UN CASO DE AMOR NO CORRESPONDIDO

Pese  toda la onda que le puso durante meses Carlos Burgueño desde las páginas de Ambito Financiero, Obama dejó la Casa Blanca sin firmar el reingreso de la Argentina al Sistema General de Preferencias (SGP) para que puedan entrar al mercado yanqui sin restricciones y sin pagar aranceles productos argentinos comprendidos en unas 52 posiciones arancelarias, que van desde la carne (que tuvo un acceso limitado hace meses) hasta los tubos de acero sin costura.

Tal como lo da cuenta la nota del propio Burgueño en la edición de ayer del diario, el SGP es una herramienta política discrecional del gobierno de EEU, que (esto lo acotamos nosotros) le ha valido ser el país con más denuncias en la OMC junto con China, por prácticas distorsivas del comercio internacional; algo que viene a cuento recordar ahora, cuando nos enteramos de que el discurso proteccionista yanqui habría comenzado con Donald Trump.

A través del SGP los EEUU premian o castigan a los países permitiéndoles acceder a su mercado interno, según como traten a sus inversiones en el exterior, y según como se alineen en política internacional respecto a los objetivos y propósitos de la Casa Blanca.

En ese sentido puede decirse que a Macri méritos no le faltaron, desde la apertura preferente para la radicación de inversiones estadounidenses en el país (que vienen goteando como las demás, lejos de la lluvia prometida) y el levantamiento del “cepo” para que las multinacionales pudieran volver a girar dividendos a sus casas matrices, hasta los cambios a la ley de medios y a “Argentina Digital”, y la modificación por decreto de las restricciones establecidas por la ley de tierras rurales aprobada por el Congreso en el gobierno de Cristina, para que los extranjeros vean limitadas sus posibilidades de comprarlas en el país: dicen las malas lenguas que la visita  de Obama al país y su estadía en los lagos patagónicos no fue ajena al hecho.

Del mismo cuño fueron la “ley de participación público-privada”, y su globo de ensayo aprobado por DNU para laslicitaciones de las energías renovables; y hasta el cese del “Fútbol Para Todos”, para abrirles la puerta a Fox y Turner para acceder a los derechos de televisación de los partidos.

La Argentina había sido excluida del SGP en el 2012 porque el gobierno de Cristina se negaba a pagar los laudos arbitrales del CIADI que favorecían a empresas yanquis porque éstas no habían iniciado los reclamos para ejecutarlos ante los tribunales del país y a su vez habían cedido los derechos derivados a fondos buitres (a propósito: vamos rumbo a un juicio de Telefónica en el CIADI por el decreto de las telcos que dictó hace poco Macri, a piacere de Clarín), y porque no “normalizaba” la relación con todos sus acreedores externos, léase no aceptaba cumplir los fallos de Griesa tal como fueron dictados, y pagarles a los fondos buitres en sus propios términos.

Sin embargo, la sucesión de los hechos terminó demostrando que ni aun cumpliendo Macri con creces esa exigencia no bien empezado su gobierno, y sobreactuando el alineamiento con los EEUU al borde de la humillación (por ejemplo buscando quebrar el MERCOSUR para ingresar a los TTP que el propio Congreso yanqui había frizzado), logró que Obama cumpliera su palabra y dispusiera el reingreso de la Argentina al Sistema General de Preferencias.

Por supuesto que con Trump instalado desde ayer en la Casa Blanca las perspectivas de que la cosa prospere son aun menores; aun el cipayaje local (político y periodístico) no cejará en su empeño de vender humo al respecto.

Una lección que nos deja algunas enseñanzas sobre como funciona en realidad ese “mundo” al que volvimos desde que gobierna “Cambiemos”.