¿Qué diferencia
hay, en términos de discusión política fuera de todo contexto de vinculación
con los temas más apremiantes de la realidad, entre la reforma de la
Constitución provincial planteada por el socialismo, y la discusión por la
declaración de Santa Fe como municipalidad autónoma en la que se enfrascó el
Concejo municipal a partir de un proyecto del concejal Martínez Kerz?
Sin entrar siquiera
a considerar la validez jurídica del intento, o la coherencia lógica de
intentarlo por ordenanza porque no cuajó -precisamente- ni por la reforma de la
constitución provincial, ni por la modificación a la ley orgánica de
municipalidades de la provincia (disgresión: si era tan sencillo como aprobarlo por ordenanza, ¿por qué no lo hicieron antes, en estos 24 años desde la reforma constitucional del 94'), ¿no tiene el Concejo municipal otros temas más
apremiantes para discutir?
Porque este mismo
concejo municipal (en un sentido de continuidad institucional, no porque los
integrantes sean los mismos, aunque muchos lo son) no logró todavía recuperar
la potestad de fijar el valor de la Tasa General de Inmuebles o reajustarlo
periódicamente, hoy delegada en el intendente o peor aun, sometida a una
fórmula de indexación trimestral.
Tampoco hoy, en
Santa Fe, el Concejo municipal puede fijar el precio del boleto del transporte
público, los recorridos y las frecuencias de los líneas de colectivos, porque
son atribuciones que ha delegado en el intendente; mientras tampoco puede
garantizar que funcione en forma regular el órgano de control del transporte
público, que en teoría debería fiscalizar el ejercicio de esas facultades
delegadas.
Del mismo modo, el
Concejo no puede garantizar el funcionamiento regular del Tribunal de Cuentas
(que en teoría depende de él), hoy convertido en un brazo más de la gestión del
Departamento Ejecutivo, privado desde hace 10 años de la facultad de ejercer el
control preventivo sobre los actos de la administración municipal, por la
reforma promovida por Barletta.
Un Concejo que vota
año a año y casi sin debate un presupuesto municipal en el que prácticamente no
se discriminan las obras que encarará la municipalidad en cada barrio, y
tampoco se expone su avance individualizado en las ejecuciones presupuestarias
mensuales, de modo de poder controlar como se invierten los recursos de los
santafesinos.
Y en ese mismo
contexto, vota año a año fondos para el programa “Iniciativa Comunitaria y
Cooperativas de Trabajo” (el de los controvertidos “Corral paper’s”) destinados
en su mayoría a ejecutar obras de menor envergadura en los barrios, para que
luego el DEM modifique las partidas apelando a los “superpoderes” para
transferir los fondos a los cooperativistas con los que Corral construye y
financia su red de punteros políticos barriales.
También podría
avocarse el Concejo municipal a analizar que es lo que está pasado con la deuda
municipal y su peso creciente en las cuentas públicas, incluso más allá de lo
votado en ese ítem en el presupuesto de cada año; o por que razón Corral no
gasta la plata que obtiene tomando préstamos en el sistema bancario con la
excusa de hacer obras, con el aval del Concejo en cada caso.
El Concejo
municipal que está discutiendo ahora la “declaración de autonomía”·podría
también averiguar por qué razón Corral no gasta las partidas que venían
llegando a la municipalidad en concepto de Fondo Federal Solidario (fondo
sojero) para hacer obras, hasta el momento en el que Macri lo eliminó de un
plumazo por DNU, y el intendente salió a justificar la decisión.
Otro tanto con el
conflicto entre la Municipalidad y la EPE, el culebrón de la “renuncia a cobrar
la CAP (Cuota de Alumbrado Público)”, y la deuda que la ciudad está acumulando
con la distribuidora provincial por el alumbrado público.
Y hablando de
deudas: también podrían los concejales ver que está pasando con las deudas que
la Municipalidad está acumulando con empresas contratistas de obra pública (lo
que ha derivado en paralización de los trabajos, suspensiones y despidos), y
con el pago tardío a las empresas recolectoras de residuos.
Ni hablemos de adoptar una postura más firme en la defensa de los bienes públicos, y en cruzar al intendente cuando se convierte en un gestor de negocios privados con ellos, como pasó con las cocheras del Parque Alberdi (donde incluso aprobaron las ordenanzas, y luego se "sorprendieron" del negocio), el TC 2000 o ahora con los terrenos ferroviarios aledaños a la avenida Alem.
Ni hablemos de adoptar una postura más firme en la defensa de los bienes públicos, y en cruzar al intendente cuando se convierte en un gestor de negocios privados con ellos, como pasó con las cocheras del Parque Alberdi (donde incluso aprobaron las ordenanzas, y luego se "sorprendieron" del negocio), el TC 2000 o ahora con los terrenos ferroviarios aledaños a la avenida Alem.
Como ven, temas de
los que ocuparse no les faltan, a menos que prefieran seguir siendo la
oposición que más le conviene a Corral, porque es la que le va a permitir
quedarse a vivir en la Municipalidad, si ese fuera su deseo.
1 comentario:
Yo lo que quiero es que organicen la onda verde de los semáforos de la peatonal. Uno no sabe a qué velocidad caminar viejo!
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