LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

martes, 12 de marzo de 2019

LA COMPETENCIA DE MAJUL


Habrá que ver si el discurso pronunciado el pasado 1º de marzo por el presidente Mauricio Macri para dar por iniciadas las sesiones parlamentaria será el último que pronuncie como presidente o sólo es el último de este mandato.(Arrancamos fuerte, jugadísmos a fondo con las definiciones políticas) .La observación es pertinente, (Obvia, más bien) porque a nadie se le escapa que se trató de un discurso donde la campaña electoral y las elecciones nacionales de octubre estuvieron presentes. ¿Está mal? Seguramente para un opositor lo está. (O para vos, si el presidente fuera peronista) Pero más allá de preferencias, (Exacto, de eso hablamos, de preferencias) lo cierto es que desde el punto de vista de la lógica del poder es impensable que un Presidente de la Nación no tenga presente la campaña electoral en la que se juega precisamente la Presidencia de la Nación.(Hasta acá no salimos del terreno de las obviedades)

Si alguien esperaba un Presidente a la defensiva, acorralado y agobiado por las culpas, se equivocó de palmo a palmo. (Ahí estamos de acuerdo: esperar que Macri sienta culpa por algo es de boludos, muy) Si el objetivo de todo discurso político es no dejar abierto ningún resquicio que pueda ser aprovechado por el adversario, este objetivo se cumplió con creces. (¿A ver como es?) Y tan bien parece haberse cumplido que por esa herida sangraron la mayoría de los dirigentes de la oposición kirchnerista.(Ah, se confirma entonces que el objetivo del macrismo es hacer sangrar por la herid a los kirchneristas. Lástima que hay un poco más de heridos)

Prestemos atención a otros detalles. (Eso, prestemos) El supuesto (“supuesto”) gobierno de los ricos anuncia un aumento de un cuarenta por ciento de la Asignación Universal por Hijo. Interesante. (Lástima que la inflación en alimentos fue del 60 %, y el aumento aun sigue en veremos, pero bueno, ponéle) Si la pobreza es su talón de Aquiles, a esa debilidad Macri (la pobreza es el talón de Aquilles de los pobres, no de Macri, que nada en guita) la afronta nombrándola, admitiéndola, (O sea, te crea millones de nuevos pobres pero te lo admite, digamos) para acto seguido distinguir entre la pobreza de bolsillo y la pobreza estructural, pobreza estructural que no se corregiría con dádivas y clientelismo (¿Entra o no la AUH ahí?, digo, porque terminás de elogiar que prometió que la va a aumentar) sino desarrollando un conjunto de iniciativas que el Presidente se ocupa de nombrar como logros de gestión: desagües, redes cloacales, caminos pavimentados, carreteras, transportes.(¿En qué quedamos, son iniciativas o logros, o son “aspiraciones a largo plazol”, como los 3000 jardines que se iban a hacer con la plata del “Fútbol Para Todos” y la “pobreza cero”?)

A medida que Macri avanza en su discurso la oposición kirchnerista (La única que importa, y te importa. Bien, nos vamos sincerando) se enfurece. Silbatinas, insultos, risotadas. Si los enojos suelen ser un síntoma de debilidad, las iras desatadas parecen confirmarlo en toda la línea. (Ah, entonces Macri estaba en el horno, porque gritó enojado todo el discurso) “Los gritos, los insultos, no hablan de mí, hablan de ustedes”, repite el Presidente en diferentes ocasiones. (Frase armada de antemano, porque cualquiera que vio el video se da cuenta que cuando la dijo, nadie lo silbaba ni insultaba. Y Carrió roncaba) “No nos ofende a nosotros, lo ofende al pueblo”, declaran posteriormente los seguidores de una jefa que cuando fue presidente se dedicó durante todos los días de su mandato, y desde la cadena nacional, a lanzar sapos y culebras contra sus opositores.(“Piri cin Cristini iri piir”, versión un millón)

Quién defiende al pueblo y quién no lo defiende? Difícil responder a ese interrogante, (¿En serio, pensás que es difícil, y vos te considerás “intelectual”?) pero por lo pronto, lo que los kirchneristas deberán aprender de una buena vez es que el “gobierno de los ricos” le va a disputar persona a persona, barrio por barrio, villa por villa, el voto de las clases populares. (Claro, por eso suspendieron los timbreso aun a “casas elegidas”, y los actos públicos del presidente son puestas en escena con pobres truchos que son punteros del PRO, y rodeado de milicos) Y se lo va a disputar con discursos, (¡Ayyyy!) pero sobre todo con obras. (¿Posta, en serio, están enterados de estos Dujovne y el FMI?) En todos los casos, la “verdad” de la política se revelará dentro de ocho meses en las urnas.(Volvió “Notiobvio”)

Más allá de consideraciones políticas y electorales, admitamos que un discurso es importante, pero no decide la partida política y mucho menos la lucha por el poder. (Siguen las grandes revelaciones, es un manantial de descubrimientos esto)  En la ocasión, el presidente Macri cumplió con el objetivo que se había propuesto: marcó la cancha, (Al dólar y al riesgo país, sobre todo: subieron como pedo de buzo después del discurso. Al fin y al cabo, es un hombre de fútbol, para algo tenía que servir) definió con singular habilidad (¿No le habrás escrito vos el discurso, no, en lugar del pelotudo de Rozitchner?) quiénes estaban de un lado y quiénes estaban del otro. Cada una de las palabras de Macri definieron esa contradicción. (Pero cómo, ¿no venía a “unir a los argentinos”?) Aludir al G20 y reivindicar una sociedad y un nación abierta al mundo civilizado es, hasta para el observador más distraído, una mojada de oreja a quienes pregonan el aislamiento o las alianzas con dictaduras y despotismos. (Claro, él prefiere aliarse con EEUU, Israel y Arabia Saudita, ponéle) Mencionar a Venezuela y apoyar a Juan Guaidó, significa sugerir que la oposición populista apoya al régimen de Nicolás Maduro." (No hace falta sugerirlo: la oposición lo apoya. Tal como él apoya un golpe de estado y una invasión militar, alentada por EEUU) 

"Insistir con la declaración de extinción de dominio y conminar a que todos y cada uno digan de qué lado están, (¿Del lado de la constitución, que la prohíbe?) apunta en la misma línea. Insistir en que la lucha contra la corrupción será implacable, y destacar que a la hora de la justicia no habrá privilegios para nadie, (Cosa que como presidente no le corresponde definir a él, de acuerdo a la Constitución, pero bueno, metéle si querés con el entusiasmo) “ni para mi familia, ni para mí” es quizás uno de los momentos más logrados del discurso (Tanto que lo hizo palmar al padre a los dos días, mirá) y, al mismo tiempo, el instante en que se traza la línea decisiva que separa a unos y otros, en tanto que hasta el militante más leal del Instituto Patria sabe muy bien que Cristina ni en broma ni en serio, ni ebria ni dormida, se arriesgaría a proponer semejante cosa. No vaya ser cosa que…(Ahí estamos de acuerdo: Cristina no amplió por decreto una ley de blanqueo votada por el Congreso, para que entraran los parientes, ponéle. Cuidáte un poco con el alcohol antes de escribir estas gansadas)

A Macri se lo notó distendido, sonriente, mundano. (Otra vez, en serio: ¿estás seguro que viste el discurso de éste año?) El aprendizaje del ceremonial lo ha aprendido. (Y sí, si es aprendizaje es para aprenderlo, por lo general) No más vacilaciones, palabras inoportunas, balbuceos. (Pffff, ja, ja, ja, ja, ja. Perdón. Fue muy fuerte) Nadie nace Presidente, y ya se sabe que ese oficio sólo se aprende ejerciendo la investidura. Macri no es la excepción, todo lo contrario.(Cuanta sabiduría oculta al común de los mortales, lo que es haber estudiado, lo parió)

En los trajines del poder siempre hay un inevitable toque de melancolía. (¿Y cómo sabés eso?) Finalmente aprendió a ser Presidente casi cuando está concluyendo el mandato. El futuro dirá si llegó la hora de la despedida o si ese aprendizaje le permitirá ejercer con más solvencia su pretendido segundo mandato, pretensión que deberá convalidar no con discursos sino con votos. A Mauricio Macri se lo ve bien: sus ojos, su sonrisa, el tono de su voz, (¿Quién no lo estaría, con 120 días de vacaciones al año? ¿estás enamorado, Rogelio? Libéralo, hombre, estamos en otros tiempos) son expresiones de un hombre que está bien plantado en la vida y en la política. (Y en la cuenta bancaria y las sociedades off shore, más que nada. ¿Estás seguro que viste el discurso de éste año y no el de la asunción, cuando bailaba los temas de Gilda?) Pero en su rostro más que el paso de los años lo que se registra es el paso del poder. (Del poder levantarse temprano de vez en cuando, cosa a la que no estaba acostumbrado) Macri lo sabrá o no, pero el poder deja sus marcas. (¿Y vos como lo sabés?) No son llagas, no son cicatrices; son heridas de otro tipo, heridas que calan más hondo, que no cicatrizan de un día para el otro. (Acá se nos ocurren un montón de cosas para decir, pero lo dejamos librado a la imaginación de los lectores) A veces no se registran a primer golpe de vista, su presencia suele ser más discreta, más invisible si se quiere, pero está, existe y se hace notar. Diez años en el poder no sale gratis. (Si es por nosotros decíle que se vaya nomás, que no siga sufriendo) Y los costos en el cuerpo y en el alma no se disimulan con sonrisas.(Pero abultar la herencia con nuevos negocios hechos desde el poder ayuda, más ahora que palmó Franco)

Las negritas son nuestras, el original acá.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El gorila pide a gritos un lugar en el geriátrico. Y ni un familiar que se ocupe.
El Colo.

Anónimo dijo...

¿Quién es este añor con cara de suboficial de la bonaerense?