No decimos nada nuevo si afirmamos que la
reforma laboral flexibilizadora es “el” proyecto por excelencia del régimen
macrista, aquel al que han consagrado la mayor parte de sus desvelos, y que
figura primero en su lista de prioridades; desde el momento mismo en el que
Macri asumió el gobierno.
Al fin y al cabo,
llegó a poder como representante de los empresarios, y con el objetivo en mente
de bajar los costos laborales en dólares, mientras se procuraba precarizar las
relaciones de trabajo, y debilitar la presencia e influencia del sindicalismo:
ese, y no otro, es el significado de los “70 años de peronismo” que el macrismo
se puso como meta dejar atrás.
En estos cuatro
años intentaron por distintas vías conseguir la meta: acuerdos sectoriales de
flexibilización laboral (como los de los petroleros o el SMATA), ensayo de
acuerdos parciales con la cúpula pactista de la CGT y hasta proyectos enviados
al Congreso yendo más allá de lo acordado con la burocracia de los “gordos”,
como ocurrió luego del triunfo en las elecciones legislativas del 2017.
Precisamente ese
proyecto (que tenía una profunda impronta precarizadora) es el que por estas
horas intentarán reflotar, corregido y aumentado, si las urnas les volvieran a
sonreír; según nos cuenta en detalle esta nota de Mariano Martín en Ambito Financiero.
La similitud con la
reforma laboral aprobada por Bolsonaro en Brasil es escalofriante: eliminación
de la ultraactividad de los convenios colectivos de trabajo (lo cual dejaría
los derechos laborales de los trabajadores a merced de la voluntad de los
empresarios), reducción de la negociación colectiva al nivel de empresa,
reemplazo de las indemnizaciones legales por un “fondo de despidos”, “bancos de
horas” para no pagar horas extras y eliminar de hecho la jornada legal de
trabajo, eliminación de toda responsabilidad solidaria de las empresas en caso
de tercerización de tareas.
Y por supuesto,
también es una reforma antisindical: eliminar o reducir la presencia de los
delegados gremiales en los lugares del trabajo, dejar librado al criterio del
patrón el encuadramiento sindical del personal, eliminar las contribuciones a
pactadas en los convenios colectivos a favor de los sindicatos con personería
gremial. Recordemos que ya en algunos casos (como por ejemplo en el acuerdo con
los petroleros por Vaca Muerta) se restringió el derecho de huelga, hasta
hacerlo virtualmente desaparecer.
Cuando hace un
tiempo y preguntado por Vargas Llosa sobre que haría en caso de acceder a un
segundo mandato Macri dijo que lo mismo, pero más rápido, se refería a esto,
más que nada y antes que todo; de modo que en este contexto nadie se puede
llamar a engaño, ni votar al gobierno y hacerse luego el desentendido, o el
defraudado: está votando que los trabajadores pierdan derechos y salarios, más
de los que ya perdieron en estos cuatro años. El que avisa no es traidor.
Cabalgando sobre el
descrédito social del sindicalismo (fundado en razones reales, para que
negarlo) y sobre el ideal aspiracional de la “meritocracia” y el “emprendedurismo”,
el gobierna supone (y no le falta razón) que existe cierto grado de consenso
social para reformas de cuño esclavista y precarizador: no pocos trabajadores,
efectivamente, compran el discurso de que los (otros) trabajadores y sus
derechos son parte del problema, si no “el” problema del país.
Creen
(ilusoriamente) que sin la molesta presencia de los gremios y los sindicalistas
podrán obtener mejores salarios y condiciones de trabajo que sin ellos, algo
que por supuesto, no se dio nunca, en ningún país del mundo. Como diría
Jauretche, van a comprar con el manual del almacenero.
Hay que machacar
recordando que el domingo en las PASO también se vota por esto, para empezar a
sepultar este tipo de proyectos pensados para maximizar las ganancias del capital,
al riesgo de empobrecer más aun a las grandes mayorías nacionales; y
condicionar el crecimiento y el desarrollo del país, en beneficio de unos
pocos. Más aun: si hubiera que exponer un único y solo argumento (ahora que
está de moda no pedir ninguno) por el cual no cometer el suicidio de darle a
Macri otro mandato, debería ser este.
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