LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

jueves, 19 de mayo de 2016

CAMBIAMOS: ¿ISLAS POR PUESTO EN LA ONU?


El hecho pasó casi desapercibido o fue tapado por otras cuestiones más acuciantes, pero la canciller Susana Malcorra hace casi un mes que no está en el país, viajando por múltiples países a costilla nuestra; y no precisamente por razones vinculadas a sus funciones.

Aunque trató de disimularlo yendo por ejemplo a visitar la misión de “cascos blancos” argentinos destacados en el Líbano, la señora anda de campaña electoral, para su postulación a la Secretaría General de la ONU; algo que -dicen- el gobierno de Macri oficializaría éste mismo viernes.

De acuerdo con el artículo 97 de la Carta de las Naciones Unidas, el Secretario General de la organización es designado por la Asamblea General, a propuesta del Consejo de Seguridad; y como toda decisión de éste órgano, debe contar con el voto de los 5 miembros permanente con derecho a veto: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido. Basta la oposición de uno solo de ellos para que cualquier candidatura naufrague.

Tal vez por eso Malcorra pasó casi la mitad del tiempo de su ya largo periplo mundial en Londres, donde tuvo varias reuniones con los funcionarios del Foreign Office, es decir el ministerio de relaciones exteriores británico; y donde además se hizo tiempo para hacer declaraciones a los medios locales, como por ejemplo ésta nota publicada en el Financial Times que leíamos en la edición de ayer de ElCronista

En la que dice cosas como éstas: “Las Islas Malvinas ya no son el tema dominante en la relación entre Argentina y el Reino Unido y no debería desviar la atención de las prioridades bilaterales más importantes como el comercio y la inversión, afirmó la nueva ministra de Relaciones Exteriores a Financial Times. En una entrevista en Londres, Susana Malcorra, aseguró que la anterior administración se había "centrado demasiado" en las islas.; aunque luego aclara: “Las islas todavía son máxima prioridad porque están incluidas en la Constitución y si descartara el asunto estaría yendo en contra de la Constitución.” (las negritas son nuestras)

Se refiere por supuesto a la cláusula transitoria primera de la Constitución, introducida en la reforma de 1994: “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.”.

Claro que para el gobierno de Macri -que estuvo dos veces mano a mano con Cameron desde que es presidente, y ni siquiera mencionó el tema Malvinas- “permanente e irrenunciable” no equivalen necesariamente a “prioritario”, o “primordial”.

Tan es así que en La Nación deayer Martín Di Natale explicaba algunos detalles del “plan de acercamiento” de Macri a los kélpers: “La posibilidad de compartir negocios petroleros o marítimos con los isleños no es remota para el Gobierno. Dos temas concretos podrían ampliar esta estrategia de acercamiento a los kelpers en esos temas sensibles: el reciente fallo de la ONU que habilitó la ampliación de la plataforma continental marítima de la Argentina y que se extiende más allá de Malvinas y el inminente referéndum de Gran Bretaña que podría alejar a Londres definitivamente de la Unión Europea (UE).”.

La referencia a la posible separación del Reino Unido de la Unión Europea carece de sentido, referida a la cuestión Malvinas: aun de producirse, no cambiaría el “status” jurídico de los kélpers (que seguirían siendo parte del mismo Estado que hoy: el Reino Unido), ni debería cambiar la tradicional tesis argentina de desconocer su derecho a la “autodeterminación” (por ejemplo para disponer sobre los recursos naturales de las islas), por tratarse de una violación de la integridad territorial de un Estado -el nuestro- afectada por una situación de ocupación colonial, originada en un acto de fuerza.

Por el contrario, si el Reino Unido abandonara la UE, nuestra posición para negociar por Malvinas se vería fortalecida, porque los demás países del bloque ya no se verían forzados a apoyar la postura inglesa; o mantenerse al margen de la disputa.

La pregunta que cabe hacerse entonces en relación a la política sobre Malvinas es ¿estamos acaso cambiando el reclamo por las islas por un cargo en la ONU para una funcionaria del gobierno, “logro” que de producirse se mostraría como una muestra esplendente de nuestro “retorno al mundo”, contraponiéndolo a su vez con la designación del Papa argentino que “se volvió kirchnerista”? 

De ser así ¿no venían acaso con “Cambiemos” los tiempos de la “profesionalización” de la política exterior?

Más allá de los apoyos que Malcorra tiene en la propia burocracia de la ONU (fue jefe de gabinete de Ban Ki Moon, y encubridora de acusaciones de abusos sexuales cometidos por los“cascos azules” en perjuicio de refugiados en la República Centroafricana), no es descabellado pensar que el apoyo de Macri a su postulación viene por ese lado; porque a su gobierno poco le han importado hasta acá las Naciones Unidas.

Para muestra de eso, basten dos botones: el primero es que, cerrando la negociación con los fondos buitres del modo en que la cerró, se pasó a nado los principios de reestructuración de las deudas soberanas de los Estados que patrocinó la Argentina durante el gobierno de Cristina; y obtuvieron el apoyo de 136 países en la Asamblea General.

Y el segundo está justamente vinculado a la explotación de los recursos naturales de nuestra plataforma continental: si es cierto lo que cuenta Di Natale, aceptando entrar en negociaciones con los kélpers por esos recursos el gobierno de Macri estaría dejando de lado el reconocimiento que hizo la propia ONU este mismo año de los límites exteriores de la plataforma propuestos por la Argentina, al tiempo que tomaba nota de la disputa de soberanía entre nuestro país y el Reino Unido, no una discusión “mano a mano” entre el gobierno argentino, y los habitantes de las islas.

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