Leemos en el portal del comitéradical que pagamos entre todos, con la plata de nuestros impuestos: “El decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales,
Javier Aga, se refirió por LT10 a las últimas escuchas difundidas de Cristina
Kirchner con Guillermo Parrilli, en las que la expresidenta le decía que había
que salir a “apretar” a los jueces. Al respecto, Aga sostuvo que “es
escalofriante escuchar esto después de 34 años de democracia y de boca de una
presidenta elegida constitucionalmente”.
En ese sentido, el decano afirmó que esta charla no fue una
expresión aislada: “me recuerda a las apretadas que recibió Nisman,
Campagnolli, Marijuan, Casanello, y estas expresiones no contribuyen a
fortalecer a la democracia”. Además, consideró que estas actitudes se asemejan a
“una banda que pretendía más perpetuarse en el poder que llevar adelante un
proyecto político”.”
Que cosa rara los escalofríos del
señor decano de la casa en la que se enseña el derecho: se le provocan por
escuchar conversaciones privadas filtradas a los medios por los jueces y
fiscales que deben garantizar su secreto, en causas armadas para perseguir a
opositores políticos, poniendo a los servicios de inteligencia a escuchar sus
teléfonos durante 24 horas sin control judicial alguno, de un modo
completamente ajeno al objeto de la causa en sí.
Una causa que es además un absurdo:
se investiga el presunto encubrimiento de alguien que estaba detenido al
momento de las escuchas, y que luego fue sobreseído por el delito que se le
imputaba. Pero al señor decano le da escalofríos que la ex presidenta quiera
activar causas judiciales dormidas por meses en los juzgados, contra el más
poderoso de los espías, hoy reivindicado.
No le provocan escalofríos al señor
decano la prisión política de Milagro Sala y sus compañero y compañeras de la
Tupac Amaru por el régimen de Gerardo Morales, ni el hecho de que el gobierno
argentino y el jujeño hayan desoído todos los pedidos de los organismos
internacionales de derechos humanos (la ONU, la CIDH) y hasta el Departamento
de Estado de EEUU reclamando su libertad, por considerar arbitraria su
detención
Tampoco le provoca escalofríos al
señor decano que los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se
hayan sacado de encima con cuatro renglones siete recursos presentados
reclamando por la libertad de Milagro, ni que dictaran un fallo considerando
que son ellos los que deben determinar su un fallo de la corte Interamericana
de Derechos Humanos se cumple o no el país.
Al decano de la facultad donde se
forman los futuros abogados no le produce escalofríos que el presidente de la
república haya designado a dos jueces de la Corte suprema por decreto, ni que
haya modificado por la misma vía la ley de tierras votada por el Congreso, o
haya permitido el ingreso de los familiares de los funcionarios al blanqueo,
pese a que la ley que su propio gobierno hizo votar lo prohíbe expresamente.
Tampoco le provoca escalofríos al
señor decano que el presidente haya modificado por DNU la ley de riesgos del trabajo (que contaba
con media sanción) restringiéndole a los trabajadores el derecho al acceso a la
justicia para reclamar por indemnizaciones por accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales; y que por la misma vía haya mutilado la ley de
medios (gracias a la cual su Universidad que contaba con una radio, ahora tiene
un canal de televisión), en contra de la libertad de expresión y a favor de los
negocios de un grupo económico.
No le vienen escalofríos al decano de Derecho de la
UNL porque el oficialismo haya tomado por asalto el Consejo de la Magistratura
robándose una banca que le correspondía a la oposición, para así poder contar
con la mayoría necesaria para designar y destituir jueces; para acto seguido
confeccionar una lista de jueces y fiscales cuya destitución procurará el gobierno, porque sus
fallos y dictámenes no le agradan al presidente, o lo investigan en causas por
hechos de corrupción.
Tampoco le provoca escalofríos al
señor decano la ofensiva pública y permanente del gobierno (del presidente y su
ministro de Justicia para abajo) para eyectar de us cargo a la Procuradora
General Gils Carbó, pese a que tiene acuerdo del Senado y solo puede ser
removida por juicio político.
No lo “escalofriaron” al señor
decano la aprobación de la pena de muerte por decreto y sin juicio previo
denominada “ley de derribo”, ni el despido de empleados públicos por motivos
ideológicos y políticos, previa revisión de sus redes sociales; ni la
aprobación del denominado “protocolo anti piquetes”, que atenta contra la
garantía constitucional de peticionar a las autoridades.
Va de suyo que tampoco se ha sabido
que le produjeran escalofríos al señor decano los escándalos de corrupción que
salpican al presidente y sus funcionarios (Panamá paper´s, cuentas en Bahamas,
sociedades off shore en paraísos fiscales, el acuerdo del Correo, la
adjudicación de las rutas aéreas, Odebrecht); ni el pedido de juicio político a
los camaristas laborales que convalidaron la paritaria bancaria, ni el envío de
un emisario presidencial a apretar al fiscal Di Lello, que imputó a Macri en la
causa de las low cost.
Mas cerca acá en la provincia, no
le produjeron escalofríos al señor decano la bochornosa destitución del
Defensor General Gabriel Ganón por haber
denunciado torturas policiales a los detenidos, ni su reemplazo por la mujer
del presidente de la Corte Suprema de Justicia.
Y demás está decir que no le
produce escalofríos al señor decano la toma por asalto de la justicia
santafesina y el Ministerio Público por hordas de militantes, funcinarios y ex
funcionarios radicales y socialistas, porque su facultad y él mismo son parte
principalísima del grupo comando de asalto, a través del Consejo de la
Magistratura.
El señor decano Aga no tiene escalofríos por
ninguna de todas esas situaciones porque goza del abrigo de ser parte (él sí)
de la banda que maneja la UNL desde 1983, que vació primero la obra social en
las gestiones de Barletta y Storero, logrando la impunidad con la inestimable
ayuda del juez federal Miño (radical, para más datos, pariente del ex diputado
Iparraguirre); y fue luego parte principalísima de la estafa a los ahorristas
en Bolsafe Valores.
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