El Fondo de Garantía de Sustentabilidad de
la ANSES (FGS) representa “las joyas de la abuela” en la “pesada herencia”
recibida por el gobierno de Macri del kirchnerismo: una abultada caja
sustancialmente incrementada desde la liquidación del oprobioso sistema de
jubilación privada de las AFJP en 2008 hasta diciembre del 2015, por “los que
se robaron todo”.
Desde diciembre del
2015 para acá estuvo siempre en la mira, y no precisamente para beneficiar a
los jubilados: en la Ley 27.260 (denominada “de reparación histórica”, pero que
tenía por objeto real aprobar el blanqueo de capitales) se modificaron los
artículos de la Ley 24.241 que regulan sus inversiones; y por su artículo 35 se
derogó la Ley 27.181, sancionada por el Congreso en 2015 a instancias de Cristina,
para “blindar” las participaciones accionarias del Fondo en empresas privadas.
Que el gobierno de
“Cambiemos” tenía intención de desprenderse de esas acciones a favor de los
accionistas mayoritarios de cada compañía no es una especulación nuestra: ellos
mismos lo hicieron trascender durante la campaña electoral de las
presidenciales del 2015; y de hecho una vez que removieron el “cepo” legal
puesto por Cristina comenzaron a hacerlo, vendiendo acciones de Solvay Indupa y
de Petrobras Argentina, siempre a favor de grupos empresarios alineados con el
gobierno.
A principios de
éste año y en el marco del “mega” DNU 27, se produjo otro avance sobre el
Fondo, al excluir por su artículo 153 las contrataciones que éste lleva
adelante del régimen general de contrataciones del Estado, lo que no hizo sino
sumarle oscuridad su operatoria; mientras que por el artículo 154 del mismo DNU
se autorizó a la ANSES como administradora del FGS a constituir o estructurar
fideicomisos financieros de todo tipo, alquilar o prestar sus acciones en
compañías privadas o realizar toda operatoria propia de los mercados
financieros o bursátiles; posibilidades que hasta entonces tenía vedadas.
Es decir, el mismo
tipo de operatorias que el gobierno está planteando para los bancos, fondos de
inversiones y mercados de capitales en el proyecto de reforma de la Ley 26.831
(2012) que se encamina a aprobar el Congreso, del cual hablábamos acá. Sobre la posibilidad de "alquilar" o "prestar" acciones del Fondo para la operatoria denominada "venta en corto", ver lo dicho en su momento acá.
Como es sabido, a
la hora de tratarse en Diputados el “mega” DNU, el oficialismo apeló a la
complicidad del “peronismo federal” para tratar tres leyes “rectificatorias”
del decreto, dejando sin quórum la sesión antes de que éste fuera rechazado, al
menos en esa Cámara.
Como por imperio de
lo dispuesto por los artículos 17 y 24 de la Ley 26.122 el DNU sigue vigente
desde su publicación en el Boletín Oficial y hasta tanto sea rechazado por
ambas Cámaras del Congreso, durante todo este tiempo la ANSES bien pudo (y
puede) hacer uso de las atribuciones que le dio y que más arriba se explicaron,
para meterse en distintos negocios financieros y bursátiles.
En ese marco,
resulta más que sospechosa la maniobra del oficialismo -con la necesaria
complicidad de la “oposición responsable”- por mantener viva la integralidad
del DNU (lo que incluye los cambios al manejo del Fondo) por todo el tiempo que
les sea posible.
Y más que
sospechoso también resulta que en el gobierno de los Panamá paper´s, las
cuentas en Andorra y los fondos de inversión que compran deuda que emitió el
gobierno con funcionarios de los dos lados del mostrador como Caputo, la ANSES
no venga suministrando información pública actualizada sobre el movimiento de
los activos del Fondo.
En efecto, si ingresan al portal respectivo se encontrarán con lo siguiente:
* La información
sobre participaciones accionarias del FGS en compañías privadas está
“congelada” al 29 de septiembre del año pasado.
* Entre octubre del
año pasado y febrero de este año no hubo informes de la evolución del Fondo
ante la Comisión Bicameral del Congreso que debe controlarlo, y el de febrero
de éste año tiene fecha de corte al 31 de diciembre del 2017, o sea que no
contiene información alguna de éste año.
* La última acta
disponible de las reuniones del Consejo Asesor de las inversiones del Fondo
(integrado por representantes de la CGT, los bancos, el sector empresario y las
organizaciones de jubilados) consta en el Acta Nº 50, del 31 de octubre del año
pasado; es decir que el Consejo no se reúne hace cinco meses, o si lo hace no
deja constancia escrita de los temas tratados y las decisiones adoptadas, o si
ésta existe no está públicamente disponible.
* Otro tanto sucede
con las actas del Consejo Directivo del Fondo, donde además de la ANSES participan
funcionarios de los Ministerios de Hacienda y de Finanzas: la última lleva el
Nº 153, está fechada el 31 de diciembre del año pasado, y salvo lo inherente a
la suscripción de bonos del Tesoro por parte del FGS, no tiene los anexos que
menciona y en los que se detallarían las operaciones del fondo a noviembre del
año pasado.
Llama poderosamente
la atención (o no) que ni siquiera “Sanguchito” Bossio (otrora gestor del Fondo
durante el gobierno de Cristina) reclame un poco más de claridad sobre su manejo,
siendo que a su vez levantó la manito para aprobar su desguace primero a través
de la “ley de reparación histórica”, y luego para aprobar la presunta “ley
correctiva” que borraría del mega DNU la autorización para invertir en
fideicomisos y curros financieros y bursátiles varios; mientras levantaba sus
posaderas de la banca para hacer caer la sesión que se encaminaba a rechazarlo
expresamente.
No sea cosa que
dentro de un tiempo nos enteremos que en estos meses de “apagón informativo”
del FGS -símil del “apagón estadístico” del INDEC- el gobierno off shore que
conduce los destinos del país hacia su transformación en un paraíso fiscal haya
hecho negocios extraños con “la plata de los jubilados”; como “securitizar”
(transferir) a favor de los bancos los créditos otorgados con la financiación
de la tarjeta Argenta, alquilar o prestar acciones, o algo por el estilo o aun peor.
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