se
movilizaron miles de estudiantes y docentes universitarios protestando por el
recorte presupuestario,y a los pocos días miles de trabajadores convocados por
las CGT y las CTA salían a las calles para pedir la sanción de la ley anti-despidos;
que el Congreso sancionó y Macri terminó vetando.
Hubo protestas en
todo el país contra los tarifazos de luz y gas, y una lluvia de amparo en los
juzgados hasta llegar al fallo de la Corte Suprema que frenó el del gas, tras
más de 50 fallos en contra a lo largo y a lo ancho del país. Como el fallo de
la Corte dejó afuera a los comercios y las industrias, la CAME y otras cámaras
empresarias están empezando una segunda ola de reclamos en la justicia, para
ser excluidas de los brutales aumentos.
Tras el “frutazo”
de los productores del Alto Valle del Río Negro en plaza de Mayo, se anuncian
protestas similares de los tamberos y productores citrícolas, ante la
agudización de la crisis de las economías regionales. El 7 de agosto una
multitud marchó a San Cayetano, convocada por los movimientos sociales y la
Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), reclamando por la
declaración de la emergencia social, una ampliación de los planes de asistencia
y un aumento de emergencia a los jubilados que cobran la mínima.
Diferentes cámaras
empresarias (en particular las que nuclean a las Pymes) vienen manifestando su
preocupación por la apertura indiscriminada de las importaciones que agudizan
aun más la crisis del mercado interno, profundizando la caída de las ventas y
amenazando seriamente los niveles de empleo; mientras que el propio INDEC da a
conocer números que marcan que el desempleo se acerca velozmente a los dos
dígitos, mientras crece significativamente el número de personas que pasaron a
estar por debajo de la línea de pobreza como consecuencia de las políticas de
Macri.
Días antes, sectores del kirchnerismo bajo la convocatoria de las
Madres de Plaza de Mayo protagonizaron la “marcha de la resistencia”, algo que
no se producía desde 2006. Antes, en el aniversario del golpe del 76’, una
movilización masiva reclamaba por la continuidad de las políticas de memoria,
verdad y justicia seriamente amenazadas por el retiro del Estado de su rol
activo para impulsarlas.
Y finalmente ayer convergió desde todo el país a Plaza de Mayo la multitudinaria Marcha Federal convocada por las dos CTA, con la participación de los sectores disidentes de la recién reorganizada CGT (la Corriente Federal de los Trabajadores), que vienen reclamando hacia el interior de la central la convocatoria a un paro general y la definición de un plan de lucha.
Y finalmente ayer convergió desde todo el país a Plaza de Mayo la multitudinaria Marcha Federal convocada por las dos CTA, con la participación de los sectores disidentes de la recién reorganizada CGT (la Corriente Federal de los Trabajadores), que vienen reclamando hacia el interior de la central la convocatoria a un paro general y la definición de un plan de lucha.
Sectores políticos,
sociales y sindicales con pasados distintos o compartidos entre sí, que
estuvieron juntos o se bifurcaron, que protestan por intereses que pueden
parecer -en algunos casos- contradictorios o contrapuestos; e incluso con
diferentes opciones electorales en el balotaje de noviembre del año pasado: es
nítida por ejemplo en los “ruidazos” contra los tarifazos o en las protestas de
los productores de las economías regionales, la presencia de muchos votantes de
“Cambiemos”.
Sectores con
querellas con otros, viejas y recientes: desde productores que le cortaron las
rutas durante meses al kirchnerismo en el 2008 (aunque en la zona sojera no
haya protestas, porque están entre los ganadores del nuevo modelo), el
sindicalismo encarnado en la CGT de Moyano que rompió lanzas con el kirchnerismo luego del triunfo
electoral de Cristina en el 2011, o el Movimiento Evita (que hegemoniza la
CTEP), que acaba de escindirse en el Congreso del bloque de Diputados del FPV.
Sin embargo, todos
ellos con un elemento en común: decidieron ocupar el espacio público,
manifestarse y protestar porque están afectados seriamente por las políticas de
Macri y su gobierno. Un panorama que exige inteligencia para hacer la lectura
correcta de la situación, y obrar en consecuencia; y desde el cual se entiende
la referencia de Máximo Kirchner a los “brazos abiertos”, así
como antes Cristina convocaba a armar un “frente ciudadano”, con todos los que
tienen razones objetivas para oponerse a Macri, e intentar frenar sus
políticas.
El kirchnerismo viene reclamando hasta acá para sí
el rol de principal oposición a esas políticas, y en líneas generales su
conducta en el Congreso (en especial en Diputados) lo avala): no acompañó el
acuerdo con los fondos buitres, ni tampoco el blanqueo de capitales o el
desguace de los fondos de la ANSES, y estuvo entre los principales impulsores
de la ley anti-despido, recogiendo el reclamo de las centrales sindicales. Incluso intentó
infructuosamente abortar el tarifazo desde el Congreso, sin esperar a los
fallos judiciales.
Sin embargo, debe
comprender que no es la única oposición a Macri, que no todos se sienten
cómodos siendo conducidos por Cristina, y que reclamarles a los que adversan
con el gobierno una reivindicación total de los 12 años de gobiernos
kirchneristas (como una especie de profesión de fe opositora) sería absurdo: ni
siquiera nosotros podemos aprobar el conjunto del período a libro cerrado, sin señalar
errores, omisiones o tareas pendientes.
Sería tan absurdo como tomar del cuello a cada votante de Macri que (arrepentido o no de su decisión) salga a protestar contra su gobierno, hasta que confiese que se equivocó y pida disculpas por el error.
Sería tan absurdo como tomar del cuello a cada votante de Macri que (arrepentido o no de su decisión) salga a protestar contra su gobierno, hasta que confiese que se equivocó y pida disculpas por el error.
Hay que tener la
humildad de reconocer que tanto Néstor como Cristina no inventaron nada, sino
en todo caso tuvieron el coraje y la convicción de retomar las mejores
tradiciones históricas del peronismo y del campo nacional y popular, en clave
moderna: defensa del empleo, el salario y el consumo, protección del mercado
interno y desarrollo de la industria nacional, recuperación de la capacidad de
regulación y arbitraje del Estado en la economía, fortalecimiento de las
instituciones democráticas frente a los poderes corporativos, política exterior
autónoma, independiente y convergiendo hacia la integración con América Latina,
ampliación de derechos para los excluidos, vigencia plena de los derechos
humanos de hoy y compromiso ético del poder político con saldar la deuda con
sus violaciones en el pasado.
Claro que asimilar
todo eso cuesta horrores, y sobrarían motivos y razones para elegir otro
camino, sobre todo con aquellos que desecharon las advertencias sobre lo que
representaba Macri porque se trataba de una “campaña del miedo” para ganar
votos de último momento. Pero la gravedad de la situación exige poner la
política por encima de los enojos, lo que supone adoptar definiciones, y hoy
por hoy no hay definición más importante que oponerse a Macri.
Amplitud y generosidad, pero con firmeza, sin admitir que se disfracen de “diferencias ideológicas” lo que son oportunismos tacticistas a la espera de lo que digan las encuestas, la agenda que marcan los medios o los reacomodamientos en el peronismo; sin vedettismo sobre quien es mejor o mayor opositor, pero sí exigiendo -como mínimo- que todos los que quieran sumarse se planteen de un modo, claro, definido y unívoco como opositores: nada de consignas engañosas, como lo de “no poner palos en la rueda” o “apostar a que al gobierno le vaya bien”, ni actuar como segundas marcas del macrismo.
Tampoco caer en la tentación de ganar a cualquier precio, o ganarle a Macri para volver a perder de nuevo: por allí anda Massa (que se perfila y lo perfilan como la alternativa taquillera) replicando el discurso de Macri, estigmatizando la protestas y hablando en contra de los trabajadores que ejercen sus derechos, como reclamar una indemnización por accidente de trabajo.
Amplitud y generosidad, pero con firmeza, sin admitir que se disfracen de “diferencias ideológicas” lo que son oportunismos tacticistas a la espera de lo que digan las encuestas, la agenda que marcan los medios o los reacomodamientos en el peronismo; sin vedettismo sobre quien es mejor o mayor opositor, pero sí exigiendo -como mínimo- que todos los que quieran sumarse se planteen de un modo, claro, definido y unívoco como opositores: nada de consignas engañosas, como lo de “no poner palos en la rueda” o “apostar a que al gobierno le vaya bien”, ni actuar como segundas marcas del macrismo.
Tampoco caer en la tentación de ganar a cualquier precio, o ganarle a Macri para volver a perder de nuevo: por allí anda Massa (que se perfila y lo perfilan como la alternativa taquillera) replicando el discurso de Macri, estigmatizando la protestas y hablando en contra de los trabajadores que ejercen sus derechos, como reclamar una indemnización por accidente de trabajo.
Hay que comprender
claramente que no hay 2019 sin 2017, y que la mejor forma de desestimar las
denuncias de desestabilización que lanza el gobierno para estigmatizar la
protesta, es organizarse políticamente para propinarle a Macri una derrota
electoral contundente y categórica, que frente su nefasto proyecto político y
evite que se consolide y agrave el daño social y económico que ya ha producido.
Lo leímos por allí
en las redes sociales, y lo reproducimos porque nos pareció muy gráfico: es
importante llenar las plazas y hacer ruido para que se visibilicen el reclamo y
la protesta, pero es más importante llenar las urnas de votos
silenciosos, de todos los que no quieren que el país siga por el rumbo que hoy
lleva.
Ese debe ser el objetivo, y si acordamos en eso, después vendrán la discusiones de las mejores estrategias para conseguirlo (no necesariamente iguales, pero sí convergentes entre todos los que pueden sumar a ese fin), los roles que a cada uno le toque asumir y los liderazgos, teniendo en claro que todos los que se sumen tendrán que tolerar algo que no les guste, o convivir con el que no pensaban o no querían hacerlo.
Como dijo ayer Hugo Yasky, para derrotar a la derecha hay que hacer que encastren las piezas.
Ese debe ser el objetivo, y si acordamos en eso, después vendrán la discusiones de las mejores estrategias para conseguirlo (no necesariamente iguales, pero sí convergentes entre todos los que pueden sumar a ese fin), los roles que a cada uno le toque asumir y los liderazgos, teniendo en claro que todos los que se sumen tendrán que tolerar algo que no les guste, o convivir con el que no pensaban o no querían hacerlo.
Como dijo ayer Hugo Yasky, para derrotar a la derecha hay que hacer que encastren las piezas.
6 comentarios:
Acuerdo con tu visión "macro" y con la obligatoriedad de, por vía democrática y sufragio, ganar los espacios perdidos que tuvo el progresismo, sea sostenido por el referente que fuere.
El problema (hoy no resuelto y todavía robusto) es el armado de listas a votar, precisamente. El lugar material al cual concurra ese "voto silencioso".
Y lo que campea por bambalinas políticas es una declarada exclusión, al menos desde el Peronismo, no sólo de la experiencia recientemente concluida (una imposibilidad temporal, si me permitís, lo pasado existió, no hay cómo evaporarlo) sino una también declarada exclusión de cualquier referente que lo haya actuado a nivel gubernamental.
Si el Peronismo, actor principalísimo de una hipotética y necesaria vuelta a la progresía, no puede acordar hacer las paces con su pasado reciente dejando de negarlo e incluyendo referentes representativos del período anterior, entonces, un frente ciudadano más plural perdería masividad por la crisis interna de un Peronismo decidido por la fractura y la dispersión.
Decís que no hay que exigir autos de fe sobre el pasado. Acuerdo. Pero una cosa es no solicitarlos y otra es consensuar que se nieguen los cambios sociales y de imaginario acontecidos en ese período. Que excedieron a los propios líderes carismáticos que los impulsaron, incluso (lo carismático, es el factor que diferencia a Néstor y Cristina, de considerárselos meros ejecutores de un ideario fundacional). Decís que Néstor y Cristina no inventaron nada que no hubiera sido esbozado en el Peronismo inicial. Muy probable. Pero sus aptitudes, esencialmente en política exterior, la centralidad de Néstor en las crisis regionales, denotan habilidad creativa que le es propia y no es herencia. Ahí hay un tipo que entiende la geopolítica con la heterodoxia que lo hacía Perón, en estatura idéntica. Su propuesta sobre la deuda externa, es originalidad personal.
Si no se disuelve la negación del pasado reciente - o la complacencia para con los que la niegan - , no veo construcciones de envergadura posibles. Es como si el Menemismo, en su momento, se hubiera propuesto negar lo acontecido socialmente con el Alfonsinismo. En lo formal, no lo hicieron (en el plano real, claro que batallaron por hacerlo - infructuosamente, atención también con ese otro dato, infructuosamente -; pero hasta esa vertiente nefasta del Peronismo, se cuidó de negar la experiencia pasada).
Permigir que se niegue el período, ES PERMITIR QUE SE NIEGUE A SUS ELECTORES, que se los evapore ontológicamente. ¿Qué masa de personas le apostaría un centavo a quien le está negando su existencia grupal?
Estoy de acuerdo en que muchos no quieren ser encolumnados detrás de Cristina y lo respeto. Pero... ¿y los referentes que actuaron en política reciente, a su lado? ¿Tampoco deben ser considerados en listas? .
Sinceramente...¿qué votante que apoyó el período anterior emprendería, voluntariamente y porque se lo piden ciertas fuerzas político-sociales en pos de un frente, una auto-evaporación de su propia experiencia?
Tiene que haber un principio de respeto para concretar un armado. Y es aceptar, declarativamente, que ESE PASADO EXISTIÓ, que tuvo valía, y que algunos de los presupuestos que lo guiaron - y que nos guiaron - tienen vigencia todavía. Saludos.
No podríamos estar más de acuerdo, de hecho en ninguna parte del texto se habla de aceptar la negación de la experiencia kirchnerista, se apunta a otra cosa. Precisamente el punto básico de los acuerdos es la aceptación de un programa común, que en buena medida fue ejecutado por los gobiernos de Néstor y Cristina, sin eso ni siquiera vale la pena sentarse a hablar. Menos con cierto peronismo al que lo que le molesta es justamente esa experiencia por su sentido y contenido, no Cristina en sí. Como si hubieran estado prisioneros de un rumbo que no compartían durante 12 años, pero lo aceptaban porque les resultaba redituable electoralmente.
Unidos para q?. Nestor no se unio a Menem en 2003 pese al acechante peligro d la derecha bull-dog d ingresar en ballotage. D nada sirve unirse para continuar el neoliberalisno q baja d La Embajada bajo el ropaje d la restauracion menemista q copo el PJ. Tuvimos Nestor 2003 x la intransigencia d las convicciones d Nestor q rechazo la unidad a cualkier precio.
¿Y en qué parte de todo el texto se habla de unirse para continuar el neoliberalismo y todo lo demás?
"debe comprender que no es la única oposición a Macri, que no todos se sienten cómodos siendo conducidos por Cristina".
La incomodidad con la conduccion d Cristina se explica en base a matices dentro del proyecto peronista d Nestor o x encarnar un proyecto antagonico noeliberal?. La "oposicion" a Macri no cristinista es esencia d caracter neoliberal: FR, PJotismo, GEN; la conduccion d la CGT unificada es la pata sindical massista.
"Hay que tener la humildad de reconocer que tanto Néstor como Cristina no inventaron nada, sino en todo caso tuvieron el coraje y la convicción de retomar las mejores tradiciones históricas del peronismo y del campo nacional y popular, en clave moderna: defensa del empleo, el salario y el consumo, protección del mercado interno y desarrollo de la industria nacional, recuperación de la capacidad de regulación y arbitraje del Estado en la economía, fortalecimiento de las instituciones democráticas frente a los poderes corporativos, política exterior autónoma, independiente y convergiendo hacia la integración con América Latina, ampliación de derechos para los excluidos". ESTO ES PERONISMO, ESTO ES KIRCHNERISMO, ESTO NO ES MENEMISMO: ESTO NO ES NI FR NI PJOTISMO.
Tenemos las PASO, PBA 2017 decide 2019: los votos decidiran kien conducira al espacio peronista, yo no tengo dudas kien sera la conductora y las encuestas ya lo estan anticipando.
"hoy por hoy no hay definición más importante que oponerse a Macri.
Amplitud y generosidad, pero con firmeza, sin admitir que se disfracen de “diferencias ideológicas” lo que son oportunismos tacticistas a la espera de lo que digan las encuestas, la agenda que marcan los medios o los reacomodamientos en el peronismo; sin vedettismo sobre quien es mejor o mayor opositor, pero sí exigiendo -como mínimo- que todos los que quieran sumarse se planteen de un modo, claro, definido y unívoco como opositores: nada de consignas engañosas, como lo de “no poner palos en la rueda” o “apostar a que al gobierno le vaya bien”, ni actuar como segundas marcas del macrismo.
Tampoco caer en la tentación de ganar a cualquier precio, o ganarle a Macri para volver a perder de nuevo: por allí anda Massa (que se perfila y lo perfilan como la alternativa taquillera) replicando el discurso de Macri, estigmatizando la protestas y hablando en contra de los trabajadores que ejercen sus derechos, como reclamar una indemnización por accidente de trabajo. " Estaba ahí nomás, abajito a continuación de lo que citaste. Hay que leer completo, sin prejuicios
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