Donde algunos ven una virtud, otros vemos una capitulación lisa y llana del poder político ante la corporación policial.
En su momento lo explicamos en detalle acá; y dimos otro ejemplo acá: el gobierno de Binner adoptó como política de seguridad entregarle el rosquete a las diferentes cúpulas policiales, y dejar que la Policía de la provincia sea atendida por sus propios dueños, manteniendo los quioscos tradicionales (drogas, prostitución, juego clandestino).
Dejó válculas de escape para que no le tiraran algún muerto comprometedor en los umbrales de la Casa de Gobierno, y en ese contexto hay que leer este asunto de las "Juntas", que fueron derogadas en el 2006, o directamente jamás existieron (como la de Reclamos) y son rebusques de los canas para subir trepando por encima de los retirados tirados por la ventana; y saldar sus disputas internas.
Los resultados (desastroso) están a la vista y los santafesinos los podemos comprobar, y si no fuera así: ¿por qué razón Bonfatti no le ofreció a Gaviola continuar al frente del Ministerio de Seguridad?
Cuando estalló el escandalete de los contratos en Vialidad, Binner con aire de falsa indignación sostuvo que en su gobierno todo el mundo entra a la Administración Pública o asciende por concurso; lo cual además de ser falso, omite el caso particular de la Policía.
Esta es la parte pertinente de la Ley del Personal Policial 12.521, sancionada en el 2006 con el voto de todas las bancadas, incluyendo el de los diferentes partidos que conforman el Frente Progresista Cívico y Social:
La ley (que está plenamente vigente y nunca fue reglamentada por Binner) es clarísima: concursos, públicos y abiertos, convocados por el gobierno, para cubrir las vacantes que el propio gobierno determine, en base a las necesidades de la política de seguridad; con jurados civiles.
No "Juntas" (que nombrecito, eh, tratándose de milicos), integradas sólo por policías, que evalúan a todos y ascienden sí o sí a la gran mayoría, muchas veces con retroactividad de varios años, y saltando varios grados por vez.
Pero claro, para implementarla era (y es) necesario algo que nunca tuvo Binner: los cojones para someter a la Policía al mando del poder político de las autoridades elegidas por el pueblo.
Y después estos "progres" (como la Stolbizer) levantan el dedito para señalarlo a Scioli.
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