LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

miércoles, 29 de mayo de 2019

FINAL CANTADO


* Ratificando su pertenencia a "Cambiemos", la UCR hizo lo mismo que viene haciendo no desde la convención de Gualeguaychú de 2015, sino desde 1945: organizar el polo opositor al peronismo, la bestia negra populista, o formar parte de él.

Y lo hizo por las mismas razones por las que entonces formó la Unión Democrática: presentando la defensa de los valores y posiciones de una sociedad conservadora que se resiste a los mínimos cambios que impone la modernidad para hacerla más justa e inclusiva, como la abnegada salvaguarda de las instituciones de la república amenazada por el totalitarismo. El olor a naftalina ideológica que sale de las boinas blancas apesta.

* Confirmando que competirá en la interna presidencial de "Alternativa Federal", Massa ratificó que hará lo mismo que viene haciendo desde que en el 2013 formó el Frente Renovador: generar una vía de fuga de votos del kirchnerismo y sus apoyos en los sectores mayoritarios del peronismo, para impedirle el retorno al poder.

El gran interrogante es cuanto es su peso real en votos, que fue en declive desde el 43 % en PBA en 2013 (en alianza con el PRO, y teniendo a Felipe Solá), al 21 % nacional en 2015 (en alianza con De La Sota), para terminar en el 11 % de la PBA en 2017, más o menos un 4 % nacional. Habrá que ver en que otras provincias puede pescar votos, cuando sus armados fueron tras el peronismo unido tras haber sido ampliamente derrotado cuando fue por afuera (como en Santa Fe o Entre Ríos), en alianza con "Cambiemos" (como en Mendoza o Jujuy), o colgado de los votos de otro (el aporte de De La Sota desde Córdoba).

* La apuesta de Massa y de "Alternativa Federal" es la misma de siempre, la misma de Lavagna y la misma que el propio Lavagna ensayó en 2007, en pleno kirchnerismo; construir una "tercera vía" capaz de captar votos de la "ancha avenida del medio", o de "los dos lados de la grieta". Sostener esa posibilidad a partir de acuerdos con fuerzas provinciales (como el socialismo santafesino, el "cordobesismo" de Schiaretti o el MPN) con presencia en distritos donde Cristina y hasta Macri (como en Córdoba) miden mejor que el propio Massa o cualquier contrincante suyo en "Alternativa Federal", parece bastante voluntarista.

* Macri será (como todo lo hacía indicar) el candidato del oficialismo, en primer lugar porque de bajarse se convertiría al instante siguiente en un "pato rengo" sin capacidad de intervención política, hasta el final de su mandato. La ficción de la reelección lo sostiene, tanto como los dólares del FMI. Por otro lado, "Cambiemos", más que una coalición política, es una sociedad con un accionista mayoritario (el PRO), cuyas acciones están escrituradas a nombre de un solo socio (Macri). 

Concederles a Vidal o Rodríguez Larreta la autonomía política suficiente como para cuestionar ese liderazgo o sustituirlo, es tan ingenuo como suponer que alguno de los dos (en especial la gobernadora) pueden salvarse del incendio electoral que viene abrasando al oficialismo desde que empezó la ronda de elecciones provinciales. Para peor, la asamblea de accionistas minoritarios (léase la convención nacional de la UCR) acaba de ratificarle la confianza al dueño y CEO de la firma, con algunas manifestaciones para que consten en actas.

* Tanto "Cambiemos" como "Alternativa Federal" y por que no Lavagna (¿estará dispuesto a seguir hasta el final  con su aventura?) sueñan con reconstruir el "partido del balotaje" del 2015, y capitalizarlo, para impedir un triunfo del kirchnerismo en primera vuelta, y derrotarlo en la segunda. Además de las dificultades para conseguirlo cuando parten dividiendo en tres espacios lo que hasta acá eran dos (Cambiemos y el massismo), el contexto es muy distinto; justamente porque pasó Macri y el gobierno de "Cambiemos", con los resultados desastrosos admitidos hasta por los radicales que votaron por seguir en la coalición oficialista.

Lo tengan o no en claro, apostar por otro balotaje para ganarle al kirchnerismo como hace cuatro años, no puede tener otro resultado práctico que continuar las mismas políticas del actual gobierno, por otros cuatro años más. Siendo "oposición responsable" (en el caso de Massa y "Alternativa Federal") o proponiendo simplemente "saltar la grieta" (como Lavagna), se han ganado esa percepción social, que se nota en las encuestas.

* Si se prestaba atención a las señales y no tanto a las especulaciones, era posible advertir como acabaría más o menos la cosa: hoy apuestan al balotaje los que coincidieron en aportar sus votos para aprobar la ley que permite los aportes de las empresas a las campañas de los políticos, y los que protegen a la mafia judicial de los Bonadío, Stornelli y D'Alessio, sea explícitamente (como el macrismo), con su silencio (Massa), o aprestándose a juntar fuerzas para hacer avanzar el enjuiciamiento de Ramos Padilla en el Consejo de la Magistratura, como Pichetto y Camaño.  Es decir, la construcción de un dispositivo de poder político que no dependa de los votos, ni la fortaleza electoral.

Y por si hicieran falta más pruebas, el oficialismo ampliado (Cambiemos, más Pichetto y el hermano de Urtubey) trataron de colar una tanda de jueces por la ventana, y volverán a intentarlo apenas puedan. El paso del tiempo pone en su justo lugar la "unidad panperonista" en el Consejo de la Magistratura, muy sobrevalorada por algunos, en nuestra modesta opinión. 

* Siendo el kirchnerismo desde el 2015 la principal oposición (por vocación propia, y por elección del gobierno), es absolutamente coherente con la lógica del proceso que sea en torno suyo y a Cristina que se construyera el polo opositor más amplio para darle una salida política y electoral a la crisis generada por Macri y el gobierno de "Cambiemos". Como dijimos hace tiempo, la dinámica de los hechos fue clara, y determinó que cada uno terminara estando donde quería estar.

El kirchnerismo y en especial Cristina, fueron los primeros en entender (no sin esfuerzo) que no se podía simplemente volver al 2003, porque pasó Macri: hicieron autocrítica en acción, pero de su gobierno y si alguno lo quiere ver así, de la derrota del 2015. No de su rol opositor, eso lo tuvieron que hacer otros, a las apuradas y sin convicción. Por eso terminaron donde terminaron, que es donde habían empezado. 

* El gesto de Cristina corriéndose de la candidatura presidencial aceleró los tiempos, del espacio propio y de todos: en menos de dos semanas desde el anuncio de la fórmula y cuando aun faltan dos semanas para el cierre de las alianzas, las principales incógnitas están despejadas. Lo cual deja claro quien tiene peso en el panorama político nacional, y quienes dependen de los movimientos de otros.

En ese marco se instaló en Buenos Aires la candidatura de Kicillof, el candidato militante que se construyó a si mismo, y terminó imponiéndose por su propio peso, más que por el dedo de Cristina. Para los que gustan de los paralelismos, no es Aníbal (que cargaba con la cruz de su demonización mediática) y deberá enfrentar como él a Vidal, pero a la Vidal que gobernó (desastrosamente), y peor aun: a la que le tocó compartir el gobierno con Macri. Su candidatura y la fórmula bonaerense son también una consecuencia política natural de lo que cada uno hizo o no, durante estos cuatro años.

* El kirchnerismo pasó de Scioli, el "candidato que más medía", impuesto por "el peronismo realmente existente" como les gustaba decir por entonces a algunos, a Alberto Fernández, el candidato que no medía nada pero pasó a medir todo, porque lo eligió Cristina, que es realmente "la que más mide"; con la amplia aceptación del "peronismo realmente existente", que advierte con pragmatismo que pueden ganar. Y Cristina no es Zannini, sino ella misma, con su rostro y su nombre en la boleta.

Además y a diferencia del 2015, el kirchnerismo no gobierna, con el desgaste y los errores que inevitablemente se terminan cometiendo cuando se gestiona el gobierno 12 años: más aun, los movimientos de Cristina desde que dejó la Casa Rosada dejan entender a las claras de que tomó debida nota de cuales fueron, y como resolverlos, en lo que de ella dependiera. Pero la gran diferencia es que hoy gobierna Macri, y la brutalidad de sus políticas pone otro lente para mirar la realidad, y las perspectivas electorales: la posibilidad de ganar en primera vuelta, e incluso en un eventual balotaje, está a la vuelta de la esquina; es cuestión de ser inteligentes para poderla aprovechar.

2 comentarios:

GISOFANIA dijo...

Gracias. Nuevamente gracias por tan agudo y esclarecedor análisis, compañeros.

alicia lopez pugliese dijo...


Me sumo al comentario de gisofania. Son muy muy buenos, en ideas y escribiendo. Abrazo. Alicia.