LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

jueves, 29 de septiembre de 2016

PUNTO DE PARTIDA


Cuando Macri decretó la “emergencia estadística” decíamos que era muy sugestivo que lo hiciera justo cuando su gobierno descargaba impiadosamente una batería de medidas que no podían sino tener efectos negativos sobre el empleo, el consumo, los salarios y los indicadores de pobreza e indigencia. A juzgar por sus dichos de Macri de ayer, no estuvimos muy errados.

Con la velocidad de una “blitzkireg” fríamente planificada se levantó el cepo, se devaluó la moneda y se eliminaron retenciones, acelerando la inflación en general, y la de los “bienes salario” (es decir los alimentos y consumos básicos de la canasta familiar) en particular, de modo que el shock golpeó con particular dureza a los más pobres.

Mucho antes de que el INDEC volviera a medir la pobreza (con una metodología que ya algunos están cuestionando), el otrora alabado “Observatorio Social” de la UCA decía que las políticas del gobierno de Macri habían creado más de un millón y medio de nuevos pobres, en unos pocos meses.

Consistente con esa aseveración (la de que la pobreza aumentó significativamente con éste gobierno, y por sus políticas) otros indicadores privados y del propio INDEC vienen revelando el porrazo que se pegó la economía en los casi 10 primero meses del gobierno de “Cambiemos”: el salario real perdió entre 10 y 15 puntos contra la inflación, creció el desempleo (entre los trabajadores formales, entre los informales mucho más), se desploman el consumo, las ventas minoristas, la construcción (gran dadora de empleo, sobre todo informal) y la producción industrial, en casi todas sus ramas.

Las jubilaciones (ajustadas por la ley de movilidad del kirchnerismo) y la AUH (ídem) perdieron también contra la inflación, por primera vez en muchos años, acaso con la excepción del 2014; y el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) medido en dólares pasó de ser el más alto de América Latina, a estar en la mitad de la tabla de los países de la región.

Parafraseando las críticas a Videla, no hubo errores ni excesos: se trató de políticas deliberadamente gestadas con ese propósito, para bajar el costo salarial medido en dólares y hacerle “recuperar competitividad a la economía”, es decir tasa de ganancia al capital, incrementando la tasa de explotación de la mano de obra.

Un gobierno “de dos velocidades” que atendió y atiende con celeridad las demandas del capital, mientras posterga indefinidamente las del trabajo y de los sectores de ingresos fijos, y los informales. Se niega a que se reabran las paritarias, no da respuestas a los trabajadores no formalizados y -en la cumbre del cinismo- pide ahora por boca del presidente que no lo juzguen por eso, y que la sociedad acepte hacer “borrón y cuenta nueva”.

El mismo Macri que prometió en campaña la “pobreza cero” quiere ahora clausurar la discusión sobre los miles de nuevos pobres que creó con sus políticas, y sostiene que es poco realista fijarse ese objetivo en tan solo cuatro años. Poco antes había dicho algo parecido su Jefe de Gabinete; en algo bastante parecido a una confesión implícita de que mintieron descaradamente en campaña.


Sin embargo, todas y cada una de las medidas que Macri fue tomando en estos meses para entregarle el país en bandeja al capitalismo buite y a los capitales golondrinas del modelo de valorización financiera las justificó en la necesidad de eliminar la pobreza: bajo esa premisa se rindió incondicionalmente a los fondos buitres, levantó el “cepo”, desreguló el mercado cambiario, desmanteló los controles de capitales, impulsó el blanqueo, aumentó brutalmente las tarifas de los servicios públicos y se apresta a depredar los activos del Fondo de Garantía de la ANSES; mientras clausuró la moratoria previsional, intentó aumentar la edad jubilatoria, sondea el terreno para volver a plantear la flexibilidad laboral, y postula discutir las paritarias del año que viene por las “metas de inflación”, y no por la inflación pasada, y el poder adquisitivo que por ella perdieron los salarios.

Ese es Macri, su gobierno, sus políticas y sus resultados: vino a producir el shock redistributivo (de los que menos tienen a los que más tienen) que su clase ejecuta con precisión de relojería cada vez que considera que se ha atravesado una línea invisible en materia de recuperación de empleo, salarios, dignidad y derechos, y eso se les vuelve intolerable.

Ese es el verdadero “punto de partida” del que hablaba ayer el presidente, y los que lo sustentan ya se están preguntando si no es necesario otro manijazo similar al del comienzo: se habla con insistencia de “alto costo laboral”, “atraso cambiario” y “sinceramiento de las tarifas”, preparando acaso una nueva devaluación y más golpes al bolsillo popular.

Como lo hacían antes con los tanques y las botas, los golpes de mercado disciplinadores o la cooptación de los partidos populares para que ejecutaran su programa; ahora convalidados por los votos que obtuvo -en buena medida- sobre la base de la promesa falsa de que “nadie iba a perder nada de lo que tenía”, Macri vino para eso, y eso es lo que está haciendo: no hay “ensayo y error” o aprendizaje sobre la marcha, sino en todo caso avances y retrocesos, según el grado de resistencia social y política con que se encuentra.

En ese contexto, es absurdo ingresar en una discusión metodológica sobre la confección de los índices de pobreza a e indigencia, porque lo concreto es que desde el 2003 hasta el 2015 la tendencia del proceso marcaba la disminución de ambos (después podemos discutir en cuanto, pero el hecho en sí de la baja es incontrastable), y desde el 10 de diciembre la tendencia se revirtió, y drásticamente: el kirchnerismo se fue del poder con menos pobres que los que recibió, y Macri hoy tiene más de los que heredó; lo demás es cuento.

Y como decíamos más arriba, en el colmo del cinismo pretende ahora que miremos para el costado como sociedad, y hagamos borrón y cuenta nueva con el estropicio social que produjeron en menos de un año, y miremos para adelante; porque “lo que pasó pasó”, y las medidas que tomaron eran inevitables “por la pesada herencia recibida”, “para evitar convertirnos en Venezuela” o porque “íbamos rumbo a otra crisis como la del 2001”: no solo te meten la mano en el bolsillo o te dejan sin trabajo, sino que te toman por pelotudo.

No conforme con la impunidad mediática y judicial de la que goza, y con la amnistía mental que vastos sectores de la sociedad han decidido concederle (pasando por alto quien es, o votándolo precisamente por eso: por lo que es y representa), Macri reclama ahora impunidad electoral y ante la historia, poniendo bajo un paraguas de olvido casi una cuarta parte de su gestión.

El juicio de la historia está lejos, el de las urnas más cerca. Acaso sea esa la oportunidad para demostrarle cuan equivocado está.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si estuviera por partir les diría "llevo en mis oídos el peor y más diabólico mensaje de una persona inescrupulosa y mentirosa congénita". Ayer nos mostró el rostro más perverso de un tipo que con mucho cinismo viene a decirnos que luego de 10 meses desastrosos para la república, por ende nosotros sus habitantes, aceptará que recién hoy comienza su gestión y a partir de este punto la deberemos calificar.
No sé ustedes, pero luego de tanta mentira y lamentables puestas en escenas, no hay nada positivo para rescatar. Habló de pobreza cero y con ese slogan de campaña quiso que el Papa Francisco lo recibiera con los brazos abiertos y lágrimas en los ojos.
Habló de la deuda histórica con los jubilados y hoy los condena a la indigencia.
Subió a los escenarios bailando, acompañado por la banda de impresentables igual que él, porque venía la Revolución de la Alegría y tuvo que hacer blindar el auto que lo traslada.
Iba a combatir la corrupción y la caca le está alcanzando las rodillas.
Iba a combatir el narcotráfico y junto a la Bullrrich montaron escenas violentas largando a los Lanata, trajeron a Perez Corradi, lo detuvieron al Monchi de Los Monos y ahora inventan una banda encapuchada que lo amenaza desde la TV. Mientras tanto, reprimen a lo guacho a los trabajadores que protestan.
Le devolvió las ganancias a los de las economías concentradas, pero no a los trabajadores.
Manda a sus secuaces a reunirse con el trío de la CGT (Confederación de Garcas Traidores)para que le den instrucciones sobre cuando deben realizar el "paro" y el modo de comportarse en las protestas.
Vive cansado pese a que no hace ningún esfuerzo, ni siquiera de superarse personalmente articulando palabras coherentes no escritas por sus asesores los intelectuales formados en los baños del bodegón.
POBREZA: 33% - INDIGENCIA: 7% - TOTAL DE MISERABLES: 40%, y vá en búsqueda de empardarlo a De la Rúa: 53%.
Tendrán en cuenta los tres tristes Garcas Traidores, que de ese 40%, el 30% son trabajadores formales y precarizados.
Como dijo Pepe Mujica, Argentina y Brasil parecen repúblicas bananeras, la puta que los parió.
No esperemos cien años. Elijamos luchar ya.

Anónimo dijo...

La soberbia no la pueden disimular, capaz q ni
quieren disimularla. Ellos te dicen desde cuando
aceptan ser evaluados. Mil gracias a todos los que
con su voto ayudaron a que lleguen al gobierno.

Anónimo dijo...

Pan de trotyl. Y lo evaluamos sobre los escombros.