En los temas que se tiran a la discusión en
la larguísima transición (seis meses) entre el actual gobierno santafesino y el
que lo sucederá a partir de diciembre, no se menciona la deuda de la provincia,
que las administraciones del socialismo incrementaron contrayendo deuda en el
exterior a cancelar en divisas, con organismos multilaterales y en los mercados
de capitales privados; además de emitir Letras del Tesoro.
Si bien el nivel de
la deuda puede ser considerado bajo en relación al de otras provincias como
Córdoba o Buenos Aires, no es un dato menor que el 99 % de esa deuda está
nominada en moneda extranjera, casi en su totalidad, en dólares: Santa Fe
encabeza el ranking nacional de la provincias más expuestas al riesgo
cambiario, por ese motivo; y la devaluación del peso impacta en sus cuentas
pública, demandando recursos adicionales para atender el pago de los servicios
de la deuda.
Esto es parte de la
herencia que los gobiernos del Frente Progresista le dejarán a la
administración del PJ y su aliados que comienza en diciembre, y no es un dato
menor: si nos atenemos a los propios datos oficiales este año los servicios de
la deuda se habían estimado en el presupuesto en algo más de 1472 millones de
pesos; y como consecuencia de la suba en el tipo de cambio nominal terminarían
siendo algo más de 3069 millones.
Para poner las
cosas en perspectiva, esos 1597 millones de pesos adicionales destinados en su
totalidad al pago de la deuda provincial, equivalen (pesos más, pesos menos) a unos 249 millones de pesos más que la suma de los presupuestos de los Ministerios de Producción y Ciencia, Tecnología
e Innovación Productiva de la
provincia.
Y la cosa promete
agravarse en los años venideros: aun cuando no está disponible todavía la
Cuenta de Inversión del ejercicio 2018, la correspondiente al 2017 (última
disponible públicamente, ver acá) hace una estimación plurianual de los montos
que demandará a Santa Fe el pago de los servicios de capital e intereses de su
deuda, en los años venideros.
El problema es que
esos cálculos (hechos en 2018, al comienzo de la corrida cambiaria) están
hechos con un dólar a $ 21,50, siendo que hoy con algunas ruedas de baja,
cotiza alrededor de los $ 44, o sea, más del doble; de lo que resulta por
ejemplo que los casi 1729 millones calculados para el año que viene en
“Servicios de la Deuda” (capital e intereses) terminarían siendo 3605 millones,
o sea 1876 millones de más: otra vez poniendo las cosas en perspectiva, más que
los subsidios al transporte de pasajeros urbano e interurbano, incorporados al
presupuesto provincial.
Siempre según el
mismo documento (la Cuenta de Inversión del 2017) y conforme a la misma base de
cálculo (un tipo de cambio de $ 21,20 utilizado en su confección, contra uno de
$ 44, que rige hoy), para el año 2021 los montos destinados al pago de la
deuda pasarían de 1510 millones de pesos a 3149 millones (1639 más); y la cosa
se agravaría aun más en los dos últimos años del mandato de Omar Perotti.
En efecto, en 2022
y siempre que el tipo de cambio no siga subiendo, los 3844 millones de pesos
calculados para el pago de los servicios de la deuda en ese año pasarían a ser 8016 millones (4172 millones más); y finalmente en 2023 irían de los 3552
millones estimados, a unos 7407 millones: una diferencia de 3855 millones.
A su vez deben
considerarse otras variables como el nivel de actividad económica y la
inflación, que impactan en la recaudación y en los gastos del Estado; y pueden
variar para bien o para mal, la incidencia que tiene el pago de los servicios
de la deuda provincial, sobre el total de las erogaciones del Estado
santafesino. Eso, sin contar con que el gobierno actual no tome nueva deuda,
como intenta hacerlo con la licitación de rutas en el norte bajo un esquema
similar al de los corredores viales nacionales bajo el sistema PPP
(participación pública privada), como veíamos acá.
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