(*)
Nadie en su sano juicio sabe quiénes van a ganar, empatar o perder
en las elecciones de mitad de mandato. (Ah, empezamos fuerte, con conceptos
trascendentales, iluminadores) Y ese es el principal dato sorprendente, (Inesperado,
no lo vimos venir) casi el único de este proceso electoral que muestra una
sobreoferta de candidatos y un casi nulo interés de la sociedad. (Uy, esto
es también sorprendente: nunca se dijo antes. Igual, siendo columnista político
tendrías que cuidar menor el quiosco) La reaparición de Cristina Kirchner
como figura central del día a día de la política, (¿Se había ido, cuando?) su
pretendida intención de voto, y el hecho de que a casi dos años de su salida
del poder se siga hablando de ella como protagonista singular, demuestra de manera
empírica, singular y pulimentada (Palabra habitual en ésta columna, que
suena a “puliméntame la perilla”) el fracaso del actual gobierno por
encontrar el buen camino en materia económica. (¿En serio, vos decís que no
estamos creciendo al 4 % como dijo Sturzenegger y coso?)
Se escribió aquí durante los primeros meses de gestión que el
destino de Macri no dependería del peronismo ni de Cristina, sino del precio de
las cosas. (Le hubiera convenido que dependiera del peronismo, al final) Y
eso es lo que ha sucedido. (¿Vos decís que las metas de inflación de Sturze
no estarían funcionando?) Lo peor que le pasa a Cambiemos no es el riesgo
de perder las elecciones, algo que no parece demasiado posible a nivel
nacional, sino la pérdida de feeling de parte de la mayoría de los argentinos
con el gobierno. (¿Y si perdieron feeling con la mayoría como es que van a
ganar?) "Creció el mal humor y eso se traduce en una caída de la
imagen del gobierno", admiten en Poliarquía, con los números últimos en la
mano. (Unos grossos, si no lo decían ellos no nos dábamos cuenta) La
aprobación de la gestión cayó 5 puntos, el rechazo a la gestión creció 6 puntos
y la imagen positiva del gobierno descendió 6 puntos. (Pero lo encanaron a
Manzanares y Cristina pagó 36 pesos un vasito de plástico, digamos todo) Incluso,
Isonomía, la consultora preferida del gobierno, sostiene que arranca erosionado
la campaña electoral. (Fuego amigo, pobre Mau, así no se puede)
El factor
Cristina es la demostración de la grisura del gobierno (Si tuviéramos que
optar por un color, hubiéramos dicho marrón: tipo sorete, para ser más
precisos) pero, a la vez, lo único que le permitirá sacar una ganancia al
final del camino. El macrismo no podrá ganar el amor de las mayorías sino por
el espanto que a una buena parte de la población le generaría una victoria de
la ex presidenta. (La doctrina Borges, digamos. El tema es que se eligen
legisladores. ¿O Macri está pensando en rajarse antes del final del mandato?) Y
esta carrera electoral tiene dos pasos, uno en agosto y el otro en octubre. (Seguimos
con las novedades sorprendentes. “El rinconcito de la obviedad” se debería
llamar ésta sección) Cristina logra índices apabullantes en el tercer
cordón del conurbano, al punto de duplicar el voto a Cambiemos. Esa zona, claramente,
sufre las consecuencias de la política económica, sus pobladores están peor que
hace un año y medio. Ahí, poco puede hacer Jaime Durán Barba con su discurso. (¿Vos decís que ahí los
pases mágicos del gurú no tienen efecto? Dolor La Matanza. Igual, si lo mirás
bien, puede: con lo del narcomenudeo es posible qu haya empeorado aun más las
cosas) Allí el gobierno sólo puede perder. (¿No era que nadie podía
predecir el resultado de las elecciones, en qué quedamos? Ponéte de acuerdo)
La ex jefa del Estado lleva adelante, curiosamente, una campaña
en la que no está de cuerpo presente en esas barriadas del conurbano. (Y no,
si va duplicando en votos a Cambiemos, sería perder el tiempo. Lo que es
curioso es lo de “curiosamente”) No ocurre lo propio en otras zonas de la
provincia. Cristina hizo el ridículo en su visita a un tambo bonaerense: su
gobierno y el de su marido chocaron la calesita con ese sector. (Decí que
después vinieron Macri, Lopetegui y Quintana y arreglaron todo. Ah, no, pará...
Igual, si Macri visita fábricas, mirá si Cristina no va a poder ir a un tambo) En
los sectores rurales reposa el más alto índice de gestión negativa de CFK. Pero
nada es seguro. (Exacto: nadie puede predecir nada, salvo que el gobierno
pierde por paliza en el conurbano, o algo por el estilo) Las encuestas en
provincia de Buenos Aires se reparten entre las que dicen que gana Cambiemos y
las que dan arriba a Cristina. (Mirá vos, hubiéramos jurado que alguna lo
daba en punta a Pitrola) Por ahora, Sergio Massa no mueve el amperímetro.
Salvo para el sondeo de una empresa (Aragón & Ascociados), que lo dio por
encima de Esteban Bullrich, (Sí, a unos 10 puntos de Cristina, o más. O sea,
lejos de la cabeza, peleando por los premios)postulante que, al decir de
Jorge Asís, tiene menos carisma que una cicatriz. (Lo único original de toda
la nota es algo que le afanaste a otro)
Lo curioso del caso, (Cuantas cosas curiosas obvias que vas
encontrando) y lo que demuestra el fracaso oficial en la economía del día a
día, no es que Cristina gane, sino que pueda ganar. (¿Y qué tendría de
curioso eso? Lo curioso sería que gane Bullrich) La mujer tiene el más alto
índice de imagen negativa, se niega a hablar con el periodismo independiente (LO
cual es uno de los factores que le reporta su intención de voto) por temor
a las preguntas neutrales (Claro, algo así como ese reportaje incisivo que
le hiciste vos a Macri, que terminó la nota con una arritmia) y llegó a
copiar buena parte del modelo comunicacional de Durán Barba. Que la dos veces
presidenta esté tocando la posibilidad de ganar en el distrito más importante
no es una buena noticia para el resto del peronismo (Depende: en cuanto le
sientan olor a cala y nardo a Macri, se les pasa la chinche con el kirchnerismo
en 10 minutos) que, desde octubre de 2017 hasta a 2019, seguirá teniendo en
Cristina una piedra en el zapato. Se sabe: no hay PJ competitivo sin liderazgo,
y hoy el liderazgo es de Cristina. (O sea, ella es la piedra, pero todos los
otros son unos zapatos) Que ya se fue del PJ, pero mantendrá ese sello a
baño María.
El
gobierno nacional comienza a apostar ahora por dos vías que impactan en Massa. (¿Se
viene el carpetazo para el Kennedy de Nordelta?) Si Cristina resulta la más
votada en primarias levantará la idea de "ella o el cambio", tratando
de vaciar de votos al ex intendente de Tigre. Pero, para eso, necesita que Massa quede
tercero, lejos. (Y sobre todo necesitan que el quede tercero lejos, no sea
Bullrich) El que no mueve el amperímetro es Florencio Randazzo, clavado en
el cuarto lugar y sin ninguna chance de subir escalones hasta tornarse
competitivo. (¿En serio, está chequeado eso? Lo mal que se van a poner el
Chino Navarro y Abal Medina cuando se enteren) En ese esquema de la Casa
Rosada, las primarias actúan como una encuesta gigante o como una especie de
primera vuelta. Para los macristas, el espejo inmediato es lo que sucedió en el
proceso electoral de 2015, (Elección presidencial, con balotaje, contra
elección legislativa de medio término, ajá) pero tendrían que tener en cuenta
que desde ese tiempo hasta hoy pasó bastante agua por debajo del puente y,
además, tiene a Cambiemos en el poder. (Lo cual es un inconveniente, sobre
todo cuando uno es gobierno y no deja cagada por hacer)
La necesidad de Cambiemos tiene cara de hereje, (Ah, por eso
salieron a pegarle al Papa, vía Lanata) y eso genera cambios de métodos
proselitistas hasta en Elisa Carrió, (Que si de algo no sabe es de
proselitismo, como lo comprueban sus perfomances electorales cuando fue
candidata) quien condiciona la llegada de inversiones y capitales a un
triunfo oficialista. Ese acting de Lilita era impensado. (Es verdad, ¿quién
lo hubiera esperado de alguien habitualmente mesurado en sus opiniones,
equilibrado y para nada afecto a las declaraciones sensacionalistas?) Cambiamos.
El problema del gobierno, al margen de las inversiones, es el aquí y ahora: la
inflación no se plancha, el dólar sube, el consumo baja y ni el pago del
aguinaldo movió la báscula. (Pero crecen los despidos y la fuga de
capitales, y hay otro tarifazo a las puertas. Digamos todo) Esa ausencia de
modificaciones en la temperatura del bolsillo llevó a Bullrich a cometer la
boutade de auspiciar el empleo en cervecerías artesanales. Es como si en los
90, algún ministro menemista hubiera sindicado a las canchas de paddle como un
indicador social ascendente. (Eran hijos de puta, pero no tan pelotudos ni
faltos de calle) Ay, Bullrich. (Si, hay Bullrich, dos para ser más
precisos. ¿Qué se puede esperar de un burro sino patadas?)
La ola
que tiene a favor el gobierno sigue siendo la misma, y no viene por el lado de
la economía. (Claro, por eso Durán Barba les prohibió hablar de ese tema,
como ya lo contaba Sturzenegger hace unos años. Debe ser la ola de Flavia
Palmiero) Se nota en el día a día cierto deseo de un amplio sector de clase
media de dejar atrás las experiencias peronistas. (Sí, más o menos desde
1945 se nota. Otro dato novedoso y sorprendente, solo visible para los
perceptivos como vos) No se trata de una construcción teórica del autor de
esta columna, (Exacto: el autor de la columna lo lleva en su corazoncito) sino
que se observa en la ausencia de un liderazgo nacional fuera de Cristina. (¿En
serio, vos decís que Urtubey y Schiaretti no miden, que Pichetto no levanta a
las masas? Dolor post kirchnerismo) Nunca el PJ salió cuarto en la
provincia de Buenos Aires. (Es verdad. Y encima en la misma elección gana el
peronismo, con Cristina) Y ahora va camino a ello. Por sobre todo el
análisis político de campaña en la provincia y Rosario (que lo dejamos para
una próxima elección, porque esta está toda dedicada a Cristina y la provincia
de Buenos Aires) debe establecerse una primera cita, que dice más que cualquier subtexto: casi el 50 por ciento de los potenciales
electores no sabe a quién votar (¿De dónde sacás eso, hablaste con la gente
de a una?) y no le interesa en lo más mínimo este período proselitista. (Otra
vez gordi: aflojá con eso porque de los pocos que te leen, no va a quedar
ninguno y a Vila y Manzano no les va a temblar el pulso para rajarte) Nadie, en su sano juicio,
sabe cuál será el resultado de la historia final. (Tremendo. Nos va a costar
conciliar el sueño esta noche, nos dejás pensando)
(*) Las
negritas son nuestras, el original acá.
2 comentarios:
Tengo que suponer que esta es una columna gratuita. Si a alguien le pagan por soltar esta tanda de obviedades, estamos mal.
"Nunca el PJ salió cuarto en la provincia de Buenos Aires. (Es verdad. Y encima en la misma elección gana el peronismo, con Cristina)". Brillante, va a ser dificil superar este gaste...
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