Cuando se conoció que la Corte Suprema confirmaba la condena contra Cristina y su proscripción electoral y política, decíamos nosotros en ésta entrada: "El régimen (no ya el gobierno de la marioneta presidencial, que es solo su fachada) ha abierto una caja de Pandora al sacar del escenario electoral al principal elemento ordenador de la política nacional de los últimos 20 años, en un contexto de apatía política y anomia ciudadana, con una crisis económica cuyas manifestaciones sociales cualquiera puede comprobar a diario en carne propia, y a las puertas del estallido de otra burbuja financiera de endeudamiento y fuga de capitales.".
Y lo que vino pasando en los días posteriores nos dio la razón: nadie -ni en el oficialismo ni en la oposición- parece saber bien que va a pasar, o por donde decantará el proceso; que no es ni más ni menos que la reedición de lo que Cooke definiera como el empate hegemónico: ni el régimen pude terminar de estabilizarse consiguiendo legitimidad política, ni el campo popular alcanza la fuerza suficiente para desplazarlo, bastándole la que posee (y a veces) para resistirlo e impedirle avanzar.
Poco importa determinar con exactitud si todas las fracciones de la derecha (incluyendo la que formalmente gobierna) acordaron el momento de confirmar la condena de Cristina, pero lo que sí está claro es que subestimaron la reacción popular antes (viniendo como veníamos de un proceso persistente de apatía ciudadana traducida en el elevado ausentismo electoral), y ahora tampoco aciertan a predecir su profundidad y prolongación en el tiempo.
Allí hay que encontrar las causas de la paranoia y el miedo que se ha desatado entre los papagayos mediáticos del régimen, que hasta 10 minutos antes gastaban a cuenta -por enésima vez- de la extinción definitiva de Cristina y del kirchnerismo/peronismo, y ahora comprueban con preocupación que no hicieron más que despertar al gigante invertebrado; y después de atizar cotidianamente el odio, descubren que tienen que empezar a mirar por arriba del hombro, todo el tiempo.
Mientras los opinólogos de toda laya nos venden un museo de novedades y llaman a ponerles nombres nuevos a cosas viejas, las dos tradiciones políticas que dominan la sociedad y la política argentinas desde hace 80 años (el peronismo y el antiperonismo) se muestran revividas y marcando el tono de época. Tanto que el gorilismo social le quiere marcar los tiempos al político y judicial, como cuando después del levantamiento de Valle pedían "Aramburu dales duro".
Tanto miedo tienen a la reacción popular que están pidiendo poco menos que una versión actual del Decreto 4161, para prohibirle a Cristina el balcón, que los saca de quicio y les saca la ficha de su gorilismo, por una razón muy sencilla: desde el de la Casa Rosada el 17 de octubre del 45' al de la Gaspar Campos después del primer retorno de Perón al país, el balcón es la escenografía visual por antonomasia de los fracasos de la Argentina gorila en sus intentos por erradicar definitivamente al peronismo de la escena nacional.
Como pasó en aquel 17 de octubre y después de la caída de Perón en la resistencia peronista, hay en la reacción popular por la condena y proscripción de Cristina un mix de espontaneidad y organización, de respuesta emocional y de pura lógica racional instrumental de salir en defensa de quien los defendió dignificándolos, y protegió sus intereses. Y también como entonces hay dirigentes y estructuras (políticas, sociales, sindicales) que están a la altura de las circunstancias y otros que no, pero el proceso se les impone, forzosamente.
También como en los tiempos posteriores al golpe fusilador y del "No me olvides" nacen y se multiplican formas de resistencia hormiga para recordar -una vez más y por si hiciera falta- que los pueblos no olvidan a quien no los traiciona, que no nos han vencido, que acá estamos, dispuestos a vencer, y que la lucha se debe dar en todos los frentes sin excluir ninguno, pero en especial poniendo el cuerpo en la calle, para que no nos puedan invisibilizar ni ignorar, ni (con perdón de la palabra), desaparecer. Y que como dijo Cristina, vamos a volver.
Por eso el gobierno -en tanto instrumento formal del poder real, hoy más que nunca- es el primer interesado en no perder el control de la calle y por eso despliega un operativo represivo en la madrugada en las inmediaciones de la casa de Cristina para desalojar a la militancia, aumenta por decretazo las facultades represivas de la Policía Federal para reprimir la protesta social e intentó por todos los medios evitar que la movilización multitudinaria para acompañar a Cristina a Comodoro Py se produjera; y cuando no lo logró implantó de hecho el estado de sitio requisando colectivos y militarizando las calles, para atenuar su impacto.
La condena contra Cristina cayó sobre una realidad, para modificarla, pero no en el sentido deseado por el poder real: gobernaban ellos a través de quien solo pudo ser el resultado del desencanto de buena parte de la sociedad con los resultados de la democracia, y esperaban consolidarse legitimándose por el vaciamiento de esa democracia, traducido en el elevado ausentismo electoral, en especial entre los sectores populares.
La reacción popular contra la proscripción de Cristina es porque sacan de la oferta electoral a quien -en medio de ese oscuro panorama- mejor asumió el desafío central de la política, que es representar, por lo que la disputa que se abre a partir de entonces no es por la libertad de Cristina, por sus derechos políticos o por el derecho de parte del pueblo a votarla: es por el sentido último de la democracia y su intensidad medida en términos de reparación de injusticia y reducción de desigualdades.
Y dentro de esa lucha general, va implícita la lucha por la dimensión de las libertades públicas amenazadas, el estado de derecho vulnerado groseramente y la recuperación del consenso democrático que hoy está indudablemente quebrado. Tuit relacionado:
¿Puedo salir o no al balcón de mi casa? Parece joda, pero no…
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) June 18, 2025
Por eso le preguntamos al Tribunal que aclare, por favor, qué comportamiento se encuentra prohibido.
Te comparto el pedido de aclaratoria presentado por mis abogados.https://t.co/Rspne9knga
2 comentarios:
Que miedo le tienen. A ella y a la gente en la calle. Desde los ricos empresarios a los tontos loros replicadores de los medios. Pare de sufrir.
El Colo.
El gigante invertebrado (qué cuadrazo el Bebe Cooke) está vivito y coleando y, quiero creer, en marcha. Y espero que entiendan los que militaban en contra de Cristina en el PJ y hoy son los pequeños hombres que retrataba Discépolo en Yira Yira ..."cuando manyés que a tu lado se prueban la ropa que vas a dejar", que el apoyo popular a Ella no se transfiere por encuestitas pagas o gestos sobreactuados de indignación. Sí, a Kicillof y su runfla me refiero.
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