Hoy dos de abril debemos reivindicar la soberanía sobre nuestro territorio insular, que lleva implícita la de homenajear con el recuerdo a todos los jóvenes que ofrecieron sus vidas y, en muchos casos, la dejaron, sea durante la guerra, sea con posterioridad.
Es así como Malvinas pasó de ser sinónimo solamente de soberanía nacional a serlo también de veteranos de guerra. Vaya entonces el homenaje para todos ellos, sosteniendo que “Quiero de nuevo el honor aunque no existan victorias, quiero llorar con la gloria de una marcha popular y un banderín agitar, frente a un ejército popular…”, como dice la canción de Víctor Heredia.
Pero tampoco debemos olvidar que la dictadura del Proceso utilizó el sentimiento y la vida de los argentinos, ante el agotamiento de una etapa nefasta de nuestra historia. Recuérdese la marcha de los compañeros de la CGT, con Saúl Ubaldini a la cabeza, reclamando por “Paz, pan y trabajo” el 30 de marzo de 1982, siendo miles los detenidos y muriendo un trabajador en la ciudad de Mendoza.
Es por eso que, ante el doble sentimiento que provoca Malvinas, debemos recordar a nuestros soldados y repudiar a quienes no titubearon en robarles sus vidas.
1 comentario:
No hay que olvidarse de ninguna de las dos cosas
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