LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

viernes, 25 de mayo de 2018

A 15 AÑOS DE LA PESADA HERENCIA



"El 25 de mayo del 2003, Néstor Kirchner recibió los atributos presidenciales de un senador de la Nación: banda y bastón le fueron entregados ante una Asamblea Legislativa que vio desfilar a 4 presidentes en dos semanas, luego de los trágicos sucesos del 19 y 20 de diciembre de 2001, en que la represión ordenada por el gobierno de la primera Alianza se cobró la vida de muchos argentinos en las calles.

Néstor Kirchner accede a la Presidencia de la Nación con apenas el 22% de los votos. El balotaje previsto por la Constitución Nacional, que debía sumarle a la legalidad de la elección democrática del 27 de abril de 2003 la legitimidad del voto popular, nunca tuvo lugar, por la renuncia de quien había obtenido el 24% de los votos en primera vuelta.

De esta manera, Néstor Kirchner asume en las peores condiciones políticas. Es el presidente argentino electo con el menor porcentaje de votos de la historia. Menos aún que el radical Arturo Illia que, en 1963, merced a la proscripción del peronismo, llega a la presidencia de la Nación con apenas el 25% de los votos.

Néstor Kirchner asumió en el 2003 con el mayor default de deuda soberana de la historia del mundo sobre su espalda. La industria era sólo un buen recuerdo del pasado. Desocupación y sub-ocupación superaban holgadamente los dos dígitos, la mitad de los trabajadores y trabajadoras argentinas no estaban registrados y millones que habían sido expulsados del aparato productivo, por destrucción del empleo o por las privatizaciones, no podían acceder a una jubilación. La miseria y la indigencia registraban los peores índices históricos, y los salarios y las jubilaciones de los que aún estaban dentro del sistema, habían sufrido un grave deterioro por la pérdida del poder adquisitivo a causa de la crisis.

La lista de calamidades en la economía resultaba interminable, pero tal vez el reflejo más brutal del grado de su deterioro era que, junto al peso argentino devaluado, coexistían 16 cuasi monedas. Una cuasi moneda nacional, el Lecop y 15 cuasi monedas provinciales: el Patacón (Buenos Aires), la Lecor (Córdoba), el Federal (Entre Ríos), el Cecacor (Corrientes), el Bocade (Tucumán), el Petrom (Mendoza), el Cemis (Misiones), el Huarpes (San Juan), el Quebracho (Chaco), el Bocanfor (Formosa), Bono Ley 4748 (Catamarca), las Letras (Tierra del Fuego), el Petrobono (Chubut), el Petrobono (Rio Negro) y el Bocade (La Rioja).

En ese 2003 la sociedad miraba con desprecio y escepticismo a la política y a toda su clase dirigencial, cualquiera fuera su actividad. Los argentinos y las argentinas que, finalizada la dictadura más sangrienta de nuestra historia, habían creído que “con la democracia se cura, se come y se educa”, se sumaron no sólo a los que creyeron en la “revolución productiva” y el “salariazo”, sino también, a los que creyeron que “con el dinero que se le saque a la corrupción política se solucionaban todos los problemas del país”.

Finalmente, la persistencia y el agravamiento de los problemas económicos, sumados a escándalos institucionales como los de “la Banelco” -para aprobar la reforma laboral-, terminaron uniendo a todos y todas, de izquierda a derecha, en la consigna “que se vayan todos”. Más dramático aún. Las colas interminables de compatriotas ante las embajadas extranjeras en Buenos Aires daban cuenta de algo peor: miles de argentinos y argentinas habían decidido irse, ellos, del país.

En este marco de crisis institucional, política y económica, asume como presidente de los argentinos Néstor Carlos Kirchner, con sólo el 22% de los votos -menos votos que desocupados- y con la responsabilidad de gobernar un país y representar a una sociedad que no creía en nada ni en nadie. Sin embargo, a los dos años y medio de gestión, Néstor Kirchner había reestructurado el 76% de la deuda externa defaulteada y pagado íntegramente la deuda de la Argentina con el FMI, permitiendo así al gobierno, comenzar a desarrollar una política económica con autonomía nacional en la toma de decisiones."

(Completo, acá)

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