El sábado a la mañana el presidente paquete, rodeado de jubiladas paquetas, anunciaba el paquete de medidas sociales. ¿O Macri es un paquete, que nos mostraba con el gesto de su manos el tamaño de su paquete o de la que nos está colocando, en otro "Acto Cuidado" lejos de jubiladas tucumanas o cordobesas que le hicieran pasar un mal momento?
Lo primero que debe evaluarse es -precisamente- el contexto de los anuncios: es inevitable suponer que tras semanas de postergación, se aceleraron a partir del acto del miércoles pasado en Comodoro Py, y del discurso de Cristina; que claramente le marcó la cancha, y le impuso agenda.
Los anuncios llegaron en medio del asordinamiento de los medios masivos de los "Panamá paper's", pero (oh, caprichos del destino) quedaron opacados por la tragedia de Costa Salguero; donde otra vez las balas le pican cerca al PRO.
Es notable que el supuestamente aceitado aparato de comunicación del gobierno no hatya advertido que tanto más demorara los anuncios de medidas "sociales", más expectativa iba creando sobre ellas, sin saber si podrían satisfacerla luego. De allí que en el contexto parecieron pobres, porque además lo son: pobres anuncios para los pobres, que lejos de acercarse al cero prometido son más, por obra y gracia de las políticas desplegadas por el gobierno de "Cambiemos".
Porque este es el otro dato del contexto que se debe resaltar: si la necesidad de arbitrar medidas compensatorias para los sectores más vulnerables fuera -como dijo Macri el sábado- consecuencia de la "pesada herencia recibida", el esperado y anunciado "paquete" debería haber aparecido en los primeros días de gobierno; no cuatro meses más tarde y para intentar restañar los daños causados -justamente- por el ajustazo del gobierno.
Dijimos varias veces acá que éste era un gobierno que funciona a dos velocidades, según sean las demandas que se trate de atender: para transferir recursos cuantiosos a los sectores más concentrados es un Fórmula 1, para compensar a los más débiles es una carreta de los tiempos de la declaración de la independencia.
Lo mismo cabe para el bisturí de la "sintonía fina", que solo parece funcionar cuando hay que precisar bien quienes quedan exentos del guadañazo del ajuste: véanse sino las peripecias que deben atravesar los que buscan acceder a la "tarifa social" del transporte o los demás servicios públicos. Para transferir -en cambio- recursos del Estado a los sectores más concentrados de la economía no hay "cernidor" ni "segmentaciones" que valgan.
La Nación de ayer estimaba en unos 30.000 millones de pesos el impacto de las medidas y en unos 10 millones de personas los beneficiarios. Antes de concluir sobre si es mucho o poco, pensemos que la eliminación de las retenciones a todas las exportaciones agropecuarias representó una merma de recursos para el Estado de más de 22.000 millones, a los que hay que sumarles 9.000 millones menos por la eliminación de las retenciones a las exportaciones industriales, y otros 3.500 por las de la minería.
Es decir que el jubileo fiscal decretado por Macri apenas asumió el gobierno (indicio cierto de sus prioridades) a los sectores beneficiados con la mega-devaluación que siguió al levantamiento del cepo (ejemplo inédito de baja de retenciones simultánea a un ajuste del tipo de cambio) supera con creces el impacto del "paquete social" anunciado el sábado.
De las propias cifras que da La Nación surge que la devolución del IVA (limitada a 300 pesos por mes) a los sectores más vulnerables representaría menos de la tercera parte de los recursos fiscales que el Estado deja de percibir de los grupos exportadores. Eso sin considerar que la mejora (como ha ocurrido antes) sea apropiada vía precios por los formadores en todas las etapas de una cadena de producción y comercialización, hoy completamente exenta de controles; y en un contexto en que la reducción de la cobertura integral de medicamentos a través del PAMI representa mucha más que esa cifra, para muchos jubilados.
La misma comparación se puede hacer analizando rubro por rubro de los anuncios presidenciales: los 500 pesos que se entregarán por únia vez a jubilados que perciben la mínima y beneficiarios de la AUH representarían unos 4.150 millones de pesos, menos de la mitad de los 8.520 que pasarán de los bolsillos del fisco a los de los exportadores de soja, por la rebaja de cinco puntos en las retenciones.
Para peor, los jubilados y beneficiarios de la AUH no pueden saber si alguna vez en el futuro les volverá a tocar algún beneficio similar, mientras que los sojeros saben con certeza ("previsibilidad de las reglas de juego", le llaman) que deberán pagar cada vez menos en concepto de retenciones: el propio gobierno anunció al inicio de su gestión un cronograma de rebaja de cinco puntos anuales del gravamen, hasta su total eliminación.
Los aproximadamente 2.500 millones de pesos adicionales que significaría llevar el subsidio por desempleo a 3.000 pesos (¿acaso un subsidio al despido?) y siempre considerando que no se amplíe el número de beneficiarios (cosa poco probable) no llegan a alcanzar los 3.500 millones de pesos que deberían pagar en concepto de retenciones las mineras; y que dejaron de pagar por decisión de Macri.
La misma ampliación anunciada de la AUH en una cifra que las informaciones hacen oscilar entre un medio millón y millón y medio de nuevos beneficiarios, plantea dudas sobre su sustentabilidad a futuro porque se la financiaría con un préstamo del Banco Mundial, es decir con endeudamiento, y no con recursos genuinos del Estado; o con aportes tributarios de los sectores más favorecidos por las medidas del gobierno.
Adicionalmente no se puede saber cuanto representa en recursos adicionales esa medida aunque el proyecto se aprobara de inmediato, cuando el presupuesto de la ANSES en "Transferencias Corrientes" (asignaciones familiares) ya excede los 105.000 millones; y cuando la AUH se lleva conforme al presupuesto 2016 y la ley de movilidad (ambos aprobados por el kirchnerismo) 39.707 millones de pesos: bastante mas que todo el "paquete social" anunciado por Macri, sumando todas las medidas.
Conste además que en todos estos cálculos no hemos mencionado otros rubros que podrían servir para la comparación de contexto, como los más de 130.000 millones de pesos menos de subsidios a las tarifas de los servicios públicos (cálculo conservador, pero que cuadruplica al "paquete social") que serán solventados por los usuarios a partir de los aumentos, o los 200.000 millones de pesos que el Banco Central deberá emitir sólo para pagar los intereses de las LEBAC'S en pesos.
Aunque se diga que a los subsidios a las tarifas ya los pagamos entre todos con nuestros impuestos, no puede desconocerse que el impacto de quitarlos de forma abrupta como se ha hecho y subir las tarifas de servicios básicos (luz, gas, agua, transporte) en consecuencia, impacta de un modo distinto según sea el bolsillo de quien se trate en cada caso; además de producir el efecto de retroalimentar la inflación, en especial en productos básicos de consumo de la canasta familiar.
En síntesis: el publicitado "paquete social" anunciado el sábado para atemperar los efectos del daño causado por el propio gobierno de Macri con su plan económico (aunque este aspecto se silencie, o se atribuya a la "pesada herencia") no hace sino terminar de profundizar el sesgo de clase (oligárquica) de un gobierno que tiene muy en claro para quiénes gobierna, que intereses beneficia y quiénes son los que tienen que "pagar la fiesta del populismo".
1 comentario:
Tengo dos jubilados que cobran la mínima muy cercanos que no pudieron cobrar los 500 pesos que anunció Macri en diciembre porque lo suyo no era "exactamente la mínima" (creo que cobraban la mínima más 20 pesos). Con lo cual, eso de los jubilados que cobran la mínima también es un verso. Porque hay muchos que por pocos pesos quedan afuera. En todo caso, debería decir por poner un ejemplo: "los que cobran menos de 8000", pero así los que entran en la categoría son pocos. AVARO...
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