LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

viernes, 28 de diciembre de 2018

PRUEBA DE AMOR


Aunque algunos de los econochantas mainstream sostengan que "nadie vio venir" la actual crisis de la economía argentina, su existencia fue advertida incluso antes de que Mauricio Macri llegara al gobierno, en lo que se denominó por entonces "campaña del miedo", previo al balotaje de las elecciones presidenciales.

Desde el entonces oficialismo kirchnerista, y antes, durante y después de la campaña desde múltiples voceros de la heterodoxia económica (e incluso algunos de la ortodoxia) se advirtieron los riesgos intrínsecos a un modelo de valorización financiera basado en la desregulación de los flujos de capitales y el endeudamiento externo; que no son -ni más ni menos- que los que estamos viendo por éstos días, y de los que habla esta nota de Diario Bae de la que extraemos algunos párrafos, para ahorrarnos texto: (las negritas son nuestras)

"Con su endeble situación financiera, la Argentina sintió el coletazo del desplome de los mercados globales de comienzo de semana, pese a que ayer tuvieron un rebote. El riesgo país subió 0,5% a 833 puntos y marcó un nuevo récord en cuatro años, que refleja el temor de los fondos especulativos sobre la capacidad de pago de la deuda a partir de 2020. Pero los analistas financieros advierten que crece la incertidumbre por la sostenibilidad de la deuda de corto plazo en Leliq y Lecap.

El cuadro es de tensión. El mal clima externo se monta sobre los desequilibrios locales y los bonos soberanos dolarizados queman en las manos de los acreedores. Esta desconfianza, a su vez, genera una fuerte volatilidad en las acciones argentinas y presiona sobre el dólar. El economista Gustavo Ber advirtió que la situación está lejos de revertirse: "No hay drivers en el frente interno que recompongan el apetito inversor. La incertidumbre electoral seguirá y las dudas sobre la refinanciación de la deuda a partir de 2020, cuando no haya dólares del FMI, también. A este combo, se agregó la incertidumbre global detonada este trimestre".

Al escenario abierto de reestructuración poselectoral, Mariana González, coordinadora de Cifra, sumó dudas para el próximo año: "La disponibilidad de divisas para 2019 es muy justa. El dinero del Fondo alcanza para pagar los vencimientos de intereses. Si no hay otro fondeo, tendría que cerrar la balanza comercial en equilibrio y no haber un escenario de corrida y fuga, que es la parte más incierta de la ecuación porque, además, van a pesar las elecciones".

Esto complica la sostenibilidad de las Leliq y las Letes, los instrumentos de corto plazo elegidos para contener la devaluación en el nuevo esquema monetario. El monto en pesos en letras creció rápidamente durante el segundo semestre y su stock conjunto (unos $900.000 millones) ya equivale al 73% del pico de las extintas Lebac. Todo apuntalado por tasas "incompatibles con la producción", como reconociera Dante Sica, para evitar una corrida.

Ber alertó: "La deuda en Leliq no es sostenible. Si bien están en manos de los bancos, son una contrapartida de los encajes de plazos fijos. Si los depositantes sacan el dinero y dolarizan, los bancos tendrán que desarmar las Leliq para devolver los depósitos. De bajar la tasa, esto podría darse después del verano o incluso antes. Porque el escenario electoral es binario y en ambos casos los inversores ven riesgos: una reestructuración más agresiva o una más amigable. Eso se refleja en el riesgo país y en la caída de los bonos, aún en los tramos cortos, lo que marca una percepción mucho más clara de una reestructuración a la vuelta de la esquina"."

Tenemos entonces que "los mercados" están viendo corrida bancaria de depósitos, dolarización de activos y aceleración de la fuga, reestructuración o default de la deuda, en un futuro no muy lejano y tampoco muy improbable. "Los mercados", no Axel Kicillof, la CTA, el CEPA o las Abuelas de Plaza de Mayo.

Para peor, la entrada en vigencia del gravamen de Ganancias sobre los plazos fijos a partir de ayer pero retroactivo a enero (el impuesto es anual), no hará sino alentar la corrida de los ahorristas hacia el dólar. Cuando hasta Débora Plager en "Intratables" dice abiertamente que todos asumen que esto explota, más tarde o más temprano, pero explota seguro, es que los desequilibrios son tan grandes que ya no se pueden ocultar ni con blindaje mediático.

Lo cual nos deja en éste punto, que queremos destacar: el gobierno de Macri ingresa anticipada y aceleradamente al año en el que buscará revalidarse en las urnas sin la más mínima chance de que la economía traiga buenas señales antes de que los argentinos voten, y cruzando los dedos para que todo no vuele por los aires, antes. 

Y su suerte para que eso no suceda dependerá -exclusivamente- de los sectores sociales que lo apoyaron masivamente, y de los factores del poder económico que financiaron su campaña del 2015 (como los fondos buitres) y lo sostuvieron hasta aquí: no son la CGT, la CTA, los movimientos sociales o la oposición política, ni Cristina (como quiere hacer creer la propaganda oficialista) quienes determinarán la suerte de "Cambiemos", de Macri y de su gobierno.

No, señor, si todo se derrumba estrepitosamente como el castillo de naipes que es el modelo de valorización financiera, será por la acción conjunta (no necesariamente coordinada) de fondos especulativos que huyen del país y de los bonos y activos argentinos por considerarlos tóxicos, de los sectores del campo privilegiado que se sientan arriba de los dólares de la cosecha a esperar una nueva corrida cambiaria y de las clases medias con capacidad de ahorro (núcleo duro del voto macrista si los hay) que sacan la plata del banco, compran todos los dólares que pueden y los fugan del país, o los esconden en el colchón, la caja fuerte o la caja de seguridad, según la disponibilidad de cada uno.

Por supuesto que todos ellos podrán hacer eso (y sin dudarlo lo harán, llegado el caso) porque el gobierno se los ha permitido, con el "levantamiento del cepo" y la eliminación de todas las regulaciones existentes de la cuenta capital, y de la liquidación de divisas: el macrismo moriría entonces, en su propia ley, y por su propia mano. Como Nisman, digamos.

A menos-claro está- que todos esos sectores abjuren de sus propios intereses racionales (como hicieron algunos de ellos, como las clases medias, votando este modelo), y brindando una prueba de amor a "su" gobierno decidan confiar en él, y sostenerlo contra el retorno de la bestia populista; liquidando las divisas de la exportación (aun a riesgo de perder con una devaluación), manteniendo el plazo fijo en el banco (aun a costa de pagar Ganancias) o quedándose con los bonos de la deuda o las acciones de las empresas argentinas que compraron, esperando poder cobrarlos regularmente, o que repunten, respectivamente. 

¿Por qué no creer en un gesto patriótico de esa envergadura, una muestra de confianzan en un presidente que sale a comprar aceitunas en crocs, como cualquier vecino? ¿Ustedes que dicen? Tuits relacionados:

1 comentario:

Neomontonero dijo...

Dólar en caja mata amor. Gato al horno.