BINNER, LAS OPORTUNIDADES Y EL OPORTUNISMO

Tal como sucediera luego de la campaña presidencial del 2011, y ya electo diputado, Hermes emprendió su habitual gira internacional, con escala en éste caso en España; donde ante los periodistas del muy progresista (y muy objetivo si de analizar la situación de la Argentina se trata) diario El País desgranó una serie de conceptos sobre "las oportunidades perdidas por el país en la última década.

Esta idea de las "oportunidades perdidas" por los gobiernos populistas es un cliché gorila bastante antiguo: sin ir más lejos, era el eje central de las críticas del desarrollismo al primer peronismo, que al parecer habría privilegiado aumentar los salarios y el consumo popular; en lugar de lograr el desarrollo de la industria pesada, o el autoabastecimiento petrolero.

Son esos inefables teóricos que tienen respuestas para todos los problemas, que miran los procesos históricos desde afuera (como si no fueran parte de ellos, de un modo u otro), con mentalidad de críticos literarios o de arte en general: que yo lo hubiera hecho de este otro modo, que esto no es verdaderamente progresista, y andan etiquetando de aquí para allá.

Esto último, cuando de colocarle a todo el rótulo de "populismo" (en su visión, un sub género menor y degradado de la política) se trata, siempre es muy bien recibido allende los mares; donde no escarmientan con el vicio de mirar la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio.

Porque si hablamos de oportunidades perdidas en la última década, los españoles nos podrían dar cátedra, vean, incluso habiendo gobernado allá el socialismo que le gusta a la gente. A la gente como Binner.   

En el caso de Hermes, y con el apoyo de las más que discutibles cifras del Observatorio Social de la UCA, la emprende contra la subsistencia en el país de situaciones de pobreza e indigencia, o flagelos reales como los altos niveles de empleo no registrado.

Claro que nadie puede negar que tales problemas existan, como que (discusión aparte sobre las estadísticas) tampoco nadie puede desconocer que los indicadores sociales del país (empleo, pobreza, indigencia, distribución del ingreso, mortalidad infantil, tasa de escolarización, etc) han mejorado sustancialmente en estos diez años. 

De no ser así, no se entenderían los rotundos éxitos electorales del kirchnerismo en al menos dos elecciones presidenciales, ganadas sin necesidad de segunda vuelta; a menos que a la colección de zonceras agradables al oído europeo se agregue la cuestión del clientelismo, tan cara a los afectos del progresismo gorila.

Pero más allá de todo eso, hay un detalle que se le escapa al bueno de Hermes, y al parecer al periodista que lo entrevistó (por lo menos cotejando acá la versión original), y que es bastante significativo: Binner no es un columnista de la televisión, sino alguien que ha tenido en estos años (en los que añora presuntas "oportunidades perdidas") importantes responsabilidades públicas de gestión.

De hecho, fue intendente de Rosario desde antes que Néstor Kirchner llegara a la presidencia hasta asumir en diciembre del 2007 la gobernación de Santa Fe. De Rosario, la ciudad que está hoy en el ojo de la tormenta por el alto índice de muertes violentas, y que es noticia justo hoy (en el mismo diario que recoge las palabras de Binner en España) porque un relevamiento pone de manifiesto que hay más de 110 asentamientos en los que viven 35.000 personas; en condiciones precarias: sin agua potable de fuente segura, enganchados de la luz, sin los servicios básicos.

Un fenómeno sobre el que hace poco el propio Binner tuvo una mirada muy particular, atribuyendo el crecimiento de la pobreza en Rosario a las migraciones de otras provincias y países vecinos.

Y por lo menos en los cuatro años en que fue gobernador de Santa Fe, los resultados de la gestión de Binner desde el punto de vista de los problemas que él mismo señala (pobreza, indigencia, empleo no registrado) son más que pobres; a tal punto que a los propios socialistas les debe resultar dificultoso señalar una política o programa concretos, desarrollados desde el gobierno provincial mientras Binner estuvo al frente (y aun hoy, en su continuidad con Bonfatti), que haya contribuido a mejorar las cosas que critica.

Durante esos años las tarifas de los servicios básicos aumentaron varias veces (a razón de dos por año), sin que la cobertura se viera ampliada: aquí exponíamos el caso del agua potable y las cloacas, servicio crítico en la calidad de vida de la gente.

También en ese tiempo la inversión pública en educación vino en constante descenso (acá pueden consultar las cifras) y lo mismo pasó el año pasado y pasará el próximo (ver acá). Y esa escasa inversión en educación significó -entre otras cosas- un notorio atraso en la implementación de la escolaridad de jornada completa en las escuelas ubicadas en zonas con población con alto porcentaje de necesidades básicas insatisfechas, que exige la ley de educación nacional: aquí las cifras. 

Del mismo modo que, en los seis años de gobierno del progresismo en Santa Fe, viene descendiendo sistemáticamente la inversión del Estado en políticas de desarrollo social destinadas a los sectores más vulnerables, y el dinero que llega por esa vía en forma directa a las personas y grupos ubicados en esa condición: aquí pueden cotejar las cifras del mandato del propio Binner, empeoradas luego por Bonfatti. 

Otro tanto se podría señalar de las políticas de apoyo a la producción, o tendientes a crear empleo y generar inclusión: ¿alguien recuerda alguna impulsada por el socialismo en la gestión, con resultados concretos y tangibles?

Desde la comodidad que impone la distancia en kilómetros con la Argentina, y con la complacencia del medio que lo entrevista (ávido de reflejar opiniones críticas al gobierno argentino) Hermes se autodispensa de rendir cuentas de la parte que le toca; pero acá somos pocos y nos conocemos mucho.