Leemos en la tribuna de doctrina: "En medio de fuertes críticas, el gobierno de Michel Temer modificó las normas que definen el trabajo esclavo y dificultó así la penalización de los empleadores acusados de esa práctica, un reclamo de larga data del sector agropecuario. Hasta ahora, la legislación establecía como características "análogas a la esclavitud" la realización forzada de jornadas laborales exhaustivas, en condiciones degradantes o por restricción de la capacidad de moverse del trabajador debido a deudas contraídas con el empleador. A partir de los cambios, sólo será considerado trabajo esclavo cuando haya uso de coacción, exista cercenamiento de la libertad de movilidad del trabajador o éste sea obligado a trabajar bajo seguridad armada o por la confiscación de sus documentos personales.
Además, las nuevas reglas determinan que la llamada "lista sucia" de empresas que utilizan trabajo esclavo y que cada año era divulgada por un equipo técnico encargado de fiscalizar las condiciones de empleo ahora sólo se hará pública si así lo decide expresamente el ministro de Trabajo. Antes, los empleadores permanecían en esa infame nómina durante un año y eran obligados a pagar multas, indemnizaciones y cargas laborales; ahora fueron revocadas esas puniciones. "Sólo tenemos que celebrar", indicó el ministro de Agricultura, Blairo Maggi, un empresario agropecuario apodado "el rey de la soja"." (las negritas son nuestras)
Un fresco perfecto de la derecha latinoamericana: entran al gobierno por la ventana de un golpe parlamentario, prometen combatir la corrupción (de los otros) mientras aumentan la propia, y se dedican concienzudamente a cumplir con las demandas del poder económico, restringiendo derechos de los más débiles para su beneficio.
Mientras Argentina decreto la libertad de vientres en 1813 y abolió la esclavitud con la sanción de la Constitución de 1853, en Brasil la "institución peculiar" (el eufemismo que empleaba Mitre durante la Guerra de la Triple Alianza para justificar juntarse con el imperio esclavócrata) perduró nada menos que hasta 1889.
Y tal parece que dejó muchos nostálgicos, que quieren que vuelva con todo, sin consecuencias legales: en paralelo con la reforma laboral aprobada hace poco entre gallos y medianoche, ahora los esclavistas podrán evitar ser escrachados; para solaz y esparcimiento -entre otros- del Grobocopatel brasileño, a la sazón ministro de Agricultura de Temer.
Menos mal que ya pasó el coloquio de IDEA, porque de lo contrario Etchevehere y Buryaile hubieran pedido que repliquemos acá el ejemplo brasileño. Aunque pensándolo bien, de hecho desde el 2015 para acá lo estamos haciendo ¿o acaso no notaron que hace rato que no sabemos de nuevos operativos para combatir el trabajo esclavo?
1 comentario:
el de Mercado Libre Galperín está entusiasmado con poner a laburar esclavos en sus oficinas de Brasil.
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