Por Elabas Ave
La línea Mayo-Caseros fue perfectamente elaborada historiográficamente por Mitre, Sarmiento & cía, mediante una alquimia de falsificaciones que conformaron la “historia oficial”, inculcada por más de un centenar de años en las escuelas argentinas. Y no se trata de ser iconoclasta, derribando estatuas u ofendiendo sentimientos, ni tampoco de cambiar los hechos, sino verlos tal cual fueron. Pero si los ídolos tienen pies de barro no hay que buscar en otros las culpas.
Hablar de Caseros como el triunfo de la libertad forma parte de ello, cuando ya se sabe que fue una clara derrota argentina, a manos de las fuerzas aliadas de Brasil y Urquiza, quien defeccionó ante el Imperio. Eso tiene un nombre feo: se llama traición. Las negociaciones llevadas adelante con Paulino Soares de Souza (a través de Antonio Cuyás y Sampere), quien pretendía voltear a Rosas y Oribe para la expansión, ya han sido publicadas pero se sigue intentando tapar las mismas, que son la prueba elocuente de lo dicho.
Y hechos como Caseros que fueron tergiversados por el liberalismo, son antecedentes ciertos de lo que pasa hoy ante nuestros ojos, en que se nos intenta disfrazar la realidad a través de los medios de comunicación dominados por los falseadores de siempre y tratando como réprobo a quien se atreva a tener una mirada seissieteochesca.
Disculpe el lector si lo dicho le molesta. No es mi intención zaherir a nadie, pero el repasar de vez en cuando la historia, permite comprender aún más este presente.
2 comentarios:
Y así llegamos a la Argentina actual, con un dirigente pejotista del cual el Imperio espera con impaciencia su "pronunciamiento", como lo hiciera Urquiza 161 años atrás.
Vaya que la historia aporta luz al presente.
Exactísima la figura utilizada Juan Pablo
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