Leemos en Página 12 un artículo muy interesante sobre la impresionante valorización de la propiedad rural en las zonas núcleo de la pampa húmeda, aun considerando la variación en dólares de los precios de los campos.
Como se subraya en la nota, el aumento del valor de los campos está directamente ligado a la rentabilidad -extraordinaria- del sector agropecuario, y no exclusivamente al precio internacional de los alimentos (aunque el alza de éstos determina aquélla), como lo sostiene el informe de la Bolsa de Comercio de Rosario que expone las cifras del caso y podemos ver aquí (ir a las páginas 4 y 5).
Y ya que de Rosario hablamos, se nos ocurrió ver en que medida esa enorme riqueza patrimonial de los dueños del campo aportaba para financiar a la provincia vía impuestos, para lo cual consultamos las cifras de los recursos percibidos por el Estado provincial por todo concepto al 30 de abril de éste año, que podemos ver acá en el portal oficial del gobierno de Binner.
Como allí se aprecia, Santa Fe -su administración- recaudó por todo concepto 7.616,3 millones de pesos en los cuatro primeros meses del año, de los que un poco más de 155 millones (es decir apenas el 2,03 % del total de los recursos) correspondieron a lo recaudado en concepto de Impuesto Inmobiliario; el impuesto directo por excelencia -junto a Ganancias-, porque grava una manifestación directa e inmediata de la riqueza patrimonial de una persona física o jurídica.
Ahora bien, esas cifras recaudadas en concepto de Inmobiliario corresponden a las partidas del Urbano (el que pagamos todos nosotros por nuestras casas) y del Rural (el que pagan los campos), aportando estas últimas aproximadamente el 35 % del total del producido del impuesto.
Eso significa que los campos de una de las zonas más ricas del país -y que han recibido la extraordinaria valorización de la que habla la nota de Página 12- aportaron al fisco santafesino en los primeros cuatro meses del año apenas 54,2 millones, o lo que es lo mismo, el 0,71 % de los ingresos públicos (71 centavos de cada 100 pesos), poco más de la mitad del presupuesto del casi inexistente Ministerio de la Producción.
Esas cifras obedecen a que los avalúos de los campos en la provincia están congelados desde 1997 (es decir que no sufrieron casi reajustes durante el boom sojero), y ni siquiera el gobierno de Binner en sus tres intentos fallidos de reforma tributaria (que tuvieron la oposición del peronismo en la Legislatura, vale decir) planeaba modificarlos; apenas el año pasado se reajustaron algunas alícuotas.
Sin embargo, cada vez que el mismo Estado debe expropiar esos campos para ejecutar alguna obra pública, sus propietarios pelean con uñas y dientes el valor de las indemnizaciones, llegándose a pagar hasta quince mil dólares la hectárea -como en el caso de la autopista Rosario-Córdoba inaugurada por Cristina a fines del año pasado-, o diecisiete mil, como en el caso de la autovía a San Francisco por la Ruta 19, que está construyendo el gobierno provincial.
Y resta agregar que el campo (la actividad agropecuaria en todas sus formas) no paga el Impuesto sobre los Ingresos Brutos, del que fue exento en 1992 por los pactos fiscales impulsados por Reutemann y Mercier; impuesto que aporta -según las mismas cifras oficiales que acompañamos- el 77,3 % de los ingresos tributarios propios (es decir excluyendo los provenientes de la coparticipación federal, y los no tributarios como las tarifas de las empresas de servicios públicos y las contribuciones a la seguridad social) del Estado santafesino.
Debe ser la solidaridad del hombre de campo de la que tanto hablan los dirigentes de la Mesa de Enlace.
1 comentario:
Y yo que no sabía que hacer con las 600 hectáreas en Rafaela que heredé de una tía soltera que partió la semana pasada.
El Colo.
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