LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

domingo, 12 de noviembre de 2017

EL FAMOSO LEÓN HERBÍVORO


Hay que reconocer que en algo vamos mejorando: en otros tiempos para el capital el mejor peronismo era el peronismo proscripto, exiliado, desaparecido o muerto.

Ahora se conforman con que no sea taaan peronista, digamos, y colabore para sancionar leyes e imponer reformas que les quiten derechos a los trabajadores y a los jubilados, y que perjudiquen los intereses de los más humildes.

Hace unos días decíamos en esta entrada que la reforma laboral planteada por Macri constituía una piedra de toque hacia el interior del peronismo, porque le impone una definición: o la apoya o la rechaza; y así decide su suerte (la de la reforma), y también la propia: si la reforma pasa por el Congreso es gracias al apoyo de parte del peronismo; y no sabemos como podrán los que la apoyen seguir llamándose peronistas en ese caso, pero estamos abiertos a las explicaciones.

El líder del pronismo (es decir, el peronismo PRO Macri y PRO gobierno) Miguel Pichetto prometió en público que ellos en el Senado harían lo que dijera la conducción de la CGT: si la CGT rechazaba la reforma, ellos no la votaría.

El consejo directivo de la CGT (después de que lo hiciera Pablo Moyano, secretario gremial) ha dicho que la reforma tal cual está planteada -en especial con la modificación sustancial de artículos esenciales de la ley de contrato de trabajo- es inaceptable, y la rechazan de plano. Bien por ellos.

También es cierto que los artículos que sí acordaron con el gobierno (como la creación de la "Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías Médicas" y el amplísimo blanqueo que indulta a los negreadores y desfonda a la ANSES) son no menos perniciosos que los que rechazaron; y que además guardan mayormente silencio sobre los cambios a la Ley de Empleo 24.013 y sus figuras fraudulentas, como el "trabajador no dependiente" que emplea a otros dependientes, por ejemplo.

Pero concentrémonos en la mitad llena del vaso, o sea, el rechazo cegetista y la promesa de Pichetto: si ambos mantienen su palabra, la reforma no pasa por el Senado, ni ahora ni con la composición de la Cámara tras el recambio de legisladores de diciembre.

Sin embargo, nos cuentan acá que el gobierno ingresaría el proyecto precisamente por el Senado, porque lo supone una cámara más "amigable" con las reformas, lo cual hacer mermar un poco nuestro optimismo. El tiempo dirá quien dijo la verdad, y quien mintió.

Más allá del Senado, pero dentro del Congreso, no deja de ser llamativo el silencio de Massa y el de Randazzo sobre la reforma, y lo que harían los legisladores que les respondan cuando aterrice en el Congreso. No llama la atención -en cambio- la obsecuencia de "Sanguchito" Bossio, que sabemos siempre está dispuesto a pactar "cuando las reformas se plantean con seriedad", y el delivery es de buena calidad.

Mientras tanto crece el run run de que el oficialismo (¿acaso con un guiño de algún sector del PJ que conserva influencias en Comodoro Py?) forzaría las causas judiciales contra Cristina, para forzar también su pedido de detención y desafuero, e impedirle asumir su banca.

Si esto se confirmara, sería la evidencia de que la reforma tiene luz verde; no porque un senador más o menos cambie los números, sino porque con Cristina en el Senado y aun logrando que se apruebe el proyecto, el temor es que denuncie el trato, y queden todos en evidencia.

Como suele decir el amigo Abel Fernández, el que viva lo verá.

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