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lunes, 11 de abril de 2011

Sistemas electorales y representación política: el caso santafesino. De la Ley de Lemas a las Internas Abiertas y la Boleta Única. (II)


Por Sandra Viñas

Continuando con el análisis del sistema electoral santafesino, abordaré hoy las denominadas P.A.S.O., que se realizarán en la provincia el próximo 22 de mayo.
SISTEMA DE PRIMARIAS ABIERTAS SIMULTANEAS Y OBLIGATORIAS
El sistema electoral de la provincia de Santa Fe es el de  Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, regulado por la Ley  12.367. Este modelo es el que se implementará a nivel nacional en el próximo mes de agosto, sancionado a través de la Ley 26.571 y al que consideramos  un avance para la democratización de los partidos, la transparencia y la equidad en la competencia política. Entiendo que los objetivos de la reforma política nacional se vinculan a la necesidad de profundizar la democracia interna de los partidos, logrando un mayor equilibrio entre las fuerzas políticas y el acceso de los ciudadanos a participar en la elección de los futuros candidatos.
El Estado será garante de la publicidad electoral y el reparto equitativo de los espacios publicitarios y esto se le debe agregar la indudable decisión política de contar con un sistema de partidos fuerte, solvente y que permanezcan en el tiempo, como cabal reflejo de las necesidades de sus representados.
Pero volvamos al territorio provincial para analizar el funcionamiento del ya probado sistema de las PASO.
Esta norma  es de aplicación en toda la jurisdicción provincial y para todas las categorías de candidatos provenientes de todos los partidos políticos, alianzas y confederaciones.
Todos los ciudadanos en condiciones de votar domiciliados en la Provincia deberán, entendido como carga pública,  elegir en una primera instancia a un candidato de un partido, alianza, o confederación de partidos de manera tal que el que resulte elegido por mayoría simple sea el candidato  en las elecciones generales.
Las «primarias abiertas» (open primary), son precisamente llamadas así porque para participar en ellas no se necesita ninguna prueba o acreditación del enrolamiento o afiliación partidaria, ya que lo que particulariza a estas elecciones es que en ellas pueden participar todos los ciudadanos que integran el cuerpo electoral.
Cabe destacar que en este proceso electoral todos los ciudadanos deben votar, sin que la  afiliación partidaria sea una condición sine qua non  para elegir candidato.
En cuanto a la simultaneidad, todos los partidos, alianzas y confederaciones de partidos elegirán a sus candidatos en un mismo acto eleccionario, con lo cual el cronograma electoral, tendrá una incidencia diferente a la que tenía en el sistema anterior vigente. De esta forma todos los candidatos competirán en una misma situación en cuanto a la definición de ser electos para participar en la segunda instancia de generales.
Esto permitiría que aquellos candidatos que no tengan que resolver internamente la candidatura a generales, puedan utilizar el resultado electoral como diagnóstico de la adhesión que puedan conseguir para luego presentarse en una segunda instancia.
En cuanto a la conversión de votos en escaños la ley prevé, tal como su precedente, que la proclamación de candidatos correspondientes a las formulas de cada partido, será para los que hayan obtenido la mayoría simple (la mitad mas uno), de votos afirmativos válidos emitidos para los cargos de Gobernador y Vice, Senadores Provinciales e Intendente Municipal.
En el caso de la proclamación de candidatos a Legisladores provinciales y locales (Diputados y Concejales) se realizará aplicando el sistema proporcional D’Hont, entre la lista de cada partido que haya participado de las elecciones primarias abiertas y obligatorias, que hubiesen obtenido como mínimo el 3% de los votos afirmativos válidos emitidos respectivamente según su categoría.
ALGUNAS VENTAJAS DEL SISTEMA
a)   Promueven en el ciudadano una mayor credibilidad e interés por la política, al sentirse «convocado» a integrarse desde su origen al proceso electoral y, por él, a la vida política, porque «puede y debe» influir en la designación de los candidatos del partido de su simpatía cívica. Deja entonces de ser un mero «espectador», un «convidado de piedra», para convertirse en un verdadero protagonista de un proceso que acrecienta su interés y su fervor en la medida de su participación.
b) Personaliza la elección de los candidatos  como consecuencia de la  creciente «personalización» de todas las relaciones sociales y particularmente de la “política”.  La elección de los candidatos es un ámbito en el que esta «personalización» no es  ajena, so pena de desnaturalizar la relación representativa. Por ello, “descosificación” de la elección de los candidatos a la que tienden las primarias abiertas puede darse así a dos puntas: no sólo porque “personaliza” al candidato -a quien se le conoce y valora más adecuadamente-,sino porque, concurrentemente, también «personaliza» al elector, que deja de ser un resignado sufragante en las elecciones generales y comienza o tomar conciencia de que es alguien que decide por sí, con libertad y propia responsabilidad.
c) Acrecienta la participación del ciudadano en la vida partidaria, ya que no sólo participa en el «acto» de las elecciones generales, sino que fundamentalmente se siente participando en todo el «proceso electoral», que se inicia con los precandidatos hasta llegar a los gobernantes elegidos, con todo lo que ello implica como modo de integración de los ciudadanos y la sociedad en los partidos políticos. Más allá de la «opinión partidaria», es preciso que desempeñe un rol primordial la “opinión de la gente”, que es la que, en última instancia, decidirá en la contienda electoral.
Mediante el voto de los ciudadanos no afiliados, las primarias abiertas constituyen un mecanismo concreto de participación  en los partidos políticos que ayuda a crear y acrecentar en éstos la adhesión ciudadana. Ellas tienden también a la real democratización de la vida partidaria, ya que la voluntad popular, como expresión democrática, es preciso que se manifieste no sólo en la formalidad de las elecciones generales, sino también en la nominación de los candidatos, alcanzando así una solución democrática a los conflictos del “internismo” que originan las candidaturas, surgidas muchas veces más que por la voluntad lúcida de la dirigencia, por la imposibilidad de soslayar candidatos de compromiso que la actividad partidaria impone inexorablemente en cumplimiento de una especie de ley de las “recíprocas donatividades”.
d) Coadyuvan a legitimar la mediación representativa de los partidos políticos, dándoles mayor transparencia y credibilidad, pues no debemos olvidar que la soberanía popular, la representación política y los partidos políticos que la vehiculizan constituyen tres presupuestos ineluctables de un auténtico régimen democrático. Esto requiere necesariamente un replanteamiento de la función mediadora de los partidos políticos, análisis que, bueno es recalcarlo, deberá realizarse desde los requerimientos de la sociedad (perspectiva societaria) más que desde los compromisos o encapsulamientos partidarios (perspectiva partidaria), en la búsqueda de una mayor eficiencia en la relación dialéctica entre sociedad y partido. Cabría preguntarse entonces si las nominaciones deben ser sólo expresión de la «interna partidaria» o si, por el contrario, atendiendo a la trascendencia «extrapartidaria» del candidato y a su futura labor institucional en la consecución del bien público general, aquéllas no deberán planificar una «legitimidad de origen» que, trascendiendo lo «partidario», encuentre su fuente más prístina en la voluntad de todos los electores de la circunscripción o del distrito. En otras palabras: legitimación democrática amplia, tanto para la nominación de los candidatos en las primarias abiertas como para su consagración como miembros del gobierno en las elecciones generales.
Sobre las ventajas de las primarias abiertas, siguiendo a  Spota —en fundado trabajo sobre el tema— cabe afirmar que aquéllas importan la eventualidad de ofrecer una posible novedad, eficiente y útil a la ciudadanía,  para optimizar el proceso de representación y oxigenar por dentro, por vía indirecta, los partidos políticos, que deben ofrecer el mejor programa y los mejores hombres para la futura actuación política. No hay duda alguna que en la ciudadanía  existe hoy una sensación muy profunda no sólo de descreimiento y desencanto, sino también de deseo de modificación y apetencia de novedades eficaces para una mejor realización de la vida política nacional y una mejor cumplimentación de los fines del Estado
INCONVENIENTES DE  LAS ELECCIONES PRIMARIAS ABIERTAS
El sistema de las elecciones primarias abiertas ha suscitado  algunas críticas, que debemos examinar en función de nuestra realidad política, y entre las que podemos destacar las siguientes:
1) Que ellas no convocan a una participación generalizada o masiva, ya que la concurrencia de los electores habilitados,  seguiría manteniendo los mismos porcentajes de participación. Al menos no hay investigaciones empíricas que así lo demuestren.
2) Ha disminuido, aunque no descartado, la manipulación e influencia decisiva de los grupos dirigentes o «maquinarias partidarias», ya que actúan previamente en la designación de los candidatos a someter en la elección primaria. En nuestro caso y en la actual coyuntura electoral, esto se agrava dado que se habilitan diferentes listas para una misma categoría, lo que implica una fuerte fragmentación con consecuencias de eliminación interna a la hora del armado definitivo de las listas ganadoras.
Si en su momento se criticó a la derogada ley de lemas por implosionar las estructuras partidarias y fragmentar los armados políticos territoriales en pro de ambiciones personales, estas nuevas listas “paralelas” para denominarlas de algún modo (porque no podemos llamarlas colectoras), fragmentan con mayor profundidad hacia el interior de los partidos políticos. Esto se podrá observar con la conformación definitiva de determinadas categorías (diputados provinciales y concejales), en las elecciones generales. En síntesis: tienden a la fragmentación partidaria y fomentan las rivalidades enconadas entre las corrientes que apoyan o presentan listas, debilitando la cohesión intrapartidaria.
3) Distorsionan la voluntad partidaria por la intromisión en las nominaciones -que se consideran una cuestión del partido- de elementos totalmente extraños al partido, como son los electores comunes o outsiders e incluso afiliados a otros partidos,
5) Reducen la importancia que tienen los contenidos, programas e ideologías políticas en la decisión electoral y acentúan la personalización de la política, produciendo claros efectos antipartidistas (Nohlen ,1995).
Algunas conclusiones
Es necesario procurar el fortalecimiento de la democracia: a pesar de la crisis que están atravesando actualmente los partidos políticos, éstos constituyen las instituciones centrales y vitales para el sistema. El nuevo sistema electoral debe incentivar a la constitución de los partidos como importantes actores del sistema político de la Provincia de Santa Fe.
Asimismo no podemos desconocer que un sistema electoral es el resultado en cierto aspecto de la historia de las instituciones de un Estado. Las prácticas de éstas y las decisiones de su elite son las que dan cierta fisonomía y morfología a estos sistemas que repercuten en la constitución y el funcionamiento democrático de sus órganos de gobierno. Son también un reflejo de las estructuras de sus grupos sociales y sus dirigentes. Esto viene a dar cuenta de los efectos políticos de los sistemas electorales, que entiendo se relacionan con cuestiones institucionales, sociales y políticas en particular.
Una reforma no solo es una obra técnica. Por el contrario los errores del  “producto de laboratorio” se materializan y visualizan en el escenario político y electoral. Como afirma Nohlen: "Debe tomarse en cuenta que los políticos tienen un acercamiento muy pragmático al tema, el cual para ellos tiene relación directa con el poder. Estudian la materia en términos de análisis de ganancias y pérdidas", y en definitiva "Los sistemas electorales son producto de compromisos y consensos de las fuerzas políticas vivas de un determinado país".
Por estos motivos nunca debemos dejar de lado la opinión de los actores políticos que “jugarán” en la arena electoral, sobre el funcionamiento, condiciones y elementos de un sistema electoral. Entiendo que es indispensable el conocimiento previo y el aporte de opinión de los representantes de todo el arco político al plantear una reforma del sistema electoral. Esto no solo aportará pautas técnicas al diseño de un sistema sino que le dará una legitimidad previa al tratamiento legislativo para su posterior aprobación. Los sistemas de larga duración son aquéllos que resultan de acuerdos amplios, de grandes consensos. Por el contrario, las reformas realizadas por unos contra otros , como imposición de una mayoría dominante con la finalidad de asegurar mejores condiciones para retener el poder, tienen un tiempo de vida previsible: durarán tanto como dure el predominio de las fuerzas políticas que lo diseñaron.

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