LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

lunes, 24 de julio de 2017

FIRMES SOSPECHAS


Prat Gay dijo que los trabajadores deberían definir cual de los zapatos les apretaba más, eligiendo entre pedir mejores sueldos, o conservar el empleo.

Triaca planteó primero que se discutieran las paritarias por productividad, y luego en base a las “metas de inflación futura”, sin tener en cuenta la inflación pasada, aunque le hubiera hecho perder poder adquisitivo a los salarios.

Con la complicidad de la Corte, desmantelaron el RENATEA y volvieron a poner en marcha el RENATRE manejado por las patronales del campo a través del “Momo” Venegas, así como suspendieron los operativos de la AFIP y el Ministerio de Trabajo contra la trata de personas y el trabajo esclavo.

Se negaron a convocar la paritaria nacional docente, apelaron los fallos judiciales que los obligaban a hacerlo, y prolongaron deliberadamente el conflicto en la provincia de Buenos Aires durante cinco meses antes de mejorar la oferta salarial.

Macri pidió trabajar los fines de semana y “ser flexibles”, mientras se quejaba por el ausentismo laboral y “las licencias que no corresponden”. También pidió reiteradas veces revisar todos los convenios colectivos “por obsoletos y anacrónicos”.

Despidieron empleados públicos por causas políticas, acusándolos de ser “grasa militante” y revisándoles sus redes sociales: y la represión es siempre la primera respuesta que tienen a la mano contra los trabajadores que protestan por salarios o despidos, desde Cresta Roja hasta Pepsico.

Macri vetó la ley anti despidos aprobada por el Congreso, con el argumento de que impediría crear nuevos puestos de trabajo. Los nuevos puestos no se crearon, pero los despidos crecieron exponencialmente. 

Subieron el subsidio por desempleo mientras sub ejecutan el programa REPRO y demoran su pago en las empresas en conflicto como Sancor, Mefro Wheels, Bahco y tantas más. Lanzaron un “Plan de Reconversión Industrial” subsidiando a las empresas “no viables” para que despidan personal.

Firmaron un convenio con MC Donalds para emplear jóvenes pagándoles menos del salario Mínimo, Vital y Móvil y alentando la precarización y explotación laboral; mientras enviaban al Congreso una “ley de empleo joven” con las mismas condiciones, más baja y eliminación de aportes patronales.

Auspiciaron la apertura de un “registro de voluntarios” para quebrar la huelga de los docentes bonaerenses, e intentaron reglamentar el derecho de huelga en el transporte público. Se negaron a homologar el aumento conseguido por los bancarios en paritarias, y pidieron el juicio político para los camaristas laborales que lo homologaron.

Triaca pidió comprensión para los empresarios que despiden personal, y su segundo en el ministerio dijo que conseguir un empleo o perderlo debería ser “tan natural como comer o descomer”.

Modificaron por DNU la ley de riesgo del trabajo para dificultarles aun más a los trabajadores reclamar en la justicia por los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales, y luego hicieron aprobar los cambios por ley del Congreso.

Macri denuncia todos los días y sin importar de que se trate la ocasión, a “la mafia de los juicios laborales”, además de reclamar que la justicia falle alguna vez a favor de los empresarios.

Fijaron el Salario Minimo Vital y Móvil e un monto apenas superior en 200 pesos al ofrecido por los empresarios, al cual se va a llegar en un plazo de 13 meses. Intervinieron sindicatos, con y sin orden judicial que los avalara.

Carrió se quejó por los “altos costos laborales”, porque “un empleado cuesta como dos”; y están intentando replicar acá la reforma de Temer en Brasil: adiós a los convenios  colectivos de trabajo, negociación por empresa y hasta mano a mano del empleado con el patrón, salarios fijados por día o semana y no por mes.

Y más: jornada diaria de trabajo de hasta 12 horas, fraccionamiento de las vacaciones y que las pague el trabajador de su bolsillo y no el empleador; así como también un fondo para afrontar eventuales indemnizaciones, que salga del salario del trabajador para que no la paguen los empresarios que los despidan.

Luego de un arduo trabajo deductivo, y si bien la hipótesis no la tenemos del todo cerrada, estamos a puntos de llegar a la conclusión que posiblemente estemos ante un gobierno que ha elegido a los trabajadores como sus enemigos, y está dispuesto a hacer lo que sea para cagarlos, y que se rindan incondicionalmente.

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