Hace apenas un par de días dábamos cuenta en ésta entrada de las declaraciones del CEO de Repsol, Antonio Brufau, diciendo que esperaba un nuevo gobierno en la Argentina (con todo lo inquietante que eso puede sonar) para negociar la indemnización la expropiación del 51 % de las acciones de YPF.
Leemos hoy en Clarín que el grupo Eskenazi no canceló su deuda con la compañía por la compra de parte de las acciones (hace una semana más o menos, pasaba lo mismo con la parte de deuda que contrajo con un grupo de bancos con el mismo fin); y como consecuencia, esas acciones, que representan más o menos un 6 % del capital y estaban caucionadas en garantía del pago del préstamo, vuelven a propiedad de Repsol; que de ese modo pasaría a tener el 12 % de la compañía, quedando Eskenazi con el 19,46 %.
Es decir entonces que, más allá del impasse que se dan Brufau y Repsol para negociar con el gobierno argentino el monto de la indemnización; y de la demanda que han promovido en los EEUU junto a un grupo inversor de Texas por las acciones que cotizan en bolsa, siguen estando dentro de YPF y -a partir del incumplimiento de Eskenazi en pagar su deuda- han incrementado su participación comparada con la que existía al momento de aprobar el Congreso la expropiación.
Lo que les impone ser muy cautelosos en sus movimientos a futuro, considerando además que la intervención dispuesta por el gobierno en la empresa va revelando más detalles del proceso de vaciamiento a que la sometió Repsol, como por ejemplo que acumulaba deudas por 12.700 millones de pesos a diciembre pasado; cifras que obviamente repercuten en el patrimonio neto de la compañía, y en el precio que el Estado debería pagar por el 51 % expropiado.
Por otra parte no está de más recordar que, cuando se discutía en el Congreso la expropiación, hubo quienes pidieron desde la oposición (Pino Solanas por ejemplo) que se expropiara el 100 % del paquete accionario, incluyendo obviamente allí al 25,46 % que poseía Eskenazi.
En ese momento se dijo acá que "Si
bien no trascendieron los motivos (por los que no seexpropiaron las acciones de Eskenazi), cabe suponer que una de las razones
es política: evitar cuestionamientos opositores que se habrían dado por
el monto que se le pagase a Eskenazy por sus acciones, considerando
además que las compró sin plata (mayoritariamente con un préstamo de la
propia Repsol) y todavía las está pagando; por eso había mayor presión
para que la empresa distribuya utilidades desde el 2008 para acá." .
Imaginemos por un momento a Solanas (que acaba de tratar a De Vido con tanta delicadeza) poniéndose colorado y a los gritos diciendo "sssunescándalo, el gobierno le termina expropiando las acciones a Eskenazi para que con nuestra plata le pague las deudas a Repsol por la compra", o cosas por el estilo.
Por suerte el gobierno no les dio ni cinco de pelota, porque además no era necesario expropiar el total del capital social de YPF para controlar la empresa; a lo que hay que añadir que de haberlo hecho, también podría haberse comprado un problema si Eskenazi no usaba la plata de la indemnización expropiatoria para pagarle a Repsol, porque ésta iba a querer cobrarse su crédito de algún modo.
Y que no parezca descabellado, porque más descabellado es el planteo que Repsol está intentando en los tribunales de Nueva York junto al grupo Texas Yale Capital (un fondo de inversión) por la caída de las acciones que cotizan en bolsa, con motivo de la expropiación.
Como fuere, habrá que estar atentos a los movimientos de ésta gente que, de la amenaza pasó a la cautela, y del apuro por cobrar ya, a la paciencia por esperar otro gobierno en la Argentina (o que éste termine antes, vaya uno a saber); y ya no tira cifras a la bartola sobre cuanto cree que le debemos por el 51 %.
Por algo será.
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