UN GRANO DONDE TE DIJE

Es evidente que para la oposición el "Fútbol Para Todos" es un grano donde te dije, al que buscan la forma de entrarle para pegarle al gobierno y hacerle un guiño a los sectores de su propio electorado; pero sin que se note tanto que en definitivas, parecen lamentarse de que con la medida, el gobierno le pisó un callo (y qué callo) a Clarín.

Cada vez que pueden (como en éste caso Macri, el más afecto a tocar el tema) lo meten en la discusión, aunque no pueden decir abiertamente que lo sacarían, y ahí empieza su problema: les guste o no les guste, el fútbol es un consumo cultural muy difundido y popular en el país, y mucha gente (aun no habiendo votado al oficialismo, ni confesándose oficialista, ni mucho menos) no estaría muy a gusto con volver a pagar para poder ver fútbol en su casa, o tener que irse a un bar.

Desde ya que están cazando en el zoológico porque con ese discurso es difícil que puedan captar votos kirchneristas, y se encuentran además con que los votos que sí están en el zoológico son a veces más esquivos, por eso tienen que disfrazar la cosa con lo de las famosas "prioridades".

Otro argumento bastante berreta, pero no siempre replicado con eficacia desde el kirchnerismo; acá por ejemplo señalaba Barricada como el gobierno aclaró demasiado tarde que -contra el mito generalizado- el "Fútbol Para Todos" jamás se pagó con fondos de la ANSES, o sea la famosa "plata de los jubilados".

Y aun suponiendo que se haga la comparación (por aquéllo de las prioridades), los números la revelan ridícula: cualquiera sean las cifras que ronden el imaginario popular, lo cierto es tomando todo lo que se gasta en el "Fútbol Para Todos" (algo más de 1200 millones al año), y dividiéndolo por todos los jubilados y pensionados nacionales que cobran a través de la ANSES sus beneficios, apenas alcanzaría para ponerles a cada uno en el bolsillo 16 pesos más por mes; un chiste: si alguno cree que volviendo a poner el codificado se arreglan los problemas de los jubilados; allá él.

Fruto de esa simplificación (y mistificación) del debate en los términos que lo propone Macri (las famosas "prioridades") se lanzan al voleo cifras (como los 1200 millones del FPT) que son enormes para la economía de la gente común, pero que ocultan el dato relevante de que el Estado gasta en subsidiar uno de los consumos culturales más populares y difundidos de los argentinos, aproximadamente el 0,33 % del Presupuesto nacional.

La tercera parte o menos de lo que (en términos porcentuales) gastan en publicidad oficial tipos como Macri, De La Sota, Binner antes y Bonfatti ahora, y por que no Scioli; en esos mismos medios que conceptúan al "Fútbol Para Todos" como un gasto inútil o un dispendio, porque "hay otras prioridades".

Como si a su vez este proceso político (que por ejemplo llevó la inversión en educación al 6,47 % del PBI, o aumentó la cobertura del sistema previsional al 95 % de la población en condiciones de jubilarse, o decuplicó desde el 2003  la inversión pública en infraestructrura) no las hubiera atendido.

A lo mejor es un exceso de optimismo por  nuestra parte, pero esta línea discursiva que ahora transita Macri pero antes recorrieron otros (Binner, sin ir más lejos) no les va a redituar demasiados beneficios electorales -como quedó demostrado en el 2011 (hay que guiarse por como la gente vota, no por lo que dice en la peluquería, el súper o el cajero)-; y hasta corren el riesgo de que cada vez menos les cueste disimular que, planteando el asunto, fungen simplemente de lobbistas de Clarín para recuperar en algún futuro eventual, uno de sus negocios más jugosos.