LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

domingo, 9 de diciembre de 2018

CÍRCULOS


Desde que comenzó la causa de la fotocopia de los cuadernos flota en el ambiente la duda respecto a quiénes fueron sus reales impulsores, y cual es el rol que juegan Macri y el gobierno en torno a ella. Como los objetivos iniciales fueron Cristina, el kirchnerismo y los ex funcionarios de sus gobiernos, parecían no existir mayores problemas para concluir que se trataba de una operación motorizada por el aparato mediático-judicial-de inteligencia del gobierno; para sacar de la cancha a la principal oposición política, o embarrarla de un modo tal que no pueda recuperarse electoralmente del daño inflingido.

Sin embargo, los arietes empleados (ex agentes de inteligencia, Bonadío, Stornelli, el diario La Nación y sus periodistas con vínculos con la embajada) sembraban el interrogante: se trataba de elementos que, si bien están vinculados al macrismo  o son funcionales a sus planes, reportan  a otros poderes y líneas de mando, incluso antes de que el experimento amarillo hiciera sus primeros pasos en política.

Cuando el dúo de juez y fiscal comenzaron a cerrar "acuerdos de colaboración" con los empresarios "arrepentidos" luego de que estos desfilaran por tribunales, y comenzaron a sonar nombres pesados con la perspectiva de terminar procesados o presos (Betnaza, Roggio, Paolo Rocca), la cosa pasó de castaño a oscuro; y empezó a parecer más claro -en nuestra opinión- que la mano venía por otro lado, y que en todo caso Macri y el gobierno trataron de capitalizar políticamente una cirscunstancia que no generaron; y que está por verse si pueden controlar.

Con el procesamiento y pedido de detención de Paolo Rocca (cuya estatura y peso como empresario es varias veces superior a la del propio Macri), parece quedar claro que operan en el caso fuerzas muy por fuera del control del presidente, en un proceso parecido al del "Lavajato" brasileño que sirvió para destruir la reputación (y el valor en bolsa) de grandes empresas como Odebrecht, JBS o Petrobras; y ponerlas a tiro de ganga de compradores extranjeros, básicamente, norteamericanos: no debe sorprender que los instrumentos judiciales utilizados en cada caso para la operación (el juez Moro allá, el impresentable Bonadío acá) sean personajes con fuertes vínculos con las embajadas yanquis en sus respectivos países, y con el sistema político, judicial y de inteligencia de los Estados Unidos. 

Por supuesto que la ofensiva tendiente a favorecer la "barata" de empresas que les pueden interesar a los capitales estadounidenses coincide con los objetivos geopolíticos y estratégicos de su gobierno  para debilitar (prácticas de "lawfare" mediante) a fuerzas denominadas "populistas"; que suponen que, llegadas al gobierno, gobernarían en sentido contrario a sus intereses, o díscolas a sus mandatos: la coincidencia no es casual, sino que por el contrario, es una constante de la política exterior de los EUU, durante décadas.

Pero hay otro costado del asunto, reforzado ahora por ejemplo por el procesamiento del banquero Jorge Brito en la causa Ciccone, y son las reacciones en el "círculo rojo" local ante la implicación de algunos de sus miembros conspicuos en el "Mani puliti" criollo: esta nota de La Política Online da cuenta de eso; y de los rezongos de la cúpula del empresariado local contra Macri y el gobierno, porque suponen que están detrás de las últimas decisiones judiciales que involucran a algunos popes del sector, como Rocca o Brito: le achacan a Macri que por lograr el rédito electoral de aparecer como combatiendo la corrupción "sin miramientos", está generando un clima de incertidumbre que agrava las dificultades para captar inversiones, y contribuye a destruir el valor de las empresas.

Como siempre, su cortedad de miras es proverbial: sin cuestionar que efectivamente al gobierno le convenga mostrarse como el abanderado de la lucha contra la corrupción (que le crean y le sirva electoralmente, es otra cosa), y sin negar tampoco que en los mercados el ruido judicial en torno a ciertos empresarios incide en la pérdida de valor de sus empresas (al fin y al cabo esa es la finalidad que se persigue con todo esto), eso puede ser cierto en el exterior, donde existen otro tipo de regulaciones; que al menos en los papeles formales deben cumplirse.

En el país, la explicación que ensaya el "círculo rojo" es sencilla y como tal, insuficiente, pero tranquilizadora: les evita tener que admitir que apoyaron un modelo económico que cada vez que se ha ensayado en el país (y ésta no es la excepción) termina yendo en contra de sus propios intereses de mediano y largo plazo, aunque en la coyuntura los favorezca, o genere la expectativa de que lo hará. Luis Pagani, de Arcor, por solo citar un ejemplo, no está siquiera mencionado en la causa de la fotocopia de los cuadernos; pero su empresa presenta por primer vez en su historia números en rojo, como resultado del combo de malas decisiones propias (alentadas por el gobierno, como endeudarse en dólares), y una política económica que deprime el consumo de sus productos (por el hachazo al salario), mientras le aumenta los costos de producción (por los tarifazos y el costo del financiamiento).

Para ponerlo sencillo: explicar un proceso que ha pasado de la fase de la guerra al salario y el empleo, a la de destrucción del capital y el valor de las empresas no es posible simplemente apelando a la idea de que Macri (habilitando la "cruzada contra la corrupción") ha traicionado a su clase; cuando es notorio que ha tratado de favorecerla desde el primer día de su gobierno, en todas y cada una de las medidas que ha tomado, o propuesto.

Más complejo (pero más real en cambio) es hacerse cargo de otra deserción histórica de nuestra élite a lo que se supone debió ser alguna forma de compromiso con el país y su desarrollo, con una mirada que -yendo más allá del propio ombligo- comprendiera que la vieja receta de maximizar ganancias extraordinarias a través de brutales cambios en los precios relativos (entre ellos y en primer lugar, el salario) para valorizarlas financieramente y fugarlas, no es sustentable ni en el mediano ni en el largo plazo.

Ahora, cuando la propia dinámica de funcionamiento de ese modelo se está llevando puestas a muchas de sus empresas, podría ser demasiado tarde para lágrimas; y lo mismo cabe para la ofensiva promovida desde el exterior para comprarlas por monedas: al fin y al cabo, ellos mismos aplaudieron fervorosamente que con la llegada de uno de los suyos al poder, "volviéramos al mundo". 

Bueno, así funciona ese mundo al que volvimos. Y en todo caso, no pocos de ellos cuestionan el precio (vil) al que podrían verse forzados a vender; porque abundan los ejemplos en nuestra fallida burguesía nacional de los que vendieron, fugaron y listo, si te he visto no me acuerdo, como cuenta acá Artemio.

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