Prat Gay dijo que
los trabajadores deberían definir cual de los zapatos les apretaba más,
eligiendo entre pedir mejores sueldos, o conservar el empleo.
Triaca planteó
primero que se discutieran las paritarias por productividad, y luego en base a
las “metas de inflación futura”, sin tener en cuenta la inflación pasada,
aunque le hubiera hecho perder poder adquisitivo a los salarios.
Con la complicidad
de la Corte, desmantelaron el RENATEA y volvieron a poner en marcha el RENATRE
manejado por las patronales del campo a través del “Momo” Venegas, así como
suspendieron los operativos de la AFIP y el Ministerio de Trabajo contra la
trata de personas y el trabajo esclavo.
Se negaron a
convocar la paritaria nacional docente, apelaron los fallos judiciales que los
obligaban a hacerlo, y prolongaron deliberadamente el conflicto en la provincia
de Buenos Aires durante cinco meses antes de mejorar la oferta salarial.
Macri pidió
trabajar los fines de semana y “ser flexibles”, mientras se quejaba por el
ausentismo laboral y “las licencias que no corresponden”. También pidió
reiteradas veces revisar todos los convenios colectivos “por obsoletos y
anacrónicos”.
Despidieron
empleados públicos por causas políticas, acusándolos de ser “grasa militante” y
revisándoles sus redes sociales: y la represión es siempre la primera respuesta
que tienen a la mano contra los trabajadores que protestan por salarios o
despidos, desde Cresta Roja hasta Pepsico.
Macri vetó la ley anti despidos aprobada por el Congreso, con el argumento de que impediría crear nuevos puestos de trabajo. Los nuevos puestos no se crearon, pero los despidos crecieron exponencialmente.
Macri vetó la ley anti despidos aprobada por el Congreso, con el argumento de que impediría crear nuevos puestos de trabajo. Los nuevos puestos no se crearon, pero los despidos crecieron exponencialmente.
Subieron el
subsidio por desempleo mientras sub ejecutan el programa REPRO y demoran su
pago en las empresas en conflicto como Sancor, Mefro Wheels, Bahco y tantas
más. Lanzaron un “Plan de Reconversión Industrial” subsidiando a las empresas
“no viables” para que despidan personal.
Firmaron un
convenio con MC Donalds para emplear jóvenes pagándoles menos del salario
Mínimo, Vital y Móvil y alentando la precarización y explotación laboral;
mientras enviaban al Congreso una “ley de empleo joven” con las mismas
condiciones, más baja y eliminación de aportes patronales.
Auspiciaron la
apertura de un “registro de voluntarios” para quebrar la huelga de los docentes
bonaerenses, e intentaron reglamentar el derecho de huelga en el transporte
público. Se negaron a homologar el aumento conseguido por los bancarios en
paritarias, y pidieron el juicio político para los camaristas laborales que lo
homologaron.
Triaca pidió
comprensión para los empresarios que despiden personal, y su segundo en el
ministerio dijo que conseguir un empleo o perderlo debería ser “tan natural
como comer o descomer”.
Modificaron por DNU
la ley de riesgo del trabajo para dificultarles aun más a los trabajadores
reclamar en la justicia por los accidentes de trabajo y las enfermedades
profesionales, y luego hicieron aprobar los cambios por ley del Congreso.
Macri denuncia
todos los días y sin importar de que se trate la ocasión, a “la mafia de los
juicios laborales”, además de reclamar que la justicia falle alguna vez a favor
de los empresarios.
Fijaron el Salario
Minimo Vital y Móvil e un monto apenas superior en 200 pesos al ofrecido por
los empresarios, al cual se va a llegar en un plazo de 13 meses. Intervinieron
sindicatos, con y sin orden judicial que los avalara.
Carrió se quejó por los “altos costos laborales”,
porque “un empleado cuesta como dos”; y están intentando replicar acá la
reforma de Temer en Brasil: adiós a los convenios colectivos de
trabajo, negociación por empresa y hasta mano a mano del empleado con el
patrón, salarios fijados por día o semana y no por mes.
Y más: jornada
diaria de trabajo de hasta 12 horas, fraccionamiento de las vacaciones y que
las pague el trabajador de su bolsillo y no el empleador; así como también un
fondo para afrontar eventuales indemnizaciones, que salga del salario del
trabajador para que no la paguen los empresarios que los despidan.
Luego de un arduo trabajo deductivo, y si bien la
hipótesis no la tenemos del todo cerrada, estamos a puntos de llegar a la
conclusión que posiblemente estemos ante un gobierno que ha elegido a los
trabajadores como sus enemigos, y está dispuesto a hacer lo que sea para cagarlos, y que se rindan incondicionalmente.
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