Que el gobierno de
Mauricio Macri está ejecutando un proyecto político para pocos es tan cierto
como que llegó al poder con 13 millones de votos: el 51 % que recogió en el
balotaje se formó con muchos sectores, no solo los aplaudidores de la tribuna
de la Rural en la muestra de Palermo.
Que con ese
proyecto de exclusión social y económica está haciendo estropicios enormes en
la situación de los trabajadores, los jubilados, los cuenta propistas o la
clase media en sus capas menos acomodadas, tampoco caben dudas.
Pero dejando de
lado la posible desilusión de algunos de sus votantes con que el gobierno no
vaya más a fondo en ciertos tics de la derecha (no reprimir salvajemete los
cortes de calles, no liberar a los represores presos en las causas de lesa
humanidad, seguir con la AUH o algunos planes que venían del kirchnerismo), o
con los episodios de corrupción (este desencanto ciertamente bastante menos
creíble), lo cierto es que estamos ante un gobierno que puesto a ejecutar su
programa, no vacila en ir decididamente en contra de los intereses de buena
parte de su propia base electoral.
Por ejemplo esa
clase media que lo votó esperando poder comprar dólares sin restricciones, pero
que al mismo tiempo consideraba un derecho adquirido los subsidios al gas o la luz, y ahora no
puede pagar los tarifazos; la misma que aprovechaba el “Ahora 12” o el Procrear
mientras puteaba a Cristina y el kirchnerismo, y hoy ve como desaparece la
posibilidad de comprar en cuotas, y el crédito hipotecario volvió a ser una
aventura riesgosa.
O los jubilados que
reclamaban el 82 % móvil y se encuentran con que desapareció la cobertura del
100 % de los medicamentos del PAMI, les quisieron meter mano en la fórmula de
movilidad de los haberes, y “su” presidente no sabe cuanto cobra el que cobra
la jubilación mínima.
Ese público de
Mirtha Legrand que observa asombrado como el paso por el programa de la diva se
vuelve para Macri una aventura más tortuosa que haber ido a “678”, y para ellos
en una experiencia más traumática que las cadenas nacionales de Cristina;
porque se les dividen sus lealtades entre su gobierno y su programa favorito.
Trabajadores que
votaron por “Cambiemos” para dejar de pagar Ganancias y que hoy afrontan la
realidad cruel del desempleo, o se van de compras a Chile si les queda resto, y
a lo mejor a la vuelta se encuentran con el telegrama de despido.
Docentes de esa
típica clase media urbana gorila por formación cultural y tradición familiar,
que ven con estupor como Macri destroza su sacralizada escuela pública,
considerándola poco menos que un relleno sanitario del fracaso social.
Tamberos, yerbateros, vitivinicultores, productores de frutas del Alto Valle y en
general empresarios -y no pocos trabajadores- de las “economías regionales” que
apostaron por “Cambiemos” creyendo que despegarían, y hoy se encuentran con que
las cosas están peor que antes, y algunas de las políticas que reclamaban con
insistencia se adoptaron, pero fueron un helado en la frente.
Artistas,
empresarios teatrales y gente del espectáculo con sus preocupaciones básicas
tan resueltas como para darse el gusto de tener un voto “ideológico” o
“estético”, sin advertir que viven de consumos diversificados, superfluos o
excedentes; que son los primeros de los que se prescinde cuando la cosa viene
mal, y hay que ajustarse el cinturón.
Poniendo de lado
por un momento la polémica sobre si muchos de ellos votaron “engañados” por un
discurso de campaña seductor y entrador (algo dijimos al respecto en su momento
acá) este fenómeno del “fuego amigo sobre el propio voto” que significan muchas
de las políticas del gobierno merece ser analizado en sus proyecciones
electorales.
Porque no parece que el
gobierno haya hecho nada para granjearse parte de los apoyos que no tuvo en el
balotaje (más bien todo lo contrario), pero lo llamativo es como además socava
su propia base.
Tal vez por ese lado haya que explicar que la marcha de ayer quedara reducida a un cacerolazo bajas calorías con poco público sub 55, sin tomas aéreas en los medios amigos. (Acá tampoco). Eran por arriba las fotos, muchachos.
Aunque siempre alguna se escapa, aunque sea sin querer (ver la hora):
Tal vez por ese lado haya que explicar que la marcha de ayer quedara reducida a un cacerolazo bajas calorías con poco público sub 55, sin tomas aéreas en los medios amigos. (Acá tampoco). Eran por arriba las fotos, muchachos.
Aunque siempre alguna se escapa, aunque sea sin querer (ver la hora):
2 comentarios:
Preocupa que a esta hora en medio de un país incendiado el presidente se esté masturbando con esa misma foto, y en su delirante extasis se le ocurra grabarse diciendoles "acarreados choriplaneros" al millon y medio de trabajadores que coparon esas mismas calles estos días mientras él huía a europa a sacarse fotos en fiestas. Al mejor estilo DeLaRua salio torpemente a revolear insultos en víspera del 1er paro nacional en su mandato, paro que viene con comba envenenada.
La foto de una esquina gritando que son la argentina por un lado; Y los millones que hoy marchan en todo el pais a la espera inmediata de una respuesta insultados y ninguneados por el otro, es un resumen de la historia unitaria y porteñista Argentina que va llegando a un nuevo momento bisagra. El insulto y la asquerosa soberbia de un porteño chorro frente a la dignidad de un país laburante mediran fuerza. Y esa foto de la esquina VS la foto del millon y medio de almas desde el Congreso a la plaza de Mayo ya avisa el resultado.
No se si llegan a las 20 mil. Siendo generoso le pongo 25 y estoy exagerando. Parece que esos se quedaron en el tiempo y todavía creen que gobierna Cristina.
Como dice la nota la mayoria sub 55.
Un fracaso en comparación a las anteriores marchas caceroleras y peor si la comparamos con la marcha por Nisman.
Yo creo que los que fueron son un grupo que sabe que su gobierno está haciendo agua por todos lados y están tratando de bancarlo y de paso insultan a la yegua. El problema que tienen es que muchos de sus votantes de la segunda vuelta ya le cuesta llegar a fin de mes.
Y la verdad tenés que tener la cara de piedra para salir a bancar a un gobierno que te engañó y que te está haciendo bolsa con los tarifazos o te va mal con el trabajo o lo perdiste o que te está quitando los derechos que conseguiste.
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