LA FRASE

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sábado, 22 de marzo de 2014

EL LOMBROSO SANTAFESINO


En estos días el artículo de Marcelo Rodriguez en Página 12 “Todos rubios y de ojitos celestes” da cuenta, a partir de un trabajo de investigadores del CONICET y de la Universidad Nacional de San Martín, de como la eugenesia fue presentada y sostenida como nueva ciencia en Europa, EEUU y América Latina en las primeras décadas del siglo pasado.

Resulta interesante el desarrollo visto lo que se dice en relación a la inseguridad.

La nota expone: "El parentesco entre darwinismo y eugenesia parece un potente malentendido. El concepto de “supervivencia del más apto” enunciado en 1859 por el célebre pasajero del Beagle es, en última instancia, ambiguo: no define a priori qué característica hace a un organismo “más apto” si no se consideran el entorno y las relaciones particulares con los demás organismos. Ninguna característica de un ser vivo es ni podría ser, en la auténtica teoría darwiniana, una ventaja evolutiva per se. Ser el más apto no es más que estar en el lugar indicado en el momento indicado, y por eso el gran protagonista de la evolución de las especies es el azar. 

Para el darwinismo social de  a Inglaterra victoriana –una teoría desarrollada mayormente por el filósofo Herbert Spencer y de la cual la teoría de la evolución de Charles Darwin, a la que en gran medida contradice, apenas funcionó como inspiración –, la naturaleza pasaba a ser la sociedad de libre mercado, y ya se sabía quiénes serían los más aptos en esa “lucha por la vida”.

La eugenesia fue la aplicación práctica de esa teoría. Predeterminando quiénes debían multiplicarse y prosperar y quiénes no, y legitimando esas determinaciones desde la ley y la medicina, se le creía ahorrar a la sociedad los dramas y los costos que el azar introducía en el tejido social a través de los grupos “menos aptos”: enfermedades, violencia,caos social, miseria

La consecuente política de impedir laproliferación de los “menos aptos” bajo la premisa falaz de que así se controlarían estas “lacras” sociales fue una poderosa herramienta de control social, y una excusa “con aval científico” para ahorrar recursos en la educación y la salud de grupos que, al final de cuentas, “no serían aptos” para lograr el éxito individual y social.

Seguidamente el artículo da cuenta de otras conclusiones de la investigación (de como la eugenesia se centró en políticas relacionadas con la “reproducción humana” y de allí con la infectología, la endocrinología y la psicología), y de lo que en definitiva tal posición ideológica definida influía en el diseño de acciones públicas.

Condenados desde la cuna

 “Degeneración”, “degradación”, “mala vida” pasaron a ser términos comunes en la literatura médica de entonces, y tuvieron su correlato casi simultáneo en la literatura forense y en la jurídica. Y eso caracteres ponderados negativamente eran identificados, casi siempre, con atributos, condiciones de vida y costumbres identificadas como frecuentes dentro de los sectores más desposeídos de la población. Pero en lo que respecta a la supuesta base científica del edificio de la eugenesia, un importante elemento funcional necesario al discurso biotipológico era el determinismo genético. /// Era la creencia en el determinismo genético lo que permitía sostener que en el caso de los delincuentes no existía el libre albedrío, porque la tendencia de una persona a las conductas criminales estaba dada por su perfil hormonal, y además podía verificarse en sus características físicas. Y si todo ello estaba determinado por los genes, entonces era hereditario. De ahí que juristas partidarios de la eugenesia pudieran hablar, entonces, de “predelincuentes”: individuos a los que, por su constitución y su tendencias innatas, pudieran ser pasibles de medidas especiales de tratamiento y educación, a fin de intentar corregir ese destino o “atenuar esas anomalías” y preservar a la sociedad.

Aunque la validez científica de este tipo de discursos hoy está totalmente desestimada, conviene tal vez estar atentos a la posibilidad de que puedan resurgir con nuevos ropajes, ya que tanto en aquel entonces como hoy la actividad científica es producto de una sociedad que muchas veces la convierte en una expresión más de las tendencias que habitan en ella.

Ilustrado por el artículo de en cuantas (tantas) oportunidades aparece presente la idea del “darwinismo social” para definir políticas, surge evidente este es el sustrato de muchas posiciones, bien cuidadas de disimular semejantes prejuicios.

Pero es evidente que lo que sos te aflora.

En el diario del Loco Lindo aparece en la edición del martes 18 de marzo un editorial con la firma de Néstor Víttori bajo el título “¿Se puede resolver la inseguridad?”, el que se vuelve muy jugoso si se lo lee en relación al anterior referido.

Víttori pontifica en su columna de opinión en los siguientes términos: "El primer prejuicio que se antepone a cualquier proyecto de intervención de la autoridad para el control y represión de los hechos delictivos aparece bajo la bandera de los derechos humanos, que bloquea todo proyecto preventivo en la materia ….. (resolver el problema de la inseguridad) se trata de una cuestión compleja en la que el voluntarismo sirve de poco. En verdad, requiere de una organización muy afinada en la consecución del objetivo, con una importante inversión económica en estructura operativa, tecnología, capacitación y retribución salarial en los distintos planos de gestión, de acuerdo con un planeamiento por objetivos.

Es probable que una primera experiencia con la policía de cercanía, que patrulle los barrios a pie, no logre impedir los delitos mayores, pero es muy posible que logre generar una sensación de seguridad a partir de la eliminación de jóvenes ruidosos, música excesiva, individuos alcoholizados, drogados, mendigos, trapitos, limpiavidrios, que alteran la tranquilidad y el orden en el barrio, situación que suele someter a sus habitantes a una tensión defensiva que los aísla y que a la larga termina expulsándolos a otros vecindarios.

Por supuesto que cuando la policía los controle y encuadre, seguramente aparecerán en escena organizaciones de izquierda que la acusarán de discriminación y tratos inhumanos. Pero ése es un costo que hay que pagar si se quieren recuperar niveles razonables de seguridad.

¡Qué tal! Acá está la propuesta darwinista de Vittori en materia de seguridad,ordenada por prioridades: presupuesto para los palos de la fuerza represiva; eliminación de jóvenes ruidosos, individuos alcoholizados, trapitos, limpiavidrios y de todo aquel que altere la “tranquilidad y el orden”; y , aguantarse la crítica de los que defiendan los derechos humanos de los eliminados.

Un verdadero defensor de la dignidad de las personas y de las garantías que consagran la Constitución Nacional y Provincial.

La sentencia del primer artículo se cumple. Nuevo ropaje para las mismas viejas ideas. Palos en lugar de políticas inclusivas.

Lombroso quedó hecho un poroto.

(PD: si, dice “eliminación” y no se le cae la cara. La Subsecretaria de Derechos Humanos de la Provincia, cuando termine el seguimiento de la denuncia a Ganón por hablar del Presidente de la Corte, ¿tendrá un tiempito para evaluar los dichos del editor responsable del El Litoral en relación a sectores vulnerables de la población?)

2 comentarios:

GISOFANIA dijo...

y gente como esa es considerada "representante" de la idiosincrasia santafesina (por santafesinos que piensan y sienten como él, claro está)

Anónimo dijo...

Solo trabajó de heredero durante 70 años.
Si no hubiera sido heredero, y de acuerdo a la teoría de Spencer, su inutilidad, su ineptitud para el libre mercado, lo hubieran condenado a la miseria.
Su supervivencia no estuvo determinada por la genética (que como se ve, no ha sido con él muy generosa), sino por un juicio sucesorio.
Nunca fue apto,solo fue heredero.
El Colo.