El hecho pasó casi
desapercibido o fue tapado por otras cuestiones más acuciantes, pero la canciller
Susana Malcorra hace casi un mes que no está en el país, viajando por múltiples
países a costilla nuestra; y no precisamente por razones vinculadas a sus
funciones.
Aunque trató de disimularlo yendo
por ejemplo a visitar la misión de “cascos blancos” argentinos destacados en el
Líbano, la señora anda de campaña electoral, para su postulación a la
Secretaría General de la ONU; algo que -dicen- el gobierno de Macri
oficializaría éste mismo viernes.
De acuerdo con el artículo 97 de
la Carta de las Naciones Unidas, el Secretario General de la organización es
designado por la Asamblea General, a propuesta del Consejo de Seguridad; y como
toda decisión de éste órgano, debe contar con el voto de los 5 miembros
permanente con derecho a veto: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino
Unido. Basta la oposición de uno solo de ellos para que cualquier candidatura
naufrague.
Tal vez por eso Malcorra pasó
casi la mitad del tiempo de su ya largo periplo mundial en Londres, donde tuvo
varias reuniones con los funcionarios del Foreign Office, es decir el
ministerio de relaciones exteriores británico; y donde además se hizo tiempo
para hacer declaraciones a los medios locales, como por ejemplo ésta nota
publicada en el Financial Times que leíamos en la edición de ayer de ElCronista.
En la que dice cosas como éstas:
“Las
Islas Malvinas ya no son el tema dominante en la relación entre Argentina y el
Reino Unido y no debería desviar la atención de las prioridades bilaterales más
importantes como el comercio y la inversión, afirmó la nueva ministra de
Relaciones Exteriores a Financial Times. En una entrevista en Londres, Susana
Malcorra, aseguró que la anterior administración se había "centrado
demasiado" en las islas.”; aunque luego aclara: “Las islas todavía son máxima prioridad porque están
incluidas en la Constitución y si descartara el asunto estaría yendo en contra
de la Constitución.” (las negritas son nuestras)
Se refiere por supuesto a la cláusula
transitoria primera de la Constitución, introducida en la reforma de 1994: “La
Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las
islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e
insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el
ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes,
y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo
permanente e irrenunciable del pueblo argentino.”.
Claro que para el gobierno de
Macri -que estuvo dos veces mano a mano con Cameron desde que es presidente, y ni siquiera mencionó el
tema Malvinas- “permanente e irrenunciable” no equivalen necesariamente a
“prioritario”, o “primordial”.
Tan es así que en La Nación deayer Martín Di Natale explicaba algunos detalles del “plan de
acercamiento” de Macri a los kélpers: “La posibilidad de compartir negocios petroleros
o marítimos con los isleños no es remota para el Gobierno. Dos temas concretos
podrían ampliar esta estrategia de acercamiento a los kelpers en esos temas
sensibles: el reciente fallo de la ONU que habilitó la ampliación de la
plataforma continental marítima de la Argentina y que se extiende más allá de
Malvinas y el inminente referéndum de Gran Bretaña que podría alejar a Londres
definitivamente de la Unión Europea (UE).”.
La referencia a la posible
separación del Reino Unido de la Unión Europea carece de sentido, referida a la
cuestión Malvinas: aun de producirse, no cambiaría el “status” jurídico de los
kélpers (que seguirían siendo parte del mismo Estado que hoy: el Reino Unido), ni debería
cambiar la tradicional tesis argentina de desconocer su derecho a la
“autodeterminación” (por ejemplo para disponer sobre los recursos naturales de
las islas), por tratarse de una violación de la integridad territorial de un
Estado -el nuestro- afectada por una situación de ocupación colonial, originada
en un acto de fuerza.
Por el contrario, si el Reino
Unido abandonara la UE, nuestra posición para negociar por Malvinas se vería
fortalecida, porque los demás países del bloque ya no se verían forzados a
apoyar la postura inglesa; o mantenerse al margen de la disputa.
La pregunta que cabe hacerse entonces
en relación a la política sobre Malvinas es ¿estamos acaso cambiando el reclamo
por las islas por un cargo en la ONU para una funcionaria del gobierno, “logro”
que de producirse se mostraría como una muestra esplendente de nuestro “retorno
al mundo”, contraponiéndolo a su vez con la designación del Papa argentino que
“se volvió kirchnerista”?
De ser así ¿no venían acaso con “Cambiemos” los tiempos de la
“profesionalización” de la política exterior?
Más allá de los apoyos que
Malcorra tiene en la propia burocracia de la ONU (fue jefe de gabinete de Ban
Ki Moon, y encubridora de acusaciones de abusos sexuales cometidos por los“cascos azules” en perjuicio de refugiados en la República Centroafricana), no es descabellado pensar que el apoyo de Macri a su postulación
viene por ese lado; porque a su gobierno poco le han importado hasta acá las
Naciones Unidas.
Para muestra de eso, basten dos
botones: el primero es que, cerrando la negociación con los fondos buitres del
modo en que la cerró, se pasó a nado los principios de reestructuración de las
deudas soberanas de los Estados que patrocinó la Argentina durante el gobierno
de Cristina; y obtuvieron el apoyo de 136 países en la Asamblea General.
Y el segundo está justamente
vinculado a la explotación de los recursos naturales de nuestra plataforma
continental: si es cierto lo que cuenta Di Natale, aceptando entrar en
negociaciones con los kélpers por esos recursos el gobierno de Macri estaría dejando de lado el
reconocimiento que hizo la propia ONU este mismo año de los límites exteriores de la plataforma propuestos por la Argentina, al
tiempo que tomaba nota de la disputa de soberanía entre nuestro país y el Reino
Unido, no una discusión “mano a mano” entre el gobierno argentino, y los
habitantes de las islas.
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