LA FRASE

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sábado, 30 de abril de 2011

SEIS IDEAS FALSAS SOBRE LA GLOBALIZACIÓN.

Por Carlos Vilas

"La globalización se ha introducido en el habla cotidiana de sectores amplios de población. Aunque se trata de un fenómeno complejo cuyo conocimiento dista mucho de haberse agotado, en América Latina parece predominar la idea de que la globalización es algo extraordinariamente poderoso, que obliga a actuar a los países de la región y a su gente de un modo que no deja alternativas. Identificada generalmente con la emancipación de ataduras y rigideces del pasado, parece implicar al mismo tiempo la reducción drástica del margen de opciones públicas: hay cosas que ya no se pueden hacer, y otras que es inevitable hacer, por la globalización.

Este discurso, eufórico y determinista, se basa en un conjunto reducido de proposiciones simples que se asumen como verdades autoevidentes; el cuestionamiento de las mismas es considerado la mejor prueba de la ignorancia, estupidez incluso, de quien aventura sus dudas.

Planteadas de manera muy resumida, esas proposiciones son las siguientes:


1. La globalización es un fenómeno nuevo.
2. Se trata de un proceso homogéneo.
3. Es, asimismo, un proceso homologeneizador: gracias a la globalización todos seremos, antes o después, iguales y en particular los latinoamericanos seremos iguales en desarrollo, cultura y bienestar a nuestros vecinos del norte y de Europa.
4. La globalización conduce al progreso y al bienestar universal.
5. La globalización de la economía conduce a la globalización de la democracia.
6. La globalización acarrea la desaparición progresiva del Estado, o al menos una pérdida de importancia del mismo.

En conjunto, esas proposiciones constituyen el núcleo de lo que podemos llamar la ideología de la globalización. Se trata de una ideología conservadora que encubre la realidad para inhibir la voluntad de cambiarla. Como toda ideología conservadora, enfoca selectivamente al mundo de acuerdo con una configuración de poder dada, a la que trata de preservar y consolidar. Así presenta como necesaria e inevitable una configuración contingente de la realidad, y como producto de la dinámica inmanente de la técnica lo que es en realidad producto de particulares decisiones en función de objetivos e intereses específicos. La dinámica egoísta del mercado y la búsqueda de la ganancia pecuniaria por encima de cualquier otra consideración son exaltadas como la realización de la razón y del progreso, postulando como un avance hacia la modernidad, e incluso la “posmodernidad”, lo que en muchos aspectos es un regreso a las modalidades más perversas y depredadoras del capitalismo decimonónico. El enunciado de esta ideología está acompañado generalmente de referencias ambiguas y confusas al fin de siglo y a la inminencia de nuestro ingreso en el tercer milenio. El efectismo de estas alusiones contribuye adicionalmente a confundir a la audiencia desprevenida; el impacto de perderse la oportunidad de entrar por la puerta grande de la globalización a otros mil años de historia es demasiado fuerte incluso para ponerse a pensar que ninguno de nosotros estará vivo al final del próximo siglo para contrastar, con el beneficio de la experiencia, la plausibilidad de las proposiciones que se enuncian en nombre de las próximas cien décadas.

Afortunadamente no será necesario esperar tanto. Las afirmaciones que integran esta ideología conservadora no se encuentran avaladas ni por la historia ni por la observación del presente; al contrario, cuando se las contrasta con la realidad la mayoría de ellas resulta desvirtuada, o por lo menos tan fuertemente acotada que pierde toda validez. Dicho llanamente: estas proposiciones están equivocadas."

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El carácter conservador de la globalización, se debe tener muy en cuenta a la hora de analizar esta imposición del capitalismo (ELABAS)

Daniel dijo...

Excelente visión. Habría que girarle el artículo a Fernando Iglesias.