LA FRASE

"LAMENTAMOS MUCHO LA MUERTE DE ROBERTO GIORDANO, NOS QUEDA EL CONSUELO QUE ANTES DE SU PARTIDA PUDIMOS CUMPLIRLE EL SUEÑO DE DISOLVER LA AFIP." (MANUEL ADORNI)

martes, 10 de mayo de 2016

NIVELES DE COMPROMISO


El “compromiso” que firmaron buena parte de los empresarios más importantes del país ayer en la Casa Rosada dice bastante más que lo que expresan sus pocas líneas.

Primero que nada, está diciendo que el proyecto de ley anti-despidos pegó bastante más duro de lo que el gobierno de Macri estaba dispuesto a admitir, hasta el fin de semana por lo menos.

Hasta entonces Macri dejó en claro que estaba en contra, pero que si prosperaba lo iba a vetar, sin importarle los costos políticos que tuviera que pagar por eso.

La apresurada convocatoria a los empresarios (urdida en el mismo fin de semana en que -tapa de Clarín mediante- el gobierno blanqueó que hay recesión) demuestra todo lo contrario: el gobierno se vio forzado a poner el tema de los despidos en la agente, y tocar pito a la tropa propia (los empresarios) para que cerrara filas en torno a su gobierno; buscando así frenar la ley; que aun vetada le infringiría una dura derrota política.

Tropa propia, dijimos: queda claro que para Macri eso son los empresarios, por encima incluso de sus socios políticos en "Cambiemos" (comenzando por la UCR), ninguneados en la convocatoria.

Que a un acto multitudinario en el que convergieron personas y organizaciones que tienen en muchos casos profundas diferencias políticas y sindicales para enfrentar sus políticas Macri le responda con un un documento de seis párrafos firmados por los principales popes empresarios del país, es todo un símbolo de los modos de hacer política que hoy están en disputa. Y también un explícito ninguneo a la capacidad de movilización del sindicalismo, que puede ser otro gesto de soberbia que en el futuro el gobierno termine pagando caro. 

Claro que un giro discursivo tan brusco en tan corto tiempo (de negar la crisis de empleo y sostener que se estaban creando puestos de trabajo, a pedirles a los empresarios que se comprometan por escrito a no despedir) tampoco es posible de hacerse sin pagar costos en el camino.

Desde el punto de vista institucional, la movida no puede ser más precaria y consagratoria de las leyes de mercado, como sucedáneos pobres de la regulación del Estado y sus órganos surgidos de la voluntad popular: se reemplaza la fuerza de una ley -como tal, exigible incluso coercitivamente por medio de los tribunales- por un compromiso endeble entre gente acostumbrada a faltar a su palabra, puesta por escrito o no.

Todos ellos: los empresarios (evasores, fugadores seriales, habitués de las off shores y los paraísos fiscales) y el gobierno, que ejecuta desde la gestión una a una -con precisión quirúrgica- las medidas que en la carrera electoral desmintió bajo el rótulo de campaña del miedo". Y que tiene además en sus filas a cultores habituales de los peores vicios de nuestro empresariado, como que lo son, comenzando por el propio Macri.

El “compromiso” ni siquiera encierra la promesa empresarial de dejar de aumentar los precios (otro problema que el gobierno se empecina en negar, minimizar o atribuir a la “pesada herencia recibida”), y habla de “no reducir nuestros planteles de empleados”: ¿acaso un subterfugio para reemplazar futuros despedidos que significan una mayor carga a la patronal por su antigüedad, salarios y beneficios, por jóvenes precarizados del programa “Primer Empleo” propuesto por el gobierno? Si así lo hicieran, no faltarían a su “compromiso”: mantendrían los planteles.

Es posible que la movida represente una soga tendida a Massa, para permitirle justificar su enésima voltereta discursiva a favor del gobierno, y otro tanto para los sectores del sindicalismo que se sienten claramente incómodos confrontando con el gobierno de Macri; y que ayer dieron el presente a la convocatoria presidencial, como vemos acá.

Por otro lado ningún empresario Pyme (ni siquiera con el pretexto de la preocupación por la doble indemnización, o la prohibición legal de despedir) en su sano juicio podría suscribir un documento que dice (palabras más, palabras menos) que "estamos mal pero vamos bien", o que el rumbo económico del gobierno es el correcto.

Está por verse -sin embargo- si el "compromiso"  firmado ayer sirve para detener el proyecto anti-despidos en el Congreso, y eximir a Macri de vetarlo. En caso contrario, la derrota política del presidente y el gobierno se agravaría, en lugar de amortiguarse.

Pero lo más preocupante del documento está en los párrafos (que ocupan la mitad o más del escueto texto, lo que cual da una idea de su importancia) en los que los empresarios firmantes adhieren sin reservas al rumbo económico del gobierno: por allí comienza y termina el documento, signo claro de cual es su verdadero propósito.

Que no es precisamente el de preservar los puestos de trabajo, amenazados o perdidos, -justamente- por esas políticas que los empresarios convalidan con su firma en el texto. Lo que busca el documento impulsado por Macri es exhibirle a la oposición sus “músculos”, es decir la consistencia, el espesor y la fortaleza de los intereses que verdaderamente lo sostienen en el gobierno, que no son precisamente los millones de votos que obtuvo en el balotaje; ni muchos menos los bloques legislativos de "Cambiemos", ausentes en la movida como se dijo antes.

Antes las dudas que surgieron en las últimas horas y tras el ostensible fracaso de la cumbre de Olivos de hace unas semanas (si hubiera servido para algo, éste “compromiso” no hubiera sido necesario), ahora Macri exige una pública profesión de fe de los principales empresas y grupos y entidades empresariales del país, sobre el acompañamiento a su gobierno.

Algo así como “éste es su gobierno, yo estoy acá para hacer lo que ustedes reclamaban, ahora salgan a defenderlo”. Y así lo estarán haciendo los que firman el documento, cuyo texto no da lugar a ninguna duda al respecto.

Con lo cual en el futuro estos mismos empresarios que hoy hablan de “dificultades de corto plazo” (alineándose así con el discurso oficial del “ajuste doloroso pero inevitable”) no podrán despegarse de las consecuencias de la implementación del programa económico y social que está llevando adelante Macri, porque -lo reconozcan o no- las buscaron. 

Con el sostenimiento del empleo, poco, con la lucha contra la inflación, nada, en el sostenimiento de un programa económico que está destruyendo puestos de trabajo, salarios y tejido social y productivo, todo. Niveles de compromiso, que le dicen.

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