Argentina irá por el
premio mayor en sus negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). (Empezamos
reconociendo que es una lotería, bien) Comenzará a negociar la semana que
viene en Buenos Aires con una misión especial del organismo, un préstamo Stand
By de "alto acceso", (De alto acceso carnal, por lo que se ve) lo
que le permitiría al país, en el caso de ser aprobado, acceder rápidamente al
máximo de dinero acordado. (O sea, rápidamente, pero si lo aprueban, después
de que lo negocien durante semanas. Justo los tiempos y la velocidad y certeza
que reclaman “los mercados”) Sin embargo, a cambio, el país se deberá
comprometer en el mediano plazo (y cuando el dinero ya esté gastado) a duras
condiciones fiscales para que el acuerdo pueda ser extendido. (Estamos re
sorpresos: ¿no era un premio? Así dicho parece un castigo) En definitiva,
el Gobierno de Mauricio Macri se juega a un apoyo personal de Christine
Lagarde. (Podría haber sido peor: que Lagarde le pidiera que la apoyara,
personalmente. Hay que ser guapo, eh. Igual si hay algo en esos niveles que no
cuentan son las “relaciones personales”, como ya deberían haber aprendido con
Trump)
Las discusiones con el FMI se abrieron
ayer en la sede del organismo en Washington, (Ah, estaba todo fríamente calculado
como los movimientos del Chapulín Colorado, no es que salieron de raje por la
corrida, digamos) con el encuentro entre el ministro de Hacienda, Nicolás
Dujovne, y Alejandro Werner, el director para el Hemisferio Occidental del
organismo. (Ah, dos pesos pesados digamos. No va a hacer falta la relación
personal con Lagarde entonces) Ambos se habían encontrado en el mismo
escenario en abril pasado, cuando el mexicano se deshizo de elogios a la
política económica del Gobierno de Mauricio Macri. (Lo cual demostraría que
de economía no entiende un pomo) Werner no tuvo problemas en aquellos días
en comparar, para bien, los tiempos actuales, con los días en los que le tocó
discutir conceptos de filosofía económica con Axel Kicillof. (Lo cual
demostraría además que las comparaciones no son lo suyo) Ahora abrieron la
nueva etapa en la relación entre el país y el FMI. (Es en la que pasan del
chateo al fife, digamos)
Las negociaciones abiertas ayer
podrían demorarse unas seis semanas hasta que el directorio del organismo con
la presencia de la directora gerente Christine Lagarde la apruebe. (¿En qué
quedamos, no era rápidamente y por la relación personal con Lagarde? Ponéte de
acuerdo) Esto implicaría que la firma en Washington, en caso de fumata, se
concretaría a fines de junio o julio. (A este paso la firmará Michetti, o
Pinedo, o vaya uno a saber quien) Para esos tiempos se espera que en Buenos
Aires la corrida esté dominada (O que estemos todos cogidos y muertos, que
es lo más probable. Ahora, si la corrida va a estar dominada, ¿para qué carajo
quieren el préstamo del Fondo?) y que la noticia de la llegada del dinero
para cerrar el año financiero no se tome como una salvación sino como un paso
adelante en la política económica oficial. (Claro, en lugar de un salvavidas
sería una escalera al abismo) Con el acuerdo en caja, el Ministerio de
Finanzas de Luis Caputo evaluaría con otros criterios las necesidades de
créditos por unos u$s 9.000 para cerrar 2018. (Pero cómo ¿no estaba
garantizado ya el financiamiento para todo el año?) Si los mercados
prestaran a una tasa razonable, se analizaría la colocación de deuda. (Y si
mi tía tuviera ruedas, sería una patineta) Si los intereses superaran el
nivel actual de 10% de piso, (¿Cómo el 10 % de piso, no habíamos arreglado
con los fondos buitres para conseguir tasas del 3 o 4 %?) se recurriría al
dinero pactado con el FMI. Esta es la clave del Stand By,(Más arriba dijiste
que implicaba guita que entraba y quedaba en la caja, tomá la linterna, a ver
si te encontrás el culo)
Las negociaciones con el FMI
comenzarán la semana próxima en Buenos Aires y podrían extenderse unos 10 días
en el país. (¿Pero no estaban negociando ya en Washington, que fue a hacer
Dujovne entonces, a gastar en pasajes de avión y Chocoarroz?) El organismo
enviaría a la Argentina una clásica misión examinadora, (De tactos rectales,
serían) de esas que hace más de 12 años no visitan estas tierras. (Culpa
de la pesada herencia del kirchnerismo) La última fue protagonizada por el
hindú Anoop Singh. (Ahora mandarían a otro, porque como Macri es “el
feminista menos pensado” estaría mal visto que el gobierno gaste en putas para
complacerlo) En Buenos Aires la misión visitará la jefatura de Gabinete,
los ministerios de Hacienda, Finanzas, Producción y el Banco Central y el
INDEC. (Y algún cabarulo, de paso, para no perder la costumbre. Aunque
pensándolo bien, todos esos son básicamente cabarulos) También podría
encontrarse con economistas independientes (Melconián, Cavallo, Broda y
Orlando Ferreres) y referentes económicos de la oposición. (Espert,
Milei, Boggiano, Carrino y Giacomini) Finalizada la etapa local, los
técnicos volverán a Washington y comenzará la etapa de evaluación de la
propuesta. (Todo fluido y rapidísimo. Es al pedo, no hay como los países del
primer mundo para terminar con la burocracia) Será el tiempo donde los
hombres de Lagarde deberán estudiar si el plan presentado por el Gobierno de
Mauricio Macri es "creíble". (¿Y para eso necesitan ponerse a
estudiar? Hasta un nene que está aprendiendo a sumar y restar en primer grado
sabe que no) Para esto se analizan, según el libro rojo del FMI, los
siguientes capítulos:
Política monetaria. Sería,
curiosamente, uno de los aspectos donde mejor calificaría la Argentina. (Seguro,
es donde venimos anotando un éxito tras otro) La política del BCRA de las
últimas semanas de acompañar sin mayores problemas la devaluación del peso (Sin
mayores problemas que rifar 8000 palos de reservas, y poner la tasa al 40 %,
subiéndola 14 puntos en dos semanas) (pasando de 20,50 al cierre de ayer a
23,13 pesos), bastaría para que en este ítem los hombres del FMI pongan un
aprobado. (Pará ¿vos decís entonces que van a aprobar que todo se haya ido a
la mierda? Al final era mejor pedirle a Paul Singer) Lejos están los
tiempos en que lo primero que criticaban en Washington era el tipo de cambio
fijo.(Tan lejos como el tipo de cambio fijo, y la flotación libre de
Sturzenegger)
Política Fiscal. Las metas fijadas por
el Gobierno de Mauricio Macri y diseñadas por Dujovne no serían problema, (Claro,
como el dólar y la inflación, que no iban a ser problema, hasta que lo son.
Como las metas, que ya la cambiaron tres veces en cuatro meses) salvo en
los tiempos. Desde el FMI se pediría una aceleración del cronograma,
especialmente para el período 2019- 2020. (Si aceleran no llegan al 2019, se
estrellan antes) Para este año se podría aprobar un esquema de 2,7%, pero
luego el desequilibrio primario debería ir reduciéndose a menos de 2 y menos de
1% respectivamente.(Si es por pedir, que pidan superávit fiscal ya, total
nadie les da bola)
Subsidios a tarifas. El esquema actual
planteado por el Gobierno para este año podría ser avalado por los técnicos del
FMI. (¿Y la opinión personal de Lagarde donde quedó entonces?) Para
esto, en el caso que el Congreso apruebe la ley que se discutió ayer en
Diputados y que prohíbe las escalas propuestas por el Gobierno, el veto sería
imprescindible para el acuerdo con el FMI.(Que macana, lo obligarían a Macri
a hacer algo que estaba dispuesto a hacer desde el principio, y lo dijeron en
público los funcionarios)
Programas sociales. Confía el Gobierno
que el Fondo no pida que se reduzca la ayuda vía programas de asistencia
social. “Confía”. Como confiaba en el segundo semestre, la lluvia de
inversiones, la luz al final del túnel, el ratón Pérez, los Reyes Magos y Papá
Noel) Sería una de las jurisprudencias que marcó Lagarde desde que llegó al
FMI y que forman parte de la lavada de cara del Fondo ante el mundo financiero
y político internacional.(Sí, están repartiendo planes sociales como locos
por todo el mundo desde entonces)
Obra pública. El FMI podría en
observación el monto destinado a la obra pública. (¿Una auditoría de los
precios decís vos? Si se meten con los negocios de Macri y sus amigos se pudre
todo, eh) La alternativa que se podría negociar es ir reconvirtiendo los
proyectos en programas de Participación Público Privada (PPP).(O sea, la
garcha que el gobierno ya está haciendo, y fracasó en todos los lugares en los
que la ensayaron)
Números oficiales. Sería lo más
prolijo que podría mostrar el país ante los hombres del FMI, especialmente
cuando estos comparen la situación actual con la de los años kirchneristas. (Raro,
porque en 2014 el FMI aprobó el nuevo IPC, y la nueva EPH, en la que
colaboraron) Será clave la visita que reciba Jorge Todesca en el INDEC. (Para
mostrarles como hizo mierda lo poco que más o menos andaba)
Seguridad Social. Será el capítulo más
conflictivo que deberá enfrentar el país. (Que joda, tan tranquilos que
veníamos en ese aspecto con la última reforma previsional, justamente
aconsejada por el FMI) Según cualquiera de los indicadores técnicos que se
utilizan en el organismo, las cajas previsionales argentinas no cierran desde
hace años. Y la proyección hacia adelante son aún peores. (Claro, si siguen
rebajando aportes patronales a la seguridad social como aconseja el Fondo, no
hay caja previsional que aguante) Aquí se necesitará toda la muñeca posible
para convencer a los experimentados hombres del FMI sobre que la situación es
dominable.(Si el asunto es de muñeca, convóquenlo a Lousteau, que es el
experto)
Inflación. Aunque la situación actual
parece complicada, lo importante es que la misión del FMI "compre"
que los niveles de déficit primario están dominándose y en vías de reducirse
fuertemente. (O sea que los números de Todesca son cruciales, por su
capacidad de vender buzones, digamos) En general los técnicos del FMI
militan entre los "monetaristas", (En general, en coronel, en
almirante y en brigadier) con lo que aceptarían la promesa de una reducción
del IPC a partir de una caída del déficit. (Es cuestión de prometer nomás.
Entonces, todo arreglado: Macri es experto en el tema, lo que le complica es
cumplir)
Empleo público y provincias. Es otro
de los capítulos complicados. (Y sí, esa costumbre de tener provincias, si
vendieran cuatro o cinco se facilitarían las cosas. Pero mejor no demos ideas) Se
descarta que el informe de los técnicos que lleguen a Buenos Aires sea
lapidario en este ítem. (¿Se descarta o lo dan por seguro, corren peligro
Supersifón, Píter Robledo y Yamil Sanchoro, tendrán que buscarse un trabajo,
tan mal viene la cosa?) La esperanza es que Lagarde comprenda que Mauricio
Macri no puede iniciar un ajuste de salarios públicos o cantidad de empleos en
la Nación, provincias y municipios, y que el ahorro fiscal puede provenir de
otras áreas. (Ahora volvemos a Lagarde, y nos chupa un huevo lo que digan
los técnicos. Más que nada tiene que comprender la importancia del Plan
Belgrano, la Directora de Movilidad en Bicicleta y la fonoaudióloga
presidencial, aunque en éste último caso es más que obvia. Y sobre todo tiene
que entender que rajando ñoquis, se rompe Cambiemos porque se va la UCR: ya no
tendría razones para seguir)
La gira de Dujovne en Washington
continuará hoy con un encuentro con David Malpass, subsecretario de Asuntos
Internacionales del Departamento del Tesoro norteamericano. La reunión es
clave. (¿Más que el toque personal de Lagarde, menos?) No habría guiño
de Lagarde si desde el Gobierno de Donald Trump no da el visto bueno, y de
manera oficial y pública. (O sea que lo de la relación personal era puro
verso, lo dicho: la veterana estaba buscando garche y prometía cualquier cosa a
cambio) Estados Unidos es el principal aportante de dinero y el aval al acuerdo
Stand By (A esta altura, más “By” que “Stand”) que busca Argentina solo
sería posible con un apoyo político y el pedido de una "excepción". (¿Algo
así como un blanqueo o una moratoria decís vos? A mi juego me llamaron, dijo
Macri y se autoperdonó la deuda del Correo) Sería el mayor aporte del
presidente norteamericano a Mauricio Macri. Más importante aún que la apertura
del acero y las exportaciones de limones. (Dos exitazos de la gestión. Si lo
del préstamo sale igual de rápido y bien, estamos salvados)
La misión argentina está conformada
por los jefes de Gabinete, Ariel Sigal, y de asesores, Guido Sandleris, además
de Lucas Llach y Mariano Flores Vidal, en representación del Banco Central. (Todos
perejiles, más un nabo que se dedica a cazar guanacos y tuitiar pelotudeces
mientras se le incendia el Banco Central. Nos va a ir bárbaro)
(Las negritas son nuestras, el original
acá.)
1 comentario:
Gato...era cristina no christine a quien le tenias que dar el mando...todo al reves haces
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